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Pompeya: un viaje en la cápsula del tiempo

Visitar el tesoro arqueológico de las ruinas de Pompeya, sepultada por el Vesubio, es fascinarse con cada detalle de la vida de hace 2.000 años
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12 de febrero de 2017 a las 05:00
"Nosotros habitamos aquí, que los dioses nos hagan felices", dice uno de los 20.000 grafitis que se han encontrado en las ruinas de Pompeya. La ciudad sepultada por la erupción del Vesubio, a unos 25 kilómetros de Nápoles (Italia), es una joya. Uno da el primer paso dentro de sus muros y la sensación de haber retrocedido 2.000 años –y estar en el día 24 de agosto del año 79 DC– es tan fuerte que le gana al estar rodeado de miles de turistas, de las selfis y los muchos que preguntan, una y otra vez, dónde están los prostíbulos, con sus dibujos eróticos al mejor estilo Kamasutra.

Es recomendable contratar a un guía e iniciar la visita con datos a grandes rasgos del día de la erupción; que le muestren la casa de un rico, otra de un pobre, donde entrenaban los gladiadores; que le cuenten cómo construían las calles; que le digan que hay cañerías bajo tierra que parecen hechas hace pocos años, que le hagan conocer el anfiteatro, los templos, la calle de la abundancia y sus tiendas, una panadería, la casa del perfumista, o los comercios de comida al paso; y el lugar exacto donde se exhibía a los esclavos. Es necesario absorber toda esa información y quedar fascinado por el tesoro que implica Pompeya para conocer la vida cotidiana de hace 2.000 años.

Pero lo mejor viene después: darse unas horas para caminar como un zombi, doblar esquinas, entrar en casas como si uno fuera un vecino más y descubrir, tocar, sentarse, mirar. Entrar a la casa de Giulia Felice, una especie de hotel con spa, con divinos jardines, o descubrir un mosaico con un "cave canem" (cuidado con el perro) en el piso, o cruzar todo un patio para quedar frente a un mural de Venus, o vagabundear por el cementerio y terminar por fuera de los muros en la alucinante Villa de los Misterios , una vivienda de gran lujo que tenía hasta su propia prensa para vino. Y quedarse boquiabierto frente a los frescos de colores fuertes (principalmente rojo) que muestran grandes banquetes y la iniciación de una mujer en el culto de Dionisos.

El gabinete secreto


Los baños públicos (las termas) y los cercanos prostíbulos con sus escenas eróticas, que muestran que no había tabúes en la época, es algo que uno no se puede perder. Pero lo que muchos no saben es que para entender cabalmente este aspecto de la vida pompeyana y toda Pompeya en sí es fundamental haberse dado una vuelta antes por el Museo Arqueológico de Nápoles, que tiene obras como el mosaico dedicado a la batalla de Alejandro Magno contra Darío de Persia; o el fresco de las tres gracias, o la pintura de una bella mujer que muchos piensan que es la poetisa Safo de Lesbos. Esto responde a que el viejo método arqueológico trataba de garantizar la preservación llevando las piezas encontradas a un sitio seguro; hoy se prefiere que sean protegidas pero que permanezcan en el lugar.

Pero además el Museo Arqueológico cuenta con el gabinete secreto, con todas las representaciones eróticas y el arte "obsceno" que se encontró en las excavaciones. Al principio no se permitía el acceso a estas colecciones, salvo con un permiso especial de las autoridades. Cuando Giuseppe Garibaldi –el mismo que estuvo por estas tierras– gobernó Nápoles, se hartó de firmar permisos especiales y ordenó que se abrieran sus puertas. Desde ese entonces varias veces ha estado clausurado, y hoy se pide evitar entrar con niños.

Es aconsejable dejar para el final de la visita a Pompeya la visión de los moldes de yeso realizados a partir de rellenar los huecos que dejaron los cadáveres de los habitantes. Amantes abrazados, un niño al lado de su madre, un hombre acurrucado en posición fetal. Personas como nosotros en el momento final de sus vidas. Uno respira profundo y les brinda lo único que puede: respeto.

Las claves


Tiempo. Hay que calcular un mínimo de cinco horas para recorrer las ruinas de Pompeya, en donde llegaron a vivir cerca de 20.000 personas. Si la visita es en verano es imprescindible tomar recaudos por el sol, ya que no hay muchos lugares con sombra.

TedX. Además de ser imprescindible el contar con una guía propia para orientarse, es bueno buscar en Internet y leer el testimonio de la época de Plinio el Joven, o más acá en el tiempo la ovacionada charla del historiador italiano Alberto Angela, en un Tedx realizado en Pompeya.

Vista. La actual ciudad de Pompeya es también un importante centro religioso (con su virgen María Pompea). Desde lo alto del campanario de la catedral se puede disfrutar una vista única de las ruinas.

Herculano. Es una ciudad costera, mucho más pequeña y cercana a Pompeya, que también quedó sepultada por las cenizas del Vesubio, y es Patrimonio de la Humanidad.

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