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Nacional posquinquenio aurinegro: Retorno a la gloria

En 1997 el tricolor logró el objetivo de cortar el sexenio de Peñarol y desde entonces Nacional ganó 10 títulos uruguayos, contra cinco de su máximo rival
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31 de enero de 2017 a las 05:00

Todo empezó con una votación perdida por el entonces presidente del Club Nacional de Football, Dante Iocco, quien propuso a Juan Martín Mujica como entrenador. Juntos habían logrado las copas Libertadores e Intercontinental de 1980, y el dirigente pensaba que Mujica era el hombre indicado para cambiar la historia desde el campo de juego. Pero en aquella flamante comisión directiva de 1998, que había conseguido los 11 cargos en las elecciones de diciembre de 1997 con el lema "Retorno a la gloria", la mayoría levantó la mano por Hugo de León. Un ídolo del club como futbolista, que no tenía pergaminos como entrenador. Apenas había dirigido, sin trascendencia, a Ituano y a Fluminense en Brasil, pero confiaron en su imagen y en su personalidad para terminar con el sufrimiento de los últimos cinco títulos consecutivos logrados por Peñarol.

"Nosotros queríamos cambiar a Nacional, que recobrara la mística que supo tener y que en los últimos tiempos había perdido. Por eso contratamos a De León, un hombre ganador", argumentó después de aquella temporada el vicepresidente Óscar Magurno. Junto al técnico llegó otro hombre empapado por la gloria en 1980: el preparador físico Esteban Gesto. En este caso sí se aceptó la propuesta de Iocco.

La primera decisión de De León fue borrar a la mayoría de los jugadores que integraban el equipo el año en que Peñarol logró el quinquenio, incluido Juan Ramón Carrasco, ídolo del club caído en desgracia después de convertirle un gol a Defensor que le dio oxígeno a Peñarol en su carrera hacia el quinto título. Así se marcharon, entre otros, Carlos Nicola, Juan Ravera, Mario Barilko, Tony Gómez, Fernando Kanapkis, José Luis Zalazar, Cono Aguiar y Carim Adippe. Se quedaron los futbolistas jóvenes que pertenecían a la institución, como Gustavo Munúa, Fabián Coelho, Jorge Delgado, Gianni Guigou y uno que había llegado a mediados de 1997, que poco tenía que ver con la racha adversa y que se trasformó, en aquel 1998, en un símbolo del triunfo y la alegría: Ruben Sosa.

De León acercó futbolistas que le cambiaron el perfil al equipo: Carlos Camejo y Marco Vanzini se transformaron rápidamente en baluartes del mediocampo, mientras que Mario Regueiro, Milton Tyson Núñez (un desconocido hondureño que llegó y resultó una pegada) y Sosa le brindaron la velocidad y los goles para que Nacional consiguiera el Campeonato Uruguayo de 1998, tras ganar el Apertura y el Clausura. El equipo albo sumó 50 puntos en la Tabla Anual, convirtió 51 goles y recibió 22; segundo quedó Peñarol, con 13 puntos menos.

Ese año Nacional también consiguió terminar con otra racha adversa. Desde la Copa Uruguaya de 1943 no ganaba los dos clásicos del año. Aquel equipo dirigido por Héctor Castro había triunfado 2-1 en la primera rueda y 3-1 en la segunda. El de 1998 ganó 2-0 y 4-2. "Ese fue otro de los hechos significativos: se ganaron los partidos que había que ganar y que le importan al hincha", expresó Iocco a la hora del balance.

En la cancha, Nacional alcanzó a recuperar la mística, cortar el sexenio aurinegro y comenzar una nueva época. En las últimas 19 temporadas (1998-2016) el tricolor se quedó con 10 títulos locales, contra cinco de su rival de todas las horas. En ancas de la recuperación deportiva en el ámbito local, la institución también inició una transformación social.

Con la presidencia de Eduardo Ache (2001-2006) se puso énfasis en el trabajo de las divisiones juveniles, lo que brindó un flujo de dinero que antes no había, transformándose el Gran Parque Central en un moderno estadio que hoy es orgullo de los hinchas. Con la llegada de Ricardo Alarcón al principal sillón de la sede de 8 de Octubre (2006-2009) se incrementó el caudal social para continuar con el crecimiento del club, que aún sigue.

El viernes 5 de diciembre de 1997 Nacional perdió 3-1 contra Peñarol por la final de la Liguilla de un año nefasto. Ocho días después, el sábado 13, unos 5.000 socios tricolores participaron de las elecciones que le dieron el triunfo a Iocco, quien prometió y cumplió: "No vamos a dejar morir a Nacional".

Esta nota forma parte de la publicación especial de El Observador por sus 25 años.

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