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Aquel sábado 14 de marzo, sin fútbol por la suspensión la actividad tras conocerse los primeros casos de infectados de coronavirus en Uruguay, se transformó en una buena ocasión para que los amigos se juntaran a jugar a las cartas.
Como lo hacían siempre, una vez por semana, en tiempos en los que la sociedad no sabía de límites en el vínculo entre sus pares, tenían una buena excusa. Conga, fútbol, básquetbol y el reencuentro de amigos.
El viernes 13, cuando el gobierno anunció las medidas y la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) comunicó la decisión de cancelar la cuarta fecha del Torneo Apertura, acordaron que el sábado de tarde pasarían cuatro o cinco horas jugando a las cartas.
Lo que nunca nadie imagino fue que esa partida de cartas, se iba a transformar para los cinco en un viaje al drama del coronavirus, que terminó con la muerte de José “Pino” Marciano, vicepresidente de Rentistas, con un segundo de los que estuvo allí aún internado en CTI y los otros tres dieron positivo, pero no llegaron a situaciones extremas.
Aquella tarde tomaron las medidas que había sugerido el gobierno, de evitar los saludos y el contacto físico.
“Estuvimos a distancia. No nos saludamos como lo hacíamos habitualmente, incluso nos hicimos alguna broma por la situación, pero nunca imaginamos nada de lo que luego vendría”, comentó a Referí, Flavio Perchman, uno de los participantes del encuentro, representante de futbolistas e integrante del grupo empresarial que gerencia a Rentistas.
Pino Marciano, de 69 años y dirigente de Rentistas desde hace 30 años (se desempeñaba como vicepresidente), había llegado resfriado ese día. Era el único síntoma que tenía, recordó Perchman.
La noche la terminaron comiendo unas pizzas.
Se juntaron el sábado, como pudo haber sido el domingo después del fútbol o alguna noche de cualquier día, como solía suceder cada semana.
Unos días después, el teléfono los sorprendía con la noticia que Pino había sido internado y estaba en el CTI.
El dirigente de Rentistas fue internado en la Asociación Española el 23 de marzo, y este miércoles 21 de abril, en la madrugada, murió.
"Pino resistió estoicamente el tratamiento dentro del CTI, pero en la madrugada de hoy falleció y se constituyó en la primera víctima que sufre el fútbol por esta enfermedad. Es un momento de mucho dolor para toda la familia del fútbol", reflexionó el presidente de la AUF, Ignacio Alonso sobre la situación.
Además de los cinco amigos, se contagió la esposa de Pino.
¿Dónde se contagió? El presidente de Rentistas, Mario Burztyn, informó a Referí que su vicepresidente contrajo el virus en un contacto que tuvo con un conocido que había asistido al casamiento de Carrasco.
Marciano era vicepresidente de Club Rentistas desde hacía dos años, e integrante de la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) que maneja al club. Además se desempeñaba como primer delegado ante la AUF.
“Está vinculado al club desde la década de 1980. En mi primera directiva, la de 1988, cuando subimos a Primera, ya me acompañó”, recordó Burztyn.
“Pino estaba en todas y siempre le ponía una sonrisa. En cualquier tema, hacía punta porque siempre estaba listo para trabajar. En el área que fuera, en política, social, deportiva del club lo tenías en primera fila. Trabajaba mucho por el club. Era solidario y muy famoso porque siempre estaba haciendo bromas. ¡En medio de una asamblea podía salir con un chiste que generaba la risa de todos!”, recordó el actual presidente de la parte social del club.
Marciano tenía una empresa en el rubro de la construcción y otra de camiones que trabaja para Botnia, dijo Burztyn.
Es padre de tres hijos: uno es sacerdote, otro trabajaba en la empresa y una hija, que tiene una enfermedad y que llevó a que Pino recorriera el mundo buscando dar con los mejores médicos para encontrar mejor calidad de vida para ella.
El viernes 13, el día previo a la partida de cartas en la que se contagiaron los cinco amigos y dos terminaron internados en CTI, el vicepresidente del club estuvo con todo el plantel de Rentistas, dirigentes e integrantes de la SAD almorzando en el Complejo Rentistas, porque el sábado jugaban ante Liverpool por la cuarta fecha del Apertura.
“Por suerte la actividad fue al aire libre. Eso pudo haber favorecido que no nos contagiáramos”, revela Burztyn al observar el episodio a la distancia.
“A la semana me enteré que Pino estaba en el CTI, y yo estaba en casa con un pequeño resfrío. Inmediatamente llamé a mi sociedad, me respondió una médica, y le conté lo que había sucedido una semana antes, que habíamos compartido el almuerzo, que lo habían internado y empecé a relatarle los síntomas que tenía. La médica, que intentó tranquilizarme, me dijo que si no había tenido fiebre, por un resfrío no ameritaba hacer test. Entonces, a la noche me vino dolor de garganta, así que al otro día llamé de nuevo, me atendió la misma médica, y le conté: ‘Ahora tengo un pequeño dolor de garganta’. Su respuesta fue: ‘Quédese atento. Si tiene fiebre, nos llama’. No tuve fiebre y no llamé, pero lo que sentí en esos días no se lo deseo a nadie”, dijo el dirigente.
Cuando el 23 de marzo internaron a Pino, los cuatro amigos hablaron entre ellos y se sometieron a los tests. Se los realizaron el día 25 y dos días después, el 27, supieron que los cuatro dieron positivo.
En el caso de Perchman sintió dolores en todo el cuerpo, como le sucede previo a una gripe.
Cuando por teléfono le dijeron que había dado positivo de coronavirus, el empresario del fútbol se quedó sin palabras. “Sentí como una patadita de corriente, y me corrió un frío por todo el cuerpo”, reveló.
Luego del primer miedo sintió tranquilidad porque al día siguiente, el 28, cumplía los 14 días desde que se había contagiado y sus síntomas habían sido menores.
“Hablé con los médicos sobre mi situación y me decían que era un caso en el que seguramente no iba a tener otras consecuencias. De todas formas, el impacto por lo que sucedió con Pino, lo que está pasando con el otro amigo que estuvo ese día y también se contagió, y lo que sucedió con Alvarito Rodríguez (presidente de Trouville que el domingo 18 falleció por coronavirus) nos golpea muy duro”, dijo.
El segundo de aquel grupo de amigos que ingresó al CTI es también dirigente de una institución deportiva, Daniel Augustower.
Es dirigente de Hebraica Macabi desde los años 1990, y continúa internado informaron a Referí.
Por Fernando González
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