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Ola de atentados refuerza la amenaza yihadista a nivel global
El mayor ataque de todos ocurrió en una playa de Túnez, donde murieron 37 personas
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27 de junio de 2015 a las 05:00
Túnez, Kuwait, Francia, Somalia y Siria vivieron un viernes negro de atentados, unos más sangrientos que otros, pero todos confirmaron la inseguridad reinante que existe cuando actúan –cada vez más seguido– los islamistas. Por el momento, las autoridades de esos países aseguran que no existen conexiones entre algunos ataques, aunque los atentados en Kuwait y Siria fueron reivindicados por el Estado Islámico (EI). Estos sucesos se producen solo cuatro días después de que el EI instara a los musulmanes a lanzar ataques con motivo del comienzo del ramadán.
En Túnez al menos 37 personas murieron cuando un hombre camuflado como un turista abrió fuego en un hotel de playa en Túnez, en el popular centro turístico de Sousse. Otras 36 se encuentran heridas, dos de ella en estado "crítico". Entre los fallecidos había personas de nacionalidad británica, alemana y belga, según el Ministerio de Salud tunecino.
Turistas aterrados corrieron en busca de refugio durante el tiroteo y tras una explosión que se produjo en el hotel Imperial Marhaba en Sousse, 140 kilómetros al sur de la capital de Túnez, antes de que la policía lograra abatir al atacante. El atacante iba armado con un rifle de asalto Kalashnikov.
Rafik Chelli, funcionario del Ministerio de Interior, dijo que el hombre armado abatido era un estudiante, desconocido por las autoridades. Más tarde, Chelli aseguró que un segundo presunto atacante fue detenido a un kilómetro de la zona hotelera, después de conseguir huir en un primer momento, mientras que otras fuentes hablan de un segundo arrestado en relación al atentado.
Túnez, que ha sido alabado como modelo de transición democrática desde la llamada "primavera árabe" de 2011, es uno de los países más laicos del mundo árabe. Sus playas y clubes nocturnos en el mar Mediterráneo son populares entre los visitantes europeos.
Nadie reivindicó el atentado de forma inmediata. Pero yihadistas islámicos han atacado lugares turísticos del norte de África previamente, considerándolos objetivos legítimos porque están abiertos al estilo de vida occidental y tienen tolerancia con el alcohol. Sousse es una de las playas más populares de Túnez y atrae a turistas de Europa y de naciones del norte de África.
Se trata del segundo ataque a gran escala en Túnez, que ha estado en alerta desde marzo, cuando islamistas armados atacaron el museo Bardo causando la muerte de 21 turistas extranjeros en uno de los episodios más violentos en una década en el país del norte africano.
El ataque, lanzado por un terrorista suicida, sorprendió a los creyentes de esta rama del islam que participaban en la oración del mediodía, el principal rezo de la semana y el más concurrido entre los musulmanes, especialmente en el mes sagrado de Ramadán.
El emirato de Kuwait, situado en el golfo Pérsico, cuenta con unos cuatro millones de habitantes, el 92% de los cuales profesan el islam. De ellos, el 30% pertenece a la minoría chiita, mientras que el resto son musulmanes sunitas.
En el comunicado difundido por los yihadistas del EI, se acusa a los chiitas de promover el politeísmo y de intentar extender su ideología entre los sunitas, credo al que pertenecen los seguidores del grupo extremista.
La televisión oficial kuwaití, por su parte, entrevistó y tomó declaraciones de jeques de ambas comunidades, que no dudaron en condenar lo sucedido y en llamar a la unidad de los ciudadanos de ambos credos.
Esta es la segunda vez en poco más de un mes que el EI, que incluso considera infieles a los musulmanes sunitas que no comparten su misma interpretación rigorista del islam, atenta contra la minoría chiita en el golfo Pérsico. El 22 de mayo, el EI asumió la autoría de un atentado suicida contra otra mezquita chiita en la población saudita de Al Qadih, en el este de Arabia Saudí, donde murieron una veintena de personas.
En tanto, ayer mismo el EI perpetró un doble atentado en la ciudad siria de Al Hasaka, donde al menos 20 militares murieron por la explosión de dos coches bomba cerca de un cuartel de las fuerzas de seguridad de Siria.
Seis meses después de los sangrientos atentados de París, un jefe de empresa murió decapitado en un atentado yihadista cometido en una planta de gas cerca de la ciudad francesa de Lyon, cuyo presunto autor, empleado de la víctima, fue detenido.
El ataque comenzó en una unidad del grupo estadounidense Air Products, situados en una vasta zona logística de Saint-Quentin-Fallavier, cerca de Lyon. "Según los primeros elementos de la investigación, uno o varios individuos, a bordo de un vehículo entraron en la fábrica. Entonces se produjo una explosión", informó una fuente cercana al caso. Tras esta explosión los gendarmes se desplazaron al lugar, clasificado como sensible, y descubrieron el cuerpo decapitado.
Es la primera vez que un hombre es decapitado en Francia en un ataque terrorista, aunque se trata de una práctica frecuentemente utilizada en Siria y en Irak por el EI. Según la fuente, la víctima, un jefe de empresa de Rhône, era el patrón del supuesto autor del atentado, identificado como Yassin Salhi, de 35 años, quien es conocido por sus "vínculos con el movimiento salafista", una rama del sunismo radical.
En Túnez al menos 37 personas murieron cuando un hombre camuflado como un turista abrió fuego en un hotel de playa en Túnez, en el popular centro turístico de Sousse. Otras 36 se encuentran heridas, dos de ella en estado "crítico". Entre los fallecidos había personas de nacionalidad británica, alemana y belga, según el Ministerio de Salud tunecino.
Turistas aterrados corrieron en busca de refugio durante el tiroteo y tras una explosión que se produjo en el hotel Imperial Marhaba en Sousse, 140 kilómetros al sur de la capital de Túnez, antes de que la policía lograra abatir al atacante. El atacante iba armado con un rifle de asalto Kalashnikov.
Rafik Chelli, funcionario del Ministerio de Interior, dijo que el hombre armado abatido era un estudiante, desconocido por las autoridades. Más tarde, Chelli aseguró que un segundo presunto atacante fue detenido a un kilómetro de la zona hotelera, después de conseguir huir en un primer momento, mientras que otras fuentes hablan de un segundo arrestado en relación al atentado.
Túnez, que ha sido alabado como modelo de transición democrática desde la llamada "primavera árabe" de 2011, es uno de los países más laicos del mundo árabe. Sus playas y clubes nocturnos en el mar Mediterráneo son populares entre los visitantes europeos.
Nadie reivindicó el atentado de forma inmediata. Pero yihadistas islámicos han atacado lugares turísticos del norte de África previamente, considerándolos objetivos legítimos porque están abiertos al estilo de vida occidental y tienen tolerancia con el alcohol. Sousse es una de las playas más populares de Túnez y atrae a turistas de Europa y de naciones del norte de África.
Se trata del segundo ataque a gran escala en Túnez, que ha estado en alerta desde marzo, cuando islamistas armados atacaron el museo Bardo causando la muerte de 21 turistas extranjeros en uno de los episodios más violentos en una década en el país del norte africano.
En Kuwait y Siria
En su afán terrorista sin contemplaciones, el EI ocasionó ayer un atentado contra la mezquita chiita del Imán Al Sadik, situada en el centro de la capital kuwaití, en el que perdieron la vida al menos 25 personas y 202 resultaron heridas.El ataque, lanzado por un terrorista suicida, sorprendió a los creyentes de esta rama del islam que participaban en la oración del mediodía, el principal rezo de la semana y el más concurrido entre los musulmanes, especialmente en el mes sagrado de Ramadán.
El emirato de Kuwait, situado en el golfo Pérsico, cuenta con unos cuatro millones de habitantes, el 92% de los cuales profesan el islam. De ellos, el 30% pertenece a la minoría chiita, mientras que el resto son musulmanes sunitas.
En el comunicado difundido por los yihadistas del EI, se acusa a los chiitas de promover el politeísmo y de intentar extender su ideología entre los sunitas, credo al que pertenecen los seguidores del grupo extremista.
La televisión oficial kuwaití, por su parte, entrevistó y tomó declaraciones de jeques de ambas comunidades, que no dudaron en condenar lo sucedido y en llamar a la unidad de los ciudadanos de ambos credos.
Esta es la segunda vez en poco más de un mes que el EI, que incluso considera infieles a los musulmanes sunitas que no comparten su misma interpretación rigorista del islam, atenta contra la minoría chiita en el golfo Pérsico. El 22 de mayo, el EI asumió la autoría de un atentado suicida contra otra mezquita chiita en la población saudita de Al Qadih, en el este de Arabia Saudí, donde murieron una veintena de personas.
En tanto, ayer mismo el EI perpetró un doble atentado en la ciudad siria de Al Hasaka, donde al menos 20 militares murieron por la explosión de dos coches bomba cerca de un cuartel de las fuerzas de seguridad de Siria.
Decapitado en Francia
Seis meses después de los sangrientos atentados de París, un jefe de empresa murió decapitado en un atentado yihadista cometido en una planta de gas cerca de la ciudad francesa de Lyon, cuyo presunto autor, empleado de la víctima, fue detenido.
El ataque comenzó en una unidad del grupo estadounidense Air Products, situados en una vasta zona logística de Saint-Quentin-Fallavier, cerca de Lyon. "Según los primeros elementos de la investigación, uno o varios individuos, a bordo de un vehículo entraron en la fábrica. Entonces se produjo una explosión", informó una fuente cercana al caso. Tras esta explosión los gendarmes se desplazaron al lugar, clasificado como sensible, y descubrieron el cuerpo decapitado.
Es la primera vez que un hombre es decapitado en Francia en un ataque terrorista, aunque se trata de una práctica frecuentemente utilizada en Siria y en Irak por el EI. Según la fuente, la víctima, un jefe de empresa de Rhône, era el patrón del supuesto autor del atentado, identificado como Yassin Salhi, de 35 años, quien es conocido por sus "vínculos con el movimiento salafista", una rama del sunismo radical.
