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Niños de la droga condenados a transar

No es nuevo para el gobierno la utilización de escolares como mulas de narcos, pero la principal respuesta estatal sigue siendo el policía que patea la puerta
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29 de julio de 2016 a las 05:00
La utilización de niños para transportar droga de un barrio aparece como otra rajadura en el tejido social, una derrota frente al narcotráfico. El Ministerio del Interior repasó en enero el avance del narco en los últimos años. "Llegaron los crímenes por ajustes de cuentas, las luchas por territorios, los conflictos entre delincuentes, el crimen organizado con alto poder de fuego". El ministerio aseguró en aquel editorial que "ha venido advirtiendo y actuando en consecuencia a esas advertencias". Sin embargo, aunque el golpe del narcotráfico sobre niños y adolescentes fue advertido años atrás, la respuesta estatal ha sido más violenta que reparadora.

El entonces director de la Policía Nacional, Julio Guarteche, aseguró en octubre de 2013 que "hay niños que están condenados desde pequeños, desde que nacieron por haber nacido en el lugar en el que lo hicieron". Guarteche comentó entonces en una conferencia organizada por la Academia Nacional de Medicina que estos niños "son expuestos a los químicos en las bocas de distribución (...), a sustancias químicas que son enormemente dañinas", informó Búsqueda el 28 de noviembre de 2013.

En los últimos años se pasó de la convivencia de los niños con el narcotráfico a la utilización de los pequeños como mulas. "Los niños también suelen ser utilizados para transportar drogas; a veces vestidos de escolares y con sus mochilas, pasan droga de un barrio a otro", dijo el subsecretario del Ministerio del Interior, Jorge Vázquez, en la Comisión de Constitución y Legislación del Senado el martes.

El director de la Dirección General de Represión del Trafico Ilícito de Drogas (Dgrtid), Walter Menéndez, dijo ayer en El Observador TV que "en una oportunidad un niño de 11 años iba en un ómnibus transportando droga para su abuelo; y en otra oportunidad la madre, para distribuir la pasta base, llevaba las dosis entre los pañal de su bebé que tenía menos de un mes".

Estos casos no son necesariamente recientes. El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, planteó que desde que estaba Guarteche en la Dgrtid (2005-2010) se ven este tipo de casos. "Cuán generalizado está eso yo no puedo establecerlo", agregó el ministro.

Luego de visitar México, Guarteche planteó en 2013 su preocupación por la respuesta estatal que se le daba a esos niños. "No tocamos la puerta cuando vamos a un lugar de distribución de drogas, sino que la visión que tienen del Estado estos niños es un policía pateando la puerta y entrando con un arma larga a ese lugar", explicaba Guarteche, que murió en junio de este año.

Por su parte, Bonomi respondió ayer que "esos niños ni saben que están cometiendo un delito". Lo que saben, seguramente, es que desde el Estado la respuesta no ha sido la adecuada.

En ese sentido, el Parlamento estudia un proyecto de ley que encarga al Ministerio de Desarrollo Social el cuidado de estos niños y de las mujeres que suelen perder su fuente de ingreso cuando su pareja cae en prisión. El plan busca cortar la cadena de reproducción de las bocas de pasta base.

Denuncia sobre niños adictos

Algunos actores consideran que la respuesta al problema es tardía. Consultado sobre la participación de niños en el tráfico de drogas, Elías Portugal, dirigente de la Federación Uruguaya de Magisterio, dijo a El Observador que el sindicato está al tanto de la situación. "Como sindicato lo sabemos porque estamos ahí todos los días, pero nunca recibimos una denuncia puntal. Todos los actores políticos y sociales lo saben también. Lo que falta es una acción efectiva de parte de los organismos del estado, como INAU, ANEP y Ministerio del Interior", expresó.

"También sabemos que los niños están volviéndose adictos a los 10 ó 12 años. El tema es que tienen cierta prevalencia porque las madres fueron consumidoras cuando estaban embarazadas", agregó el dirigente sindical.

El avance del narco

La presencia del narcotráfico en Uruguay tiene décadas y las estrategias gubernamentales para combatirlo han ido cambiando con los años. Durante los dos primeros gobiernos del Frente Amplio, la Policía aumentó exponencialmente la cantidad de droga incautada. En el gobierno de Jorge Batlle (2000-2005) se incautaron 161 kilos de cocaína. En el primero de Tabaré Vázquez (2005-2010), 2.300 kilos y en el de José Mujica (2010-2015), 3.276 kilos.

La estrategia durante los últimos años fue desarticular a las grandes organizaciones. "Hubo una intención fuerte en el período 2005-2010 de instalarse las organizaciones internacionales en este país para utilizarlo como tránsito. Yo creo que fracasaron sistemáticamente", dijo el lunes a El Observador el subsecretario Vázquez.

Junto a este intento de instalarse, llegaron las amenazas y los planes de los narcotraficantes para asesinar a los jerarcas de la Policía y el Ministerio del Interior. Al mismo tiempo, desde principios de siglo entró la pasta base al mercado y, con ella, un pelotón de adictos dispuestos a robar y matar a cambio de una lágrima más.

A medida que la Policía incautaba cada vez más cocaína y marihuana, los narcos ganaban territorio y se disputaban el mercado, al punto que Bonomi anunció en febrero de este año que el enfrentamiento entre delincuentes llegó al grado de "guerra". Las deudas y la lucha por conquistar los barrios se tradujo en ajustes cuentas y en la instalación del sicariato.

Pero como habían pronosticado Guarteche, Bonomi y Vázquez, este enfrantamiento iba a cobrar la vida de inocentes. Una pareja de paraguayos –vinculada al tráfico de drogas– fue acribillada a balazos en febrero en la avenida Giannattasio y la camioneta que conducían atropeyó a una adolescente que falleció. Marcela, de 16 años, no ha sido la única víctima ajena a las transas.

Cambio de estrategia


El gobierno tomó algunas medidas durante estos últimos años para combatir este avance. Incorporó tecnología para investigar e instaló inhibidores de celulares en las principales cárceles del país desde donde los narcos manejaban las organizaciones. Además, el presidente Mujica impulsó la ley de regulación del mercado de la marihuana, para retacearle a los narcos una parte del negocio.

Mientras los gobernantes responden, los narcos preparan sus antídotos. El fiscal Juan Gómez, que trabajó cuatro años en Crimen Organizado y hoy se desempeña en el oeste de Montevideo, dijo a El Observador que cada vez más los delincuentes "fraccionan los cargamentos y utilizan múltiples mulas para reducir los riesgos" en caso de ser detectados.

El cambio oficial más notorio se dio a nivel de estrategia. Al asumir en 2015, el presidente Vázquez ordenó atacar las bocas de pasta base para reducir el delito que la circunda: hurtos, rapiñas, homicidios. Por esa estrategia ha aumentado la cantidad de personas detenidas y procesadas, cayó la cantidad de droga incautada y varios niños han quedado a la deriva.

"Hace muchos años que la Policía (...) dice: 'Realizamos un operativo con tal éxito. Detuvimos a cinco personas y dejamos a cuatro o cinco chiquilines sin padres'", dijo Vázquez en la comisión del Senado el lunes. El gobierno apunta ahora a darle cobijo a esos niños para romper la cadena.

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