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Nicolás Jodal: un hombre renacentista

Maneja una empresa multinacional uruguaya y un auto de carreras. Tiene 400 empleados y 5 hijos. Conoce del campo de la informática y del campo de golf. Es un excelente lector y un libro abierto. Y vale la pena leerlo en esta entrevista de Seisgrados
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24 de noviembre de 2011 a las 16:37

Me doy por vencida. No hubo una sola pregunta de las que le hice a Jodal en la generosa hora y media que concedió a SEISGRADOS que él no se hubiera hecho antes. No es que tuviera todas las respuestas ni que quisiera aparentar tenerlas, es solo que el ingeniero de sistemas no para de “pensar sobre”, de cuestionarse, de intentar decodificar el mundo. Este mundo regido por la incertidumbre, donde la constante es el cambio.

“Hay gente a la que esa incertidumbre no le gusta para nada, a mí me encanta vivirla. Para mí el peor mundo es el estable. Porque cuando las reglas de juego no cambian, no hay oportunidades”, explica Jodal. Y, como sucede con prácticamente todo lo que dice, su explicación contiene claves que hacen elaborar y repreguntar a su interlocutor.

Y fuimos hacia la cuestión de lo efímero que puede ser el éxito en una empresa como Artech, su multinacional dedicada a la creación, innovación y comercialización informática. “En el software nunca podés decir: ‘Terminé esto, ya lo hice, ahora me dedico a esperar tranquilamente los años que me faltan para jubilarme’. Nunca parás, nunca tenés el cielo ganado”.

Ejemplo: Artech estaba trabajando para producir su SDK, un kit que permitirá a quien lo utilice programar sobre la herramienta GeneXus, que es la creación estrella de Jodal y Breogán Gonda, su socio en todos sus emprendimientos. Pero la coyuntura hizo que se cambiaran las prioridades, se dejara el SDK en suspenso y se hiciera foco en la nueva versión de GeneXus, Evolution 2, que tendrá la capacidad de generar aplicaciones para las tabletas y los smartphones.

“Es lo que se necesita ahora. En informática hay períodos en los que no pasa nada y de pronto cambia el escenario totalmente. Estamos en un momento muy especial, por la explosión de los smart devices”. El SDK es un producto que sirve para atraer nuevos clientes, en cambio hacer una nueva versión de GeneXus pasa por fidelizar y apoyara a los 84.000 desarrolladores y a las 6.500 empresas de 46 países que ya lo eligieron y lo utilizan.

“No me desconecto nunca, mi vida es estar conectado. A veces mis hijos me tienen que mandar un sms para avisarme que está pronta la comida, y estoy en mi casa”

“Ese era el dilema. Qué hacemos, nos concentramos en brindarles más apoyo tecnológico a los clientes que ya están o buscamos captar nuevos. Y nos decidimos por lo primero, porque el momento lo requería”. Como sucede por ejemplo con Windows, GeneXus –cuya primera versión se lanzó en 1989 y la última hasta ahora, X Evolution, en 2009–, necesita refrescarse para seguir teniendo vigencia. No hay una periodicidad determinada para ello. “Es variable. En este momento tenemos una enorme presión por lo que decía de los dispositivos inteligentes. Cuando digo que tenemos presión no es solo externa, también es interna. Yo soy el que está más apurado por sacar Genexus X Evolution 2 al mercado”, confiesa el VP de Artech.

Tenemos un problema… ¡Eureka!

Ya pasaron más de dos décadas desde que Jodal y Gonda crearon GeneXus, que básicamente es una herramienta para facilitar procesos y operaciones que se adapta a las necesidades de cada empresa que la utilice. “Estábamos haciendo un trabajo de consultoría en San Pablo, y algunas cosas salían y otras no. Entonces se nos ocurrió hacerlo de una manera un poco más industrial. En realidad, solo queríamos resolver un problema, nunca tuvimos la visión de hacer eso o hacer lo otro. Paul Graham dice que ese es el camino correcto. No trates de crear una empresa, tratá de resolver un problema. En retrospectiva fue lo que nos pasó a nosotros. Hay quienes dicen: ‘Yo quiero tener una empresa, un escritorio de este tamaño [hace un gesto ampuloso con las manos] y el auto. En cambio, nosotros decimos: ‘Estas personas tienen un problema, y nosotros se lo podemos resolver’”. Cuando se le pregunta por qué GeneXus se merece, además del éxito que tuvo desde el principio, el premio nacional de Ingeniería que recibió, Jodal asegura que se debe a que “es una tecnología en la que nosotros decimos que en generación de programas para sistemas comerciales somos número 1 a nivel mundial. Lo podemos fundamentar, por la cantidad de países en los que estamos, el tiempo que hace que existimos, la complejidad de los sistemas que hacemos. Así que, desde el punto de vista de la ingeniería, es una obra sofisticada de la cual estoy muy orgulloso”.

Artech es una empresa multinacional desde Uruguay con filiales en Estados Unidos, Japón, Brasil, China y México, que factura más de 20 millones de dólares anuales. Pero Jodal explica que es imposible conocer la cifra con exactitud, “porque el mecanismo empresarial que tenemos es de spin off. Hay una empresa central que es Artech, pero además hay un montón de otras empresas en las que Breogán y yo somos socios también, pero que son independientes. Como organización es bien sofisticada, no hay una consolidación”. Es compleja, pero tiene solo dos directores.

Tratándose de una empresa tan exitosa y además dedicada al software, que es un llamador de inversores, es lógico pensar en cotizar en bolsa. Jodal lo descarta como si fuera un principio empresarial: “No tenemos ningún interés en que la empresa sea pública porque si lo sos terminás adoptando una mentalidad cortoplacista. Tenés que rendir cuentas que se reducen a cuánto vendiste y cuánto ganaste. Pongo un ejemplo. Con lo de las tabletas nosotros tomamos la decisión que sentimos que teníamos que tomar. Y no me tuve que sentar en una reunión de accionistas a explicarles que íbamos a invertir un montón de dinero en algo que no se sabe cómo va a salir. Si sos una empresa pública, seguro que viene alguien a preguntarte ‘¿Y usted cómo sabe que hay que hacer eso?’. Y la respuesta es ‘porque lo siento así’. Son cosas basadas en intuiciones”. Que Artech sea pública no estará nunca en los planes, ¿y venderla? “Mucha gente ha tenido interés en comprarnos. Para nosotros esto no es un negocio, es parte de nuestra vida. Es una creación que queremos seguir manteniendo mientras podamos hacerlo. Hay gente que tiene la mentalidad de crear algo, venderlo y pasar a otra cosa. No tengo nada en contra de eso, solo que yo no soy así, soy un empresario de largo plazo”.

Pienso, y en ese momento existo

Jodal corre en el campeonato nacional de automovilismo de velocidad. Y también juega al golf. A los dos los practica con una seriedad y una dedicación total. “Lo primero que me atrae de ambos es que son muy difíciles. Requieren dos tipos distintos de cosas, pero ambos son un ejercicio intelectual. Y es sofisticado, aunque no parezca. En los dos la toma de decisiones es muy importante, aunque es de naturaleza diferente. En un auto de carrera, la toma de decisiones no pasa por el cerebro. A veces voy en el auto y veo moverse a las manos y digo: ‘Mirá lo que estoy haciendo’, las veo como si fueran de otra persona. El auto se empieza a perder y movés las manos para corregirlo, pero lo hacés antes de que sea algo consciente. Es un proceso muy rápido de toma de decisiones. En el golf es al revés. Entre dos golpes caminás y pasan 3 o 4 minutos. Lo más probable es que al siguiente golpe llegues con la cabeza hecha un bombo. Además, se te arma lío entre irte al pasado o al futuro: ‘La última vez que le pegué acá la dejé en la laguna’ o ‘Pá, si le pego bien y la dejo quedo a un golpe de ganar el campeonato’. Cualquiera de las dos cosas te mata. Lo mejor es estar en el presente. Todos los golfistas tienen sicólogos, y todos les dicen lo mismo, todo el entrenamiento es nada más que para que los tipos estén en el presente. En cambio en el automovilismo todo es presente. Me parece que lo más difícil del automovilismo en pista, que es el que yo hago, es saber qué es lo que está pasando, dónde está cada uno, dónde se está moviendo. Porque la carrera es algo muy confuso. Es lo que da el diferencial a los mejores, no ser los más rápidos, sino saber qué pueden hacer en ese ambiente de confusión. Hay mucho ruido, mucho calor y mucho olor. Es un ambiente muy inhóspito en el que tenés que pensar”.

Y esto del automovilismo se parece a otra carrera, la de la competencia en informática, mucho caos, mucho ruido y hay que actuar en velocidad y saber percibir a los competidores. “Sí, claro, saber dónde están todos. Yo lo que hago es leer mucho. Le dedico tres o cuatro horas por día a leer noticias de lo que está pasando en el mundo. Y con el paso del tiempo tenés una percepción real, no de lo que se dice, porque todo el mundo dice cosas, sino de lo que realmente es. Qué competidor es de verdad, si lo que dice va a ser así, quién desea algo pero no puede. Aprendés de tanto tiempo de estar en lo mismo. Así avanza la tecnología, mirando a los demás”.

Lecturas y conexiones

“Soy básicamente curioso, y soy un lector compulsivo”, dice quien lee desde ficción hasta libros científicos, pasando por revistas de chismes y hasta el diario todos los días. Esto último lo hace en una sala con un ventanal con vista al verde en las oficinas de Artech de Zonamérica, en el mismo sillón donde estaba sentado para la entrevista. “Todas las mañanas leo El Observador en papel sentado acá, mientras me tomo un café. Es una costumbre que heredé de mi padre, que me decía algo que me quedó grabado: ‘En el diario está todo lo importante, pero nunca está en la tapa, no le hagas caso a los titulares’”.

El Kindle le proporcionó una solución a Jodal, que no subrayaba los libros en papel porque sentía que los “estaba hiriendo. Aunque me animara a hacerlo, si voy al sicólogo y me convence que lo puedo subrayar, que no es un objeto vivo y que no lo lastimo, no me serviría de nada, porque con quién lo comparto. En cambio el subrayado que hago yo en los libros después los comparto con gente. Algunas las mando a Twitter y otras a un Wiki de Artech, que tiene cinco años y más de 15.000 artículos”.

La creación no es mensurable

Pienso en que las oficinas de Artech están en el grupo de edificios que Zonamérica bautizó Silicon Valley, y veo el entorno de gente distendida trabajando en planta abierta, con algunas salas separadas por cristales que están llenos de fórmulas escritas con marcadores, como si fueran pizarras. Pienso en que las empresas dedicadas a cuestiones creativas e innovadoras se ven así. Y le pregunto a Jodal por qué.

“En Artech no hay horario, tenemos un Wii, podés encontrar gente en Facebook. Creemos en la libertad. Porque acá lo que importa es que al tipo se le ocurran ideas. Y no hay un método para eso. Entonces vos lo que podés hacer es crear un clima para que, si tenés suerte, se creen cosas. Prohibir y hacer marcar tarjeta mata a la creatividad, eso es seguro”.

Y entonces, ¿cómo se mide el rendimiento de un empleado? “Con la nariz. Las personas no son recursos. Los humanos no son recursos. Una de mis charlas se llama así. Una vez me dijeron que ya no se hablaba de recursos humanos, sino de capital humano. Peor. Antes decías que eran tornillos y ahora decís que son plata [risas]. Las personas son seres sofisticados, complejos y no existe una forma objetiva evidente de medirlas. Hay gente que es buena porque se le ocurren ideas, otra porque critica las ideas de los demás, otra porque hace que se realicen las ideas. Cada persona es diferente. Me parece que un equipo de desarrollo es parecido a un grupo de rock, porque va más por ‘yo quiero tocar con esta persona’ que por ‘tengo un perfil de cargo y lo lleno con alguien’. Yo digo que quiero tocar con este flaco y él se va a ir acomodando en la orquesta de alguna manera, quizá se cambie de instrumento en algún momento, pero se integra”.

“Mi memoria es relacional. Hay gente que ve las fotos y encuentra las diferencias, yo soy malo para eso, soy bueno al revés, para encontrar las coincidencias. Me parece que todo está relacionado”

Con 50 años y más de 20 de ellos con Artech, le pregunto a Jodal dónde encuentra él la motivación. “La motivación la llevo adentro. Hay cosas que me van enganchando y sigo. Lo que aprendí con el tiempo es a no forzarme cuando no estoy motivado. Las primeras veces me preguntaba qué me está pasando. Después entendés que es un proceso natural, que vos no podés estar todo el tiempo a fondo. En general, trato de leer otras cosas, hacer cosas totalmente diferentes, salir y después volver. Pero no tengo un método para la motivación. Lo que me pasa es que tengo muchos temas sueltos. Pasan años y de repente hay uno que vuelve, y ahí lo agarro y avanzo y me tranco. Siempre tengo varios temas que están durmiendo hasta que les llega el momento”.

Entonces habría que saber qué tiene Jodal en la cabeza en este momento, para ver las pistas de lo que va a hacer. “No es una época de pensar nuevas ideas, sino de concretar las que tengo. Qué tengo en la cabeza ahora: el generador de smart devices. Después de que lo entregue viene la parte divertida, en la que me pregunto ahora qué puedo pensar”. Entonces, nos guardamos la pregunta para después de que GeneXus Evolution 2 esté en el mercado. Esperemos que sea pronto.

Punto para Gonda

La historia de cómo se conocieron los ingenieros Jodal y Gonda, dueños y directores de Artech, una empresa que factura más de 20 millones de dólares anuales, y creadores de GeneXus, una tecnología de generación de programas que recibió el premio nacional de Ingeniería a poco de ser inventada, tiene algo de argumento de película. “Él era el jefe del centro de cómputos de la Caja de Jubilaciones, que en la década de 1980 era uno de los más importantes del país. Así que era una de las figuras más importantes de informática del Uruguay. Y yo era administrativo sexto en la Caja, lo que se traduce como ‘el último orejón del tarro’ [risas]. A mí me gustaba leer revistas de informática, pero en ese momento era muy difícil acceder a ellas. De hecho llegaban a Uruguay cuatro o cinco meses después de haber sido publicadas. Yo descubrí que Breogán [Gonda] las recibía. Me hice amigo de su secretaria, y entonces ella me avisaba que estaban las revistas y yo las leía antes que él, obviamente sin que él lo supiera. Un día llego al trabajo y me dicen que me estaba esperando el director. Pensé: ‘Me descubrió, soy boleta. Me mandan al archivo’. Pero no, Breogán tenía curiosidad por conocer al que le robaba las revistas, no estaba enojado, lo intrigó. Ahí aproveché la oportunidad y le pregunté qué estaba pasando con la informática, empezamos a encontrarnos para charlar y ahí surgió”.

Banda ancha

“No quiero entrar en la discusión de si en Uruguay estamos bien o mal de ancho de banda, si está barato o caro. Digo que yo quiero que tengamos cada vez más. Además, digo que cuanto más tengamos más vamos a querer, porque se nos van a ocurrir más usos. Planteado así es un problema enorme. Se necesita la infraestructura digital, que es tan relevante como la física. Le tengo mucha fe a eso que están haciendo con la fibra óptica”.

Banda elástica

Jodal tiene siempre una bandita elástica, que compra en Estados Unidos porque encontró un tipo que no engoma los dedos, dando vueltas en su mano. Lo de la gomita es de hace seis años. Antes, hacía lo mismo con la alianza de matrimonio. Y antes de ésta, atornillaba y desatornillaba un tornillo y una tuerca.

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