Tremenda intervención. El ex presidente José Mujica formuló una meditada y anotada intervención en el Senado el martes 20. Ese día la oposición intentó sin éxito formar una comisión investigadora sobre las súper bandas que actuaron en los 1990 bajo la presunción de que alguna de ellas estuvo ligada a tupamaros en tarea de recaudar fondos para el grupo.
Así lo escribieron Adolfo Garcé en el libro Donde hubo fuego, Federico Leicht en Cero a la izquierda y María Urruzola en Fernández Huidobro, sin remordimientos.
El primero de ellos, editado en 2006, no causó el revuelo del último. Entonces Mujica era un legislador, bien lejos de la presidencia y de convertirse en el factor de triunfo que es hoy para el Frente Amplio.
En su intervención, Mujica
admitió haber advertido que ex compañeros suyos podrían estar en algo raro luego que uno de ellos olvidara la cédula en un banco asaltado. Subrayó luego que, después de la dictadura, el MLN decidió jugarse a la legalidad "sin cartas en la manga" y advirtió que otros pudieron adoptar "otros caminos". Esos rumbos, dijo el ex mandatario, podrían atribuirse a una desviación "bandidista" o a otro proyecto político.
Estas expresiones están lejos de los desmentidos al barrer que había emitido y emite su organización política. Sin pruebas, es plausible que ex guerrilleros emprendieran el camino que mejor sabían para fortalecer financieramente una organización política. Y Mujica sostuvo que, en cualquier caso, no sabía y que, menos, tuvo responsabilidad. Además, ofreció declarar sin fueros frente a una Justicia que reabrió el caso a partir de una fiscal que se vio forzada a ello luego de una investigación periodística del diario El País.
De la intervención de Mujica surge que alguno estuvo haciendo "finanzas alternativas" con asaltos a
bancos en el espíritu de Robin Hood, que era ladrón (ver monólogo en La rebelión de Atlas de Ayn Rand). ¿Eran orgánicos del MLN o delincuentes fuera de la organización, como dice Mujica? ¿El ex presidente y los líderes estaban al frente de esa operación? ¿Conocían el asunto e hicieron la vista gorda? No se sabe, pero sería interesante saber, aunque aquellos
delitos prescribieran. Otra vez, es claro que esta curiosidad histórica para la oposición tiene fines políticos: horadar a Mujica y al Frente Amplio.
El ex mandatario se paró bien frente a la cuestión de fondo, en una posición defendible salvo que surjan pruebas en contrario. Además pudo enojarse con la atribución de que el MLN manejo millones de dólares al relatar cómo adquirió sus bienes. Su forma de vida habla por sí sola de que no ha empleado la política para beneficio personal.
Y además de todo esto repitió una vez más, ahora en el ámbito institucional del Senado, que
no será candidato a la Presidencia por segunda vez para evitar, dijo, una polarización del país. ¿Mujica es dueño de esa decisión? ¿Qué pasaría si próximo a las elecciones al Frente le va mal en las encuestas, Mujica crece en popularidad y se derrumban los candidatos alternativos? ¿Qué haría si está bien de salud y la procesión llega desde su chacra a la Ruta 1?
Hay muchas preguntas y respuestas en el aire.
Mujica es el guardián de sus secretos.