“Nosotros vibramos por crear compañías"

El empresario aportaba en lo que podía hasta que decidió hacerlo de forma más institucional y crear una Company Builder (“constructora de compañías”).

Este proyecto se denominó ThalesLab en honor al filosofo griego Thales de Mileto, primero en usar la filosofía para algo práctico y tangible.

Comenzó a funcionar a principio de año y lo lleva adelante con la CEO de Greentizen (plataforma social ecológica) y experta en consultoría de Regulación de Telecomunicaciones de América Latina, Sylvia Chebi.

Esta startup se dedica a crear empresas tecnológicas innovadoras. Por el momento, participa en siete proyectos de diversos rubros.
Funciona de la siguiente manera: un emprendedor se acerca y presenta su idea en etapa temprana.
De estar ThalesLab interesado, se le ofrece una pequeña inversión por un porcentaje de la empresa –el monto difiere en cada proyecto–.

Más que un asesor

Al emprendedor se les brinda varios servicios como asesoramiento para refinar la idea, crear una estrategia, modelo de negocio, mentoría y se pone a disposición una red de contactos.

La Company Builder se involucra en cada startup, oficiando como cofundadora para impulsarla. Se reúnen de forma periódica, se fomenta a que se junten entre los emprendedores y se invitan a referentes del ecosistema para que brinde charlas.

No se ofrece un lugar de oficina a menos que sea esencial. En ese caso, se evalúa alquilar un espacio en un coworking.
Si bien tiene algunos puntos en común con una aceleradora, esta modalidad difiere en varios aspectos. En primer lugar, no funciona a través de llamados, sino que la gente puede postularse cuándo desee. No hay una instancia de demoday para presentar todos los proyectos ni tampoco es un programa a término.

Se acompaña al emprendimiento cuanto sea necesario.
Un dato peculiar es que aceptan startups que no tengan un buen modelo de negocio y hasta las que carecen de uno. En ese caso, se les ayuda a idearlo.

Asimismo, apoyan spin off –proyecto nacido como extensión de otro anterior–, de hecho, algunos provienen mismo de la compañía de Jodal, Artech.

Se los acompaña desde el inicio de la idea para que, en algún momento, se convierta en una compañía autónoma. En ese caso, el emprendedor se presenta con la empresa madre.

Esta decisión se debe a que cuando un empleado valioso tiene una idea de negocio tiene que optar por abonar su trabajo o la idea.
“En cualquiera de los casos ambos pierden”, sentenció Chebi. Por tanto, agregó que cuando el talento es bueno, y la idea también lo es, se recomienda que la empresa madre apoye a ese emprendimiento.

“No es algo fácil, pero Nicolás (Jodal) tiene mucha experiencia con eso, con casos exitosos como K2B. Usamos ese know how para desarrollarnos en ese aspecto”, señaló la directora ejecutiva de la firma.

ThalesLab invierte una pequeña cantidad, y luego se vincula a la startup con un grupo de inversionistas que son parte de la compañía. Para ello se realiza una reunión cerrada, en la que se junta a ambas partes. Como contrapartida se les pide que, más adelante al momento de hacer una nueva ronda de inversión, los que conforman ThalesLab tengan prioridad.

Sin show

Los directores resaltaron que están más concentrados en la idea y las personas que en el show. Ese es uno de los motivos por el que no hacen un demoday. Aclararon que no les interesa que los emprendedores sepan hacer un buen speech.

“Muchas veces, consigue más apoyo el emprendimiento que tiene un buen presentador, si quien lo presenta es buen actor, y no el de la mejor idea. Nosotros no miramos eso. Sí los ayudamos a que puedan comunicar su idea a clientes, socios estratégicos y a inversores; pero priorizamos la persona detrás”, aseguró Jodal.

El foco

A la Company Builder le interesan los proyectos de tecnología, sobre todo de software, que no sean intensivos en capital pero sí innovadores y que quienes lo dirigen tengan expertise. “Buscamos que los emprendedores que vienen sepan mucho del tema, que sean especialistas. O porque tienen experiencia laboral o porque les gusta y son fanáticos”, resaltó Chebi.

Jodal agregó que les atraen los proyectos disruptivos: “De esos que se piensan que son imposibles de hacer”.
No apuntan a una gran cantidad sino enfocarse en pocos para aportar valor real y comprometerse con cada startup.

Por el momento, son todas empresas uruguayas, pero no están cerrados a otros países. Además, las que se presenten tienen que tener ambición mundial, no local. “Por ahora solo hemos invertido en Uruguay, pero por una cuestión de cercanía”, aseguró el director de Artech.

“Nosotros vibramos por crear compañías. Vivimos en un mundo de disrupción donde el software está invadiendo el mundo y nosotros queremos ayudar al proceso de crear compañías que creen riqueza”, expresó Jodal.

En la actualidad, apoyan a proyectos variados: de fútbol, pagos móviles, una plataforma que permite crear apps a partir de una planilla de Excel, una aplicación para el agro, un índice para videos y dos que refieren al ecommers. “Con eso nos divertimos”, afirmó.

La persona adecuada

La idea de fundar una Company Builder rondó por mucho tiempo en la cabeza de Jodal.
No logró concretarla hasta encontrar a la persona indicada. Considera que los proyectos dependen mucho de la gente detrás y hasta que no conoció a Chebi, no se le ocurría en nadie con el perfil que deseaba para encararlo.

Se conocieron hace tres años con Greentizen, una red social ecológica basada en la obtención de puntos que se generan cuando el usuario notifica que realizó una de las acciones propuestas, en la que ambos participaron.

A Jodal lo convencieron algunas características de la personalidad de Chebi, en especial, su experiencia y visión generalista para poder identificar oportunidades.

“En esto tenés que tener una visión muy amplia. Te vienen a hablar de temas de cualquier tipo”, resaltó. Añadió que también es esencial la experiencia en habérsele clavado muchas flechas en la espalda, en referencia a los golpes y caídas que acompañan a la actividad del emprendedor. “Eso es muy valioso al momento de ayudar a alguien que recién comienza”, especificó Jodal.

En paralelo, Chebi compartía el deseo de crear este tipo de proyecto. Un día, el fundador de Artech le pidió una reunión para conversar sobre una idea que tenía.

Entre ese momento y el que efectivamente transcurrió la reunión, la CEO de Greentizen se quedó pensando en qué le podría proponer y se convenció de que sería hacer una Company Builder.
Se lo anotó en el celular para que, si le embocaba, le creyera. Al estar en lo cierto se lo mostró, recordaron entre risas.

Aprovechar la experiencia

Compartir esa idea no fue casualidad, sino producto de su experiencia.
“Había que explotar todo lo que aprendimos con Greentizen y otros emprendimientos. Usarlo solo para uno o dos proyectos era casi como malgastarlo”, aseguró Chebi.

Desde la propuesta –realizada en setiembre del año pasado–, hasta que comenzó a funcionar pasó un tiempo y se refinó el proyecto, ya que “ThalesLab es una startup en sí misma”.

En este proceso, no contaron con la ayuda de ninguna institución, pero sí de varios amigos que decidieron invertir en ThalesLab.
Su motivación diaria es crear compañías. “Nosotros nos sentiríamos de lo más orgullosos si, dentro de cinco años miramos para atrás, y vemos que ayudamos fundar varias compañías. Eso es lo que realmente nos mueve”, expresó Jodal.