Seisgrados > Entrevista central

Pablo Garfinkel: Todo a su debido momento

Pablo Garfinkel se mueve entre los mundos de la tecnología y el entretenimiento, es cofundador del grupo inversor Tokai Ventures, socio de NXTPLabs y de Woow, director de Life Cinemas y Twentieth Century Fox en Uruguay. La clave de su éxito radica en saber priorizar y colocar cada cosa en su lugar
Tiempo de lectura: -'
13 de julio de 2017 a las 05:10

Por Andrea Sallé Onetto

Siempre me costó llamar a las personas por sus apodos, diminutivos o abreviaciones de nombres al recién conocerlas. Me parece que tal nominación conlleva un acto de confianza, de aprecio y hasta de cariño, que es difícil alcanzar en los primeros encuentros con alguien. Pero una vez roto el hielo y generada la confianza, llamarlos por el nombre completo puede sonar a rezongo. A Pablo Garfinkel, que a primera vista irradia un perfil de empresario serio y distante, le pasa algo curioso. La gente lo llama "Pablito" sin casi conocerlo. En el ámbito laboral le pasa seguido, incluso con personas de diferentes países y rubros, sin que le hayan pedido "permiso" previo para llamarlo así y saltar a ese segundo nivel de confianza que precede a una amistad. Quizá esta característica revele más de su forma de ser y de cómo se vincula con el mundo que sus propias palabras.

De un lado para otro


Ingeniero industrial de profesión y emprendedor de vocación, Pablo es el mayor de tres hermanos varones que vivieron su infancia entre jornadas eternas de clases en el Liceo Francés (iban de 7:30 a 18:30) y mucho deporte, especialmente, fútbol. "Me considero un enfermo del deporte: de practicar, no tanto de ver", confiesa y cuenta que jugó al básquetbol, al tenis, al vóleibol y al fútbol, en casi todos federado. Con tales condiciones, era de esperar que de grande quisiera ser deportista, pero además de buen atleta, era buen alumno, aplicado y prolijo. Hizo dos bachilleratos en simultáneo, Científico en español y Biológico en francés y cuando llegó el momento de la elección vocacional tuvo "un lío espectacular". "Quería estudiar biotecnología, me picaba ese bichito y en Uruguay no había esa carrera —no había casi ninguna de las que hoy conocemos—, era muy limitado". Finalmente optó por entrar en Ingeniería en la Universidad de la República. "Fue horrible, una experiencia espantosa en todo sentido, desde lo social hasta lo curricular. Era el primer año después de la dictadura. Salvé Computación con 10 sin haber tocado una computadora. Cuando vi eso, y como tenía inquietudes y la posibilidad de pensar en el exterior, me planteé hacer biotecnología en Estados Unidos". Pero los afectos pesaron más. Muchos de sus amigos, indecisos como él, se iban a ir a estudiar a Israel y con ellos marchó Pablo a estudiar Ingeniería Industrial, en el Instituto de Tecnología de Israel, una de las universidades más difíciles y exigentes del país, sin saber una sola palabra de hebreo, requisito fundamental para poder hacer la facultad. "A esa edad, a los 18 años, uno hace locuras".

Al empezar la carrera se dio cuenta de que ingeniería no era lo suyo, pero "ya estaba en el baile", así que se cambió de orientación y se inscribió en Ingeniería Industrial y Gerencial, una rama con un perfil más humanístico. Se recibió, un poco protestando porque no era lo que le gustaba, y volvió con el título a Uruguay. "Mi primer trabajo —siguiendo con los errores vocacionales— fue como ingeniero de planta", cuenta Pablo, quien trabajó por dos años de túnica blanca en la empresa familiar, una fábrica textil. El segundo año se alejó un poco de la planta y empezó a diseñar colecciones de telas: se dio cuenta de que lo creativo le gustaba más. A partir de allí, pasó a diseñar colecciones de prendas, a fabricarlas e importarlas. Poco a poco, la faceta emprendedora iba ganando terreno. Tenía 25 años y dos trabajos, uno en la fábrica como vendedor y otro en su propia empresa, una importadora de tejidos, que terminó siendo su prioridad. Luego, casi que por casualidad y a través de su padre (su gran referente), llegó a involucrarse en otra industria creativa: la del cine y el entretenimiento. Lo ayudó a hacer crecer lo que hoy es Life Cinemas y en el año 2000 tomaron la representación de Twentieth Century Fox para Uruguay, que mantienen hasta el día de hoy. El mundo de los fondos de inversión rondaba a su alrededor pero no fue hasta 2007 que comenzó a trabajar con el capital de riesgo.

Las cosas claras

Allá por el 2007 el ecosistema emprendedor uruguayo no se parecía en nada al actual y hablar de invertir en startups era una novedad y una locura. "En esa época ya había visto que todo no se puede hacer", explica Pablo, que decidió desligarse del rubro de la importación textil para quedarse con las actividades del cine y comenzar a invertir en Argentina en startups, esas pequeñas empresas emergentes con potencial de crecimiento. Estuvo cuatro años en eso, hasta que finalmente, junto con su actual socio Gabriel Rozman crearon el fondo de inversión de capital de riesgo Tokai Ventures.

El nombre de la empresa es un homenaje a una tradición familiar. "Tokai es un vino tradicional de origen húngaro. Mi abuelo tenía una botella de 1945 de ese vino y cuando vivía, todos los 31 de diciembre —que festejábamos en su casa— a las doce menos cinco traía la botella, que obviamente tenía evaporada la gran mayoría del vino y lo que quedaba era absolutamente intomable. Pero jamás la abrió, porque la tradición era que cuando llegaban las doce y él decía 'la voy a abrir, este año sí la voy a abrir', todos los nietos contestábamos que de ninguna manera, que esperara al año siguiente. Era una manera de decirle al abuelo que por favor siguiera siempre y apareciera todos los fines de año", aunque su abuelo ya no está más con ellos, todos los 31 de diciembre repiten el mismo ritual, con la misma botella. "Es un nombre muy sensible, muy emotivo para mí y se lo pusimos a la empresa un poco en honor a mi abuelo".

La familia es el eje vertebral en la vida de Pablo y dedicarle tiempo de calidad, es su mayor prioridad. "Soy muy celoso de mi vida personal y de mi tiempo. El desafío es conjugarlos, sin duda. Desde chico evalúo las cosas que uno prioriza por el tiempo que les dedica. No soy muy creyente de la frase 'somos íntimos amigos pero nos vemos poco'. No me cierra, son dos cosas que para mí son contradictorias. Por eso, no van a verme tanto en las redes (sociales) como incluso me gustaría, porque lleva tiempo, pero sí van a verme saliendo de la oficina temprano para irme a mi casa, sin ningún problema de que me vean o llevando a mis hijos caminando al colegio, porque lo disfruto. Le doy una prioridad total a eso". Pablo tiene tres hijos, una casi adulta y dos pequeños, de 8 y 5 años. "Soy un padre presente y dedico tiempo de calidad para ellos. Me tiro al piso a jugar y hago deberes, voy a la escuela a contar cuentos. Me divierte", y confiesa que entre las profesiones pendientes le quedó en el tintero la de maestro de educación inicial. A los 32 años quiso anotarse para hacer la carrera, pero en ese momento el límite de edad para inscribirse era los 30. "Siempre fui el tío postizo de los niños de mis amigos cuando yo no tenía hijos y después un papá superpresente; lo disfruto y significa muchísimo para mí".

La paternidad de sus hijos más pequeños los llevó a él y a su esposa Lola a transitar un camino hasta entonces desconocido. "Mis dos hijos menores nacieron por fertilización in vitro y tuvimos que pasar por un tiempo muy duro para lograrlo", con pocas chances de que los embarazos llegaran a término y tras varios intentos de reproducción asistida, los pequeños se sumaron a sus vidas. En el proceso de búsqueda, conocieron a Sandra y Bruno, una pareja que estaba pasando por una situación similar y con ellos surgió la idea de crear una fundación que ayudara a visualizar estos problemas, fue así que nació Dar a Luz (ver recuadro). "Lola y Sandra son las almas de la fundación, Bruno y yo somos los que apoyamos la idea pero en realidad las almas son ellas y los profesionales que nos acompañaron en este camino", admite.

Con sus padres y sus hermanos el vínculo también es muy fuerte. Se juntan regularmente para conversar, consultarse los temas más importantes y apoyarse en las decisiones. "Eso funciona muy bien y estoy muy orgulloso, te diría que es una de las cosas de las que más orgulloso estoy: cómo funciona la familia y la empresa familiar".

Saber esperar (y arriesgar)

Pablo Garfinkel 2
undefined

Ser inversor de capital implica ser un emprendedor más: conseguir los potenciales emprendimientos a incubar y encontrar a quienes estarán a la cabeza de la inversión. En Tokai se encargan de agregarle valor a los proyectos y eso se hace "poniendo tiempo". "Para mí el concepto de smart-money en verdad no es tal, sino que es más un concepto de smart-time. Sí, está bien firmar un cheque pero dedicarle tiempo es lo fundamental". Y ese tiempo también refiere a la experiencia que se pueda aportar. "Nosotros tenemos una muy buena casuística por la cantidad de inversiones que hicimos, tanto directa como indirectamente a través de NXTPLabs (fondo de capital emprendedor de tecnología). Son más de doscientas y eso hace que tengamos un panorama claro de los distintos estadios de las empresas".

Su trabajo como inversor implica reunirse periódicamente con las empresas incubadas, brindar consejo, integrar algún comité o reuniones operativas y en paralelo buscar potenciales inversiones. "Esta es una industria muy dinámica donde tenés que estar todo el día. Mi trabajo es informarme, priorizar las cosas que hay en medio de la diversidad y enfocarme". Como una especie de rastreador de tendencias, estar actualizado es crucial para poder ayudar en la revisión estratégica de las compañías. "Estas cosas van cambiando muy rápido, no solo las tecnológicas, todo tipo de empresas y mi rol es estar informado y ayudar en el ritmo de esos cambios, porque si los hacés tarde te va mal y si los hacés muy temprano, también puede irte mal, porque te adelantaste".

Con el ejemplo de su madre que recién a los 40 años empezó a estudiar medicina (carrera de la que se recibió, hizo un posgrado y ejerció hasta jubilarse) y con el suyo propio, que también tuvo que esperar hasta los 40 para poder ir a estudiar a Estados Unidos (estudió management en la Escuela de Negocios de Harvard), Pablo tiene claro que las cosas llegan a su debido tiempo y que a veces es cuestión de esperar el momento indicado para actuar y pone dos ejemplos. En 2009 hicieron una empresa de pagos móviles para abonar cuentas a través de sms, algo impensable en esa época. "La visión era buena pero cuando entrás en una industria muy temprano, tenés que hacer las cosas muy bien para quedarte hasta que eso explote. Hoy esa industria se llama fintech, pero en 2009 ibas a hacer una presentación a un banco, te abría las puertas, te decía que estaba precioso y después nunca más te contestaba un mail. Hoy los bancos están incubando startups", relata. En contraposición, el caso de la empresa uruguaya Woow (de la cual sigue formando parte), llegó al mercado en el momento indicado y con un ecosistema preparado para recibirlo: "Pasamos de ser 4 personas a ser 40 en 7 meses, y 150 en 2 años; y a tener 50.000 transacciones por mes en algo que era absolutamente nuevo".

"Estar en muchas industrias a la vez es complicado y hacer muchas cosas bien es imposible. Pero tiene una gran ventaja, sacás enseñanzas que después podés, de alguna manera, trasladar de unas a otras. Aprendí que el timing de los negocios es fundamental. De hecho, algunas estadísticas dicen que es la principal razón del éxito y, seguramente, también del fracaso".

Generar oportunidades

Para Pablo, la actitud es la principal cualidad que tiene que tener un emprendedor, sumada a saber rodearse de gente capaz y saber escuchar. "Hay que lograr tener carácter, motivación, compromiso, liderazgo pero a la vez saber escuchar, que no es tan fácil". Hace casi nueve años que forma parte de la organización Endeavor como miembro del directorio, pero en 2017 decidió tomarse un año sabático. "Creo que todas las cosas tienen un ciclo y las organizaciones tienen que tener gente nueva, que traiga ideas nuevas y les di un poco de lugar", a pesar de no estar más en ese rol, sigue vinculado a la organización como mentor.

Ve con buenos ojos el estado del ecosistema emprendedor actual en Uruguay, pero igual considera que hay mucho por hacer. "Nos falta encontrar gente con conocimientos y con experiencia que se anime a emprender, no solo chicos de facultad —que me parece bárbaro—, pero se necesita la mezcla de gente con otras virtudes y otros aprendizajes". Resalta que la ANII es la columna de ese ecosistema y que ha habido una mejora en las políticas, pero que todavía falta un fondo de capital de riesgo de otro nivel que ayude a acompasar la velocidad de la dinámica del sector. "Siempre digo que Uruguay es un país mucho más politizado de lo que la gente lo ve desde afuera. Siempre estamos calculando los riesgos políticos de hacer esto o lo otro y esta no es una industria que admita eso, para nada. Esta es una industria que admite tomar riesgos que a su vez representan oportunidades, y eso es como un emprendedor ve las cosas: donde los demás ven riesgos nosotros vemos oportunidades". En ese juego, el fracaso está a la vuelta de la esquina y más que un defecto se transforma en una virtud. "Vos me traés a un tipo que fracasó y lo miro con dos ojos enseguida porque digo 'este ya sabe un montón de cosas'. He apostado a emprendimientos con gente que no tenía la menor idea de nada, que era su primer trabajo y obviamente, traen un montón a favor pero les faltan otras cosas que el que fracasó ya las tiene". Esas oportunidades bien aprovechadas son las que pueden generar riquezas y cambios en la calidad de vida de las personas y a Pablo, desde su rol, ayudar a generarlas, a construir lo que la gente ni se imagina que podía lograr y agregar valor es lo que más lo gratifica de su trabajo.

Este hombre, que se describe como "muy sensible por dentro, bastante torpe por fuera y enamorado de la vida", admira a los empresarios que saben manejar bien su principal activo: el tiempo. "Creo que es uno de los desafíos más importantes que tenemos hoy para nosotros y para transmitirle a nuestros hijos. Personalmente, me encuentro todos los días viendo qué hacer, si esto (el trabajo) que es infinito o tirarme a jugar con ellos. El empresario que logra tener ese equilibrio es uno de los que merece mi mayor respeto".

Alumbrar

La fundación Dar a Luz, de la cual Pablo forma parte, busca concientizar a la población sobre los problemas de infertilidad. "La gente no sabe que 1 de cada 6 parejas tienen dificultades para concebir naturalmente a sus hijos y que con prevención e información se bajan los porcentajes muchísimo", señala Pablo.

Dar a Luz brinda jornadas informativas sobre la temática y apoyo a aquellas parejas que buscan sin éxito un hijo, a través de un equipo de profesionales. Para difundir el tema publicó el libro Hijos muy deseados, donde se relatan distintas historias de parejas que pasaron por el proceso, incluyendo la de Pablo y su esposa.

Por más información: fundaciondaraluz.org

Tendencia

Actualmente el foco de los proyectos tecnológicos que evalúa Tokai Ventures se orientan a dos rubros: el agro y el blockchain, la tecnología que soporta las monedas virtuales, como el bitcoin. "Esta tecnología es posiblemente una de las próximas revoluciones más grande de los últimos años". En Uruguay ya hay proyectos que trabajan con ella, pero es un área que todavía está en un estadio muy temprano de desarrollo.

Rozar lo artístico

Involucrarse en el proyecto de Life Cinemas lo llevó a explorar el mundo audiovisual. Realizó una tecnicatura en Guión y Producción Audiovisual en la universidad ORT, participó como coproductor en algunas películas y llegó a trabajar en un proyecto para hacer una película animada con el escritor Roy Berocay que "quedó en el cajón". "Me encantaría ser más creativo de lo que soy. Tomé clases de piano con mi tía, a los tres meses vino y me dijo: 'Pablito, no vas a poder tocar el piano', o sea, no me dio ninguna chance". Aprender a bailar es otro de sus debes artísticos y escribir un libro sobre vivencias y paternidad es su gran pendiente. "Tengo muchas hojas sueltas escritas, desde hace años pero estoy lejísimos de escribir un libro".

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...