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Murió el rey del que nadie podía hablar mal

Bhumibol Adulyadej, una especie de semidiós para los tailandeses, era considerado el único cimiento de una nación políticamente inestable
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13 de octubre de 2016 a las 15:05
Todas las cadenas de televisión de Tailandia interrumpieron este jueves sobre las 15.50 horas su programación y cambiaron los contenidos por una pantalla gris. Después de 70 años de un reinado que lo convirtió en el monarca más viejo del mundo, acababa de morir el rey Bhumibol Adulyadej, una especie de semidiós del que, en un país budista, nadie podía hablar mal.

En un país políticamente inestable y dividido, sus retratos están omnipresentes en todas las calles y el culto a la personalidad del rey se reforzó todavía más desde el golpe de Estado militar del 22 de mayo de 2014.

En Tailandia el poder de Bhumibol era inmenso. En ese país el rey, la reina, el heredero y el regente están protegidos por una ley que reprime los crímenes de lesa majestad, una de las más severas del mundo.

Además, desde la llegada al poder de la junta militar en 2014, las demandas se multiplicaron y las condenas se endurecieron.

La normativa también castiga con entre tres y 15 años de cárcel los insultos contra la familia real.
Pese a que el rey será sucedido por el príncipe heredero, Maha Vajiralongkorn, de 64 años, la falta de carisma y popularidad del nuevo monarca abren espacio a la incertidumbre.

Bhumibol murió después de ser sometido el sábado a una hemodiálisis para drenar líquido en su cerebro, lo que le provocó una marcada baja de su presión arterial.

El rey, hospitalizado casi ininterrumpidamente desde hace dos años -fue tratado recientemente por una infección pulmonar, problemas cardíacos e hidrocefalia- no había vuelto a aparecer en público desde hacía casi un año.

El único

Tenía 88 años y los tailandeses le consideraban el único cimiento de una nación políticamente inestable. Aunque no ejercía poderes políticos, el rey conservó en esta sociedad budista su imagen tutelar y protectora de sus súbditos.

Bhumibol Adulyadej subió al trono en 1946, tras la muerte inexplicada de su hermano, y muchos tailandeses no conocieron nunca a otro soberano.

Bajo su reinado, Tailandia transformó su agricultura bajo el principio de la economía de la suficiencia.

En 2006 el difunto rey recibió del entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, el Premio de las Naciones Unidas al Desarrollo Humano, como reconocimiento a los esfuerzos que realizó toda su vida por ayudar a las personas más vulnerables de Tailandia.

El final

La última década del reinado de Adulyadej estuvo marcada por una gran inestabilidad política, con dos bandos enfrentados: las élites ultramonárquicas (identificadas como los "amarillos") y los partidarios del exprimer ministro Thaksin Shinawatra (los "rojos").

El último de una larga serie de golpes de Estado ocurrió en nombre de la salvaguardia de la monarquía por unas fuerzas armadas preocupadas por blindar la escena política al acercarse la sucesión.

La consultoría BMI Research advirtió esta semana en una nota a sus clientes sobre el impacto económico que podría tener "un largo periodo de duelo" de varias semanas en Tailandia. El duelo puede afectar la provisión diaria de productos.

El jefe de la junta militar, el general Prayut Chan-O-Cha, anunció que el príncipe heredero Maha Vajiralongkorn sucederá a su difunto padre, e instó a la población a "un duelo de un año".
El príncipe menos conocido y venerado por sus compatriotas que su padre, y hasta ahora vivía la mayor parte del tiempo en Alemania.

El príncipe heredero, designado sucesor desde 1972,o pidió "tiempo" antes de ser proclamado rey. "El príncipe confirmó que es consciente de su responsabilidad como heredero, una vez llegue el momento adecuado" explicó el general en una cadena de televisión.

Inestabilidad

Aunque la continuidad en el trono está asegurada, según afirman la Casa Real y el gobierno autoritario, "la clave para entender la inestabilidad crónica y los enfrentamientos recurrentes en Tailandia durante la última década está en la rivalidad por la sucesión", advirtió el periodista Andrew MacGregor Marshall.

"Desde hace tiempo existe el temor generalizado a que el final del reinado de Bhumibol sea un tiempo de agitación", sostuvo MacGregor en su obra "A brief guide to Thailand's royal succession", que en español significa "Una guía sobre la sucesión real en Tailandia. La obra fue prohibida en el país asiático.

Por eso, en Tailandia, un país dividido donde el último tiempo los golpes de Estado fueron moneda corriente, se abre otra vez espacio la incertidumbre.

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