Luana, una niña transexual de seis años, inició hoy su trámite para rectificar su identidad, sin necesidad de recurrir a la Justicia, informó La Nación.
La menor nació con genitales masculinos, y desde que empezó a hablar se identificó como “una nena trans”, contó su madre.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, autorizó el trámite al respaldarse en la ley de identidad de género que se sancionó el año pasado. La ley establece que los transexuales, travestis o transgénero pueden inscribirse con el nombre y el sexo que elijan.
La autorización fue adjudicada luego de que la historia de Luana tomara público conocimiento, cuando la madre envió una carta a la presidenta Cristina Fernández para pedir por el cambio de identidad.
En varias instancias previas se había negado a la madre la rectificación del documento, con el argumento de que la niña era menor de 14 años y no tenía capacidad de decidir por sí sola.
Sin embargo, la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia dejó sin efecto dicha argumentación ya que, según expresó el dictament, los niños tienen “capacidad progresiva para dar su consentimiento”.
El titular de la Comunidad Homosexual Argentina, César Cigliutti, indicó que se trata de un hecho “histórico”.
En junio, el Estadio de Colorado (EEUU), había reconocido el derecho de Coy Mathews, de seis años y nacido varón, pero que se siente y viste como una chica, a usar el baño para niñas de su colegio de educación primaria.
Sus padres, con la ayuda del Fondo de Defensa Legal y de Educación de Transgénero), interpusieron una demanda por discriminación, hasta que el Departamento de Derechos Civiles de Colorado se puso de su parte. “Dado el desarrollo de las investigaciones sobre el desarrollo de las personas transexuales, compartimentar a alguien como un niño o una niña basándose solo en su anatomía visible es una forma simplista de afrontar un asunto complejo”, afirmaba el informe de este organismo, coincidente con un debate científico que, aunque no reúne consensos, cada vez más defiende la hipótesis de que los transexuales no sean vistos como enfermos mentales.
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