Selección > EL ANÁLISIS
Uruguay-Paraguay: no le apuntes solo al VAR, ¡tenés que jugar mejor!
Así son las Eliminatorias, pero, porque estas cuestiones de dejar puntos sea algo común en los clasificatorios para los mundiales, no se puede admitir este ejercicio como una buena gimnasia para la selección uruguaya.
El empate 0-0 ante Paraguay en su quinto partido de las Eliminatorias para Catar 2022 (encuentro que corresponde a la séptima fecha de un calendario que fue manipulada arbitrariamente por FIFA) y los cinco puntos que dejó en nueve que jugó en el Estadio Centenario (2-1 Chile, 0-2 Brasil, 0-0 Paraguay) es una muy mala señal para la selección que dirige Óscar Washington Tabárez.
Esto no quiere decir que la suerte de los celestes está echada, lo que ocurrió es determinante ni lapidario. Mucho menos que disminuirá las chances de clasificar. Sin embargo, estos dos puntos que deja de local inquietan en ese camino hacia el Mundial que inevitablemente dejará de ser un viaje placentero para transitar, otra vez, uno turbulento y angustiante, salvo que los resultados de las demás selecciones que viene atrás (Chile, Colombia, Bolivia, Perú y Venezuela sigan siendo deficitarios).
Este empate de Uruguay se puede interpretar de diferentes formas. El conformista podrá hablar del árbitro; el complaciente, elogiar la propuesta de Paraguay, y el exigente apuntará los errores de Uruguay, que no lo dejaron llegar al lugar que quería, el triunfo.
Porque si el objetivo es responsabilizar a los demás por los puntos perdidos, Uruguay tiene los argumentos al alcance con el video del partido, que le tienen que hacer llegar al brasileño Seneme y al presidente de Conmebol, Alejandro Domínguez.
Mirado desde ese lugar, a la selección la despojaron del triunfo por un gol mal anulado a Jonathan Rodríguez a los 23 minutos.
Si entran en ese juego, Conmebol podrá responder que en el primer partido, ante Chile, el VAR benefició a Uruguay en aquel partido que no debería haber terminado en triunfo de los celestes y aquellos dos puntos que injustamente sumó Uruguay por la mano de Coates, los deja ahora en este error del línea y del videoarbitraje.
De alguna forma, quedaron a mano.
Por esa razón, el problema en este caso no fue el VAR, que se equivocó y de eso no hay dudas.
Desde los ojos del exigente, comienzan a tallar otros elementos.
La responsabilidad futbolística por el empate fue de Uruguay. Y de Paraguay. Esta selección de Berizzo mostró lo mejor de las características de los equipos guaraníes, sólidos en defensa y consistentes en su juego. De esa forma llevó a Uruguay a un lugar incómodo. Desarrollaron un partido apretado. Cerrado. Jugado en pocos metros del campo, aunque pisaron las dos áreas, pero en bloques compactos y sin espacios, y empujando a Uruguay a abusar del pelotazo.
Tabárez sorprendió con la línea de tres. ¡Bah! Sorprendió a Berizzo, pero no a quienes estudian al entrenador uruguayo. En las Eliminatorias para el Mundial de 2010, el 28 de marzo de 2009, Tabárez ya había utilizado este mismo sistema para enfrentar a Paraguay.
No es común que Uruguay juegue con tres defensas, pero en cuatro Eliminatorias de local en el Centenario ante Paraguay, utilizó dos veces ese sistema. Hace 12 años ganó 2-0. Esta vez puedo triunfar, pero lo impidió el arbitraje, la mala puntería de Suárez cuando quedó de cara al gol y la capacidad defensiva de Paraguay, para contrarrestar el poder ofensivo de los celestes.
La formación táctica con línea de tres zagueros (Josema Giménez, Godín libre y Martín Cáceres), Giovanni González como carrilero por derecha y Matías Viña por izquierda y tres volantes en el medio (Vecino, Bentancur de 5 y Valverde) dotaron a Uruguay de la seguridad defensiva para contrarrestar a Paraguay. No dejaron espacio al visitante para que llevara peligro al arco de Muslera. Igual se las ingenió a los 16 minutos Romero para que Muslera volara para sacar una pelota.
El plan ofensivo, por la distribución de los jugadores en la cancha pasaba por atacar con siete jugadores, por afuera Gio González y Viña, y por el medio ese triángulo que tiene una capacidad individual que multiplica los sueños de los hinchas, complementados con Jonathan Rodríguez y Luis Suárez.
El desarrollo de la propuesta estuvo cerca de concretarse en los primeros 23 minutos en dos acciones. Primero un cabezazo de Suárez que no pudo mandar a la red, y luego un remate de Jonathan Rodríguez que debió ser validado como gol. Pero no fue así. Paraguay tuvo su gol a los 16 a través de Romero.
Después se dedicaron a destruir. A evitar que el rival construyera. Y Suárez se desesperó esperando la pelota, tanto que se volcó a las bandas para arrastrar marca, generar fútbol y juego para que Jonathan Rodríguez apareciera por el medio. Así tuvo dos chances de gol.
Vecino-Bentancur-Valverde estuvieron lejos del juego que Uruguay necesita y al partido lo dominó el control sobre el rival. No dejaron espacios en la cancha y sucedió lo que se vio. Con el ingreso de Facundo Torres el equipo ganó en intensidad en los últimos minutos, pero no tuvo más chances que las cuatro que habían acumulado antes Suárez (dos) y Jonathan Rodríguez (dos, una de ellos el gol anulado).
Uruguay terminó jugando con un 4-4-2, cuando a los 82 minutos Tabárez sacó a Viña y puso en ofensiva a Brian Rodríguez.
Como espectáculo, el partido fue aburrido. Como plan para los entrenadores, Berizzo se fue con la tranquilidad de haber conseguido otro punto de visitante (lleva cinco en nueve, le sacó uno a Argentina en Buenos Aires, uno a Uruguay en Montevideo y tres a Venezuela), pero a Tabárez le tiene que queda esa espina clavada que solo se la sacará con un cambio en la actitud de este equipo.
Las Eliminatorias recién empiezan, se jugaron cinco partidos de 18. Uruguay puede manejar como atenuante la baja de cinco delanteros (Cavani, Darwin Núñez, Stuani, De Arrascaeta y Maxi Gómez), un hándicap muy grande en partidos tan importantes, pero no es excusa para justificar la capacidad de generar juego y quebrar la resistencia de Paraguay.
Es por eso que inquieta el rendimiento de esta selección de Tabárez, que extraña la falta de competencia, las fechas FIFA, los largos períodos de inactividad en Eliminatorias, pero que tiene la necesidad de reafirmar su aspiración de clasificar a Catar 2022 con actuaciones que transmitan otra expresión futbolística.
En cinco partidos jugados en estas Eliminatorias, salvo en el sorprendente 3-0 ante Colombia en Barranquilla, la gestión de Uruguay fue deficitaria (siete puntos en 15, menos del 50%) y se refleja en ese lugar en la mitad de la tabla de posiciones su andar por el torneo, un desempeño que no está a la altura de estos jugadores ni de este plantel.
Esta selección tiene que dar más desde todo punto de vista, y empezando por los aspectos del juego. También tiene que mostrar otra rebeldía. Tiene que encontrar los caminos para llegar al gol, tiene que hacer fluir el juego en ese exquisito mediocampo (Vecino, Bentancur y Valverde) y debe aprovechar la capacidad goleadora de Suárez.
Tiene todo para encauzar su rumbro en las Elimiantorias. El viaje del domingo a Venezuela puede ser una buena ocasión para que muestre lo que pueden ser capaces de desarrollar. Tienen que hacerlo. Deben hacerlo, porque los puntos perdidos son irrecuperables, y al Mundial se llega sumando, porque si siguen restando (y de local) se hará cuesta arriba y ya no dependerá solo de Uruguay sino de que los demás rivales también sean gobernados por la irregularidad. Y esto no debe ocurrir con una selección uruguaya tan rica en talentos individuales y en sus fortalezas colectivas.
