Los payasos de Cayó la Cabra

Espectáculos y Cultura > TEATRO DE VERANO

Murguistas más locos que una cabra

Cayó la Cabra presenta un libreto que por original para exhibir humor y ser contundente en la crítica puede ser considerado el mejor
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03 de marzo de 2013 a las 15:55

Cayó la Cabra por segundo año consecutivo compite en el Concurso de Carnaval en el Teatro de Verano. Antes participó cuatro años en la movida Murga Joven y al certamen de 2013 llegó tras superar la prueba de admisión. No tiene mucha historia, tampoco una gran hinchada, pero está en el lote de las más contratadas en los tablados. Por algo será.

Vestida y maquillada en muy buena forma –lucen como payasos– cantan claro y son dueños del texto más creativo de la categoría.

Justificó plenamente estar entre las 10 mejores en una performance mejor que la de títulos del prestigio de Araca la Cana, Curtidores de Hongos y Queso Magro, por citar solo unos pocos ejemplos.

Es quizá la murga más transgresora, al punto que en su presentación o en la retirada lejos de apelar a lo convencional –piezas habitualmente dedicadas a saludar al público y al carnaval o dejar un mensaje “prometiendo volver”– se dedican a criticar y, sobre todo, hacer humor cantando.

En la canción inicial no se salvan ni los periodistas. La murga canta: “Los comentaristas, de este carnaval, que no saben nada, y opinan igual, y solo el día, que canten o escriban, hablarán entonces, con más propiedad”.

Enseguida el coro de 17 murguistas aclara: “Estos charlatanes, tienen la tarea, de criticar cualquier cosa, sin propiedad alguna, en cambio la murga, tiene la tarea, de criticar cualquier cosa, sin propiedad alguna”.
También critican a quienes sostienen, con relativa razón, que el fuerte de las murgas de la movida joven no es cantar: “Puede que no entiendan, lo que le digamos, a veces nos dicen, que no modulamos, los segundos son, de la escuela de antes, por eso no meten, ni una consonante”, tras lo cual todos a propósito entonan como una cuerda de segundos sin que se les comprenda lo que dicen (ironía que luego reiteran en el saludo final).

La cabra quiere madurar
Madurar se titula el show de 2013. Y analizando el valor de alcanzar la madurez se van hilvanando relatos, críticas, humor y reflexiones.

El coro canta: “Vecinas, llegaron las cabras, les vamos, a decir la verdad”. Y nace un reparto de palos, por ejemplo a las promos 2x1 en las pizzerías, citando que madurar es no confundir Eduardo Acevedo con Acevedo Díaz o destapar de una la botella de Coca Cola de 600 con las tapitas nuevas y hasta se ríen de otro lugar común, cuando algunos conjuntos quedan congelados en el escenario del Ramón Collazo bajo una lluvia de papelitos: “Madurar es tirar en el final mucho papel picado…”, aunque en este caso los papelitos no aparecen pues uno de los murguistas olvidó llevarlos al Teatro de Verano.

También tienen un diálogo muy jocoso con el Estado, en algunos momentos con seriedad, con una ironía excelente, destacando que aprendieron su jingle en la escuela (aluden al himno nacional) o elogiando la “cuerda salva viejas” que según ellos puso el Estado en la plaza Independencia cuando uno de los últimos temporales, cuestionando el manejo del tema de la legalización de la marihuana y lo que el Estado hace para combatir las drogas: “Detienen a un camión, con un cargamento grosero, y el único preso, es el camionero”, y en una autorreferencia al mundo carnavalero justifican: “Hay mucho narco, que saca murgas, a respetar, ellos apuestan, por la cultura”.

Dice que no hay que sorprenderse por que la marihuana pase de ser prohibida a ser comercializada por el Estado: “Si el Estado drogas, hace rato vende, desde adolescente ya te da tabaco, desde adolescente te da alcohol barato, pero desde niño hasta viejos nos ha dado a la industria farmacéutica, para vivir empastillados”.

Concluye afirmando que fumar marihuana perderá gracia si no es ilegal y con un momento que genera carcajadas cuando uno de los murguistas protagoniza una ida al kiosco a comprar marihuana.
Se aprecia un rendimiento colectivo notable, con destaque para Lucas Pintos como director escénico, Virginia Gervasio y Massi Tuala, quien cuenta que se estrenará como padre y lo que involucra esa maduración, con momentos muy cómicos, como cuando se recrea una clase de parto, pero también invita a reflexionar sobre un tema inquietante para la juventud: cómo afrontar el ser padres; concluyen que tendrán que tener “como ocho mil laburos”.

Diversas situaciones, en ese caso de “inmadurez”, que suceden en los ómnibus son tratadas al final de un show que avanza a ritmo de vértigo y mantiene al espectador entretenido, corriéndose el riesgo de perder algunos mensajes si uno se distrae unos segundos.

Este elenco que ensaya en el Industria, que previo al debut en el concurso solo había hecho un tablado –un Rondamomo– y ahora suma más de 50 contratos (el año pasado hizo 36) no ganó nunca el primer premio. Quien sabe si lo conseguirá. No está claro que sea lo que más le importe. La tildan de irrespetuosa por cómo se presenta y se va del escenario. Pero logró un lugar en la preferencia del público, instalar su nombre en la lista de los elencos que más se piden desde los escenarios y generar una sensación de agrado en quien va al tablado si el pizarrón dice: hoy cantan “Las Cabras”.

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