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Nilson fue profeta en su pueblo

Crónica del regreso del ganador de MasterChef al movilizado departamento de Florida
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27 de julio de 2017 a las 05:00
Nilson Cronica
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Las personas siempre necesitan héroes, sin importar si estos vienen de la guerra, del fútbol, o de un certamen televisivo de cocina. En el departamento de Florida, Nilson Viazzo es el nuevo héroe. Humilde, tranquilo, y metódico, el carpintero de pueblo Mendoza conquistó el corazón de los seguidores de MasterChef y emocionó a un pueblo entero con su victoria del pasado lunes.

Este miércoles por la tarde en el cruce de las rutas 5 y 11 había gente esperando para festejar. Banderas, globos y caras expectantes auguraban una noche de celebración.

Más adelante, donde estaba planeado que Nilson hiciera su primera parada, el comisario Wilson Aquino ultimaba los detalles. "Vamos a entrar a Mendoza, después seguimos a Florida", dice por celular.

Aquino fue uno de los tantos compañeros que siguieron atentamente MasterChef. "Esto salió de un grupo de Facebook, la gente se sumó. Vamos a ver cómo sale la organización", comentó mientras se asomaba en la ruta para ver si viene el homenajeado.

Más cerca de él estaban Alberto Viazzo y su señora Olga, los padres de Nilson, que hablaban con la Policía Caminera para ajustar los últimos preparativos para la llegada.

"Era bravo verlo con él porque teníamos que aguantarnos de preguntarle cómo le había ido", dijo el padre.

A las 18, desde lo lejos, se vio llegar el auto que traía a Nilson junto a su familia. Calmado, casi inexpresivo, se bajó el ganador de la primera edición de MasterChef Uruguay. Inmediatamente lo rodearon sus familares y amigos y las lágrimas, por fin, aparecieron en el rostro del campeón.

"¡Cómo nos hiciste llorar, Nilson!", gritó una de las vecinas que lo esperaba junto a su familia.
La verdadera fiesta comenzó en Mendoza, su pueblo de residencia. Allí lo esperaron con más carteles y más emoción. Y también una que otra sorpresa.

Nilson llegó encabezando una caravana, subido a la caja de una camioneta roja. Las bocinas de los autos lo precedieron y él ,con el trofeo en alto, saludó a todos.

"Mendoza explota de emoción por vos, Nilson", decía uno de los carteles que se veían a lo largo de la ruta.

Ya en el pueblo, Nilson bajó a la calle, en el momento que las sombras del atardecer comenzaban a dominar la escena. Junto a su familia, el homenajeado se dirigió a la iglesia del pueblo.

De repente, en medio del griterío, un violín comenzó a sonar dentro de la iglesia. Un veterano tocó los primeros acordes del himno a la alegría mientras el murmullo bajaba desde la calle, para luego convertirse en un estruendo con decenas de personas marchando con banderas, bombos y carteles con el rostro del carpintero de la comisaría del pueblo.

Nilson Cronica 2
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Todos corrieronn hacia él, que abrió los brazos y parecía querer agarrar a todos por igual. Fotos, carteles, llantos y el comienzo de la verdadera caravana con destino a Florida.

Hacia San Cono

En la ciudad de Florida reinaba la misma ansiedad. Niños, jóvenes, adultos, todos esperaban que Nilson llegara. "¡A 50 pesitos la vincha de Nilson!", gritaba un oportuno vendedor ambulante.

De a poco, las luces y el ruido de la caravana se empezaron a divisar desde la primera loma de la ruta. "¡Llega Nilson! ¡Llega Nilson!", gritó una niña mientras corría por la calle buscando a su madre. La policía, mientras, custodiaba el lugar.

Cuando llegó, se desató la ciudad, los medios corrieron a entrevistarlo desde la camioneta, la gente le pedía fotos y Nilson le decía a todos que sí, con la misma humildad que mostraba en la televisión.

En Florida, la caravana se agrandaba cada vez más. Cuadras de autos siguieron a Nilson por toda la ciudad. En las veredas la gente tiraba bombas, agitaba la bandera de Florida y festejaba.

"No recuerdo algo tan grande, tal vez, por algún logro deportivo. Audiencia, acá estamos todos por Nilson, sin colores partidarios ni diferencias", dijo mientras manejaba su auto en la caravana un periodista radial local.

El final de la caravana, sobre las 21, fue San Cono. En la escalinata del icónico templo floridense, Nilson miraba a la gente y no podía creerlo.

"Soy un tipo común, como ustedes, uno al que le pasó algo increíble", dijo entre los cánticos que se hacían escuchar.

Mientras las campanas de la iglesia sonaban en toda la ciudad, Nilson entró acompañado por la gente. Se dirigió a la estatua de San Cono y después de dar las gracias habló con la prensa que lo rodeaba.
Las campanas siguieron sonando después de un rato largo pero de a poco la gente se fue retirando. La paz característica de las ciudades del interior volvió y con lentitud volvió a dominar la ciudad de Florida.

Nilson continuaba sacándose fotos con la gente, pero ya eran menos. El torbellino de emociones que azotó la ciudad de Florida y el pueblo de Mendoza se fue apagando a su alrededor.

Quizá para más de uno la reacción fue exagerada. Un departamento entero movilizado solamente por un concurso de cocina y su ganador. Para los floridenses, en cambio, no fue nada tonto. Florida se fue a dormir después de una noche de festejos merecidos. Su héroe, Nilson, el que se define como uno más, uno común, también, después de la noche más inolvidable de su vida.






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