James Comey, testificando el pasado 3 de mayo.

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¿Por qué la destitución del jefe del FBI es un escándalo político?

En medio de la sorpresa en el país, los rivales de Trump evocan a Nixon y las dudas del mundo se centran en la injerencia rusa en la campaña política
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11 de mayo de 2017 a las 10:29

La saga sobre la interferencia de Moscú en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 asoma tras el creciente enfrentamiento entre el presidente Donald Trump y el ahora exjefe del FBI James Comey, despedido abruptamente este martes por el mandatario republicano.

El presidente Donald Trump provocó el martes un terremoto político con su decisión de despedir al director del FBI, James Comey, quien estaba al frente de una investigación sobre los lazos entre su campaña y el gobierno de Rusia. Pero no solo eso: con su decisión también provocó el asomo de una crisis institucional en la principal democracia del mundo.

De hecho, Trump fue el primer presidente en echar a una autoridad a cargo de una investigación contra la presidencia, desde que Richard Nixon despidió en 1972 a Archibald Cox, jefe del comité independiente sobre Watergate. Eso fue conocido como la Saturday Night Massacre, uno de los capítulos clave del escándalo que terminó con la presidencia dell republicano.

Nixon-Trump

Nixon buscaba desarticular la investigación de Watergate. Y aunque Trump no dejó claras sus razones, muchos en EEUU coinciden en que el avance en la investigación sobre la posible colusión con Rusia fue el factor fundamental para que, 45 años después, otro presidente arremetiera contra el jefe de la policía federal.

¿Por qué es tan grave?

Trump tiene el derecho constitucional de echar al jefe del FBI. Sin embargo, ese puesto tiene tal prestigio dentro de la política de EEUU –la histórica figura de J Edgar Hoover es un ejemplo que hasa llegó al cine– que se ha transformado en un símbolo de institucionalidad. Así, la mayoría de quienes han estado en el cargo lo han hecho por alrededor de 10 años, con independencia de qué partido estaba en la Casa Blanca.

En ese sentido, el de Trump es un golpe a la institucionalidad de Estados Unidos. Ha tenido varios desde que asumió, pero este es el más grave.

"Al echar al director del FBI, James Comey, Trump ha proyectado una serie de dudas graves acerca de la viabilidad de cualquier investigación posterior sobre lo que podría ser uno de los escándalos políticos más grandes en la historia de este país", expresó ayer el editorial del diario New York Times. El editorial concluye: "Esta es una era tensa e incierta en la historia de esta nación.

El presidente de Estados Unidos, que al igual que el resto de los ciudadanos no está por encima de la ley, ha minado en forma decisiva las opciones del FBI de conducir una investigación sobre él y sus asociados. No hay garantías de que el reemplazante de Comey, quien será seleccionado por Trump, continuará esa investigación. De hecho, ya hay pistas de lo contrario".

La polémica con Hillary

Comey había sido nombrado director del FBI por el entonces presidente Barack Obama en 2013, para un mandato de 10 años. Sin embargo, terminó envuelto en una interminable polémica en 2015 por el uso que Hillary Clinton había hecho de un servidor privado de correos electrónicos cuando era secretaria de Estado.

Esa polémica se extendió hasta la campaña electoral, cuando Clinton se perfilaba como posible ganadora. Pocas semanas antes de la elección, Comey anunció que se había reabierto la investigación sobre Clinton, lo que según Hillary fue decisivo en la suerte de la campaña electoral en beneficio de Trump.

Los mails de Clinton

La semana pasada, Comey había vuelto a referirse a los correos electrónicos de Clinton durante una audiencia ante una comisión especial del Senado.

Sin embargo, cometió un error: dijo que una asesora de Clinton, Huma Abedin, había enviado cientos de mails clasificados a su esposo, Anthony Weiner, que luego habían salido a la luz luego que éste sufriera un hackeo.

La Casa Blanca divulgó ayer un memorando realizado por el fiscal general adjunto, Rod Rosenstein, en el que explicó que las marchas y contramarchas de Comey con relación al caso de los correos electrónicos se convirtieron en un problema para el FBI. Sin embargo, esa avanzada sobre los mails de Clinton fue elogiada varias veces por Trump, lo que derrumba el argumento.

La avanzada sobre Clinton había provocado graves críticas sobre Comey, y la desaprobación de ambos partidos mayoritarios. Pero el hecho que Trump terminara echándolo con una investigación en su contra en marcha generó el asombro de oficialismo y oposición.

Investigación independiente

Ese asombro activó lo que puede ser el próximo capítulo: la designación de un fiscal especial para investigar los presuntos lazos entre el entorno de Donald Trump y Moscú. Como Archibald Cox, pero en el siglo XXI.

No pensamos que eso sea necesario", dijo Sarah Huckabee Sanders, portavoz del presidente Trump. "No hay evidencia de colusión entre la campaña de Trump y Rusia y nos gustaría (...) para seguir adelante y centrarse en las cosas que honestamente, realmente, preocupan a la gente", agregó.

Pero la oposición demócrata -que teme que las investigaciones actuales en el Senado y en la Cámara de Representantes, donde los republicanos ostentan mayoría, ya estén politizadas- reclama que el Departamento de Justicia designe a un fiscal especial para supervisar las pesquisas.

"Esto es nixoniano. El presidente despidió al director del FBI en medio de una de las más importantes investigaciones de seguridad nacional en la historia de nuestro país", dijo Patrick Leahy senador demócrata por Vermont.

Y no son solo demócratas: el influyente senador republicano John McCain dijo sentirse "decepcionado" por la decisión de Trump de despedir a Comey, y pidió un comité especial para investigar el papel de Rusia en las elecciones del año pasado.

"La decisión del presidente de despedir al director del FBI solo confirma la necesidad y la urgencia de tal comisión", expresó McCain.

Algunas de las fechas clave en la relación Trump-Comey

La extraña relación entre presidente y director ha sufrido varios hitos que explican la disfuncionalidad que ahora termina con su remoción y añade otro manto de sospechas a la campaña política de Trump.

Injerencia

Julio de 2016: El FBI abre una investigación sobre la injerencia rusia en las elecciones presidenciales. James Comey lo anunciará públicamente recién ocho meses más tarde.

7 de octubre de 2016: Las agencias estadounidenses de inteligencia acusan abiertamente a Moscú de haber interferido en la campaña electoral por medio de operaciones de piratería y de desinformación con el fin de desacreditar a la candidata demócrata Hillary Clinton.

28 de octubre de 2016: Comey reabre una investigación que había cerrado en julio sobre el uso de un servidor privado de correo electrónico de Hillary Clinton. Dos días antes de los comicios del 8 de noviembre concluye que no existen motivos para inculpar a la exsecretaria de Estado.

Los demócratas acusarán luego a James Comey de haber silenciado las informaciones sobre la injerencia de Rusia para favorecer a Donald Trump.

"Falsas informaciones"

6 de enero de 2017: James Comey y otros tres altos funcionarios de inteligencia informan a Donald Trump sobre la injerencia rusa e identifican a su cerebro: el presidente Vladimir Putin. Trump habla de "falsas informaciones".

Mediados de enero de 2017: Donald Trump pide a James Comey, designado por su predecesor Barack Obama en 2013, que permanezca en su puesto.

14 de febrero de 2017: El FBI se niega a acceder a un pedido de la Casa Blanca para que la policía federal rechace revelaciones del New York Times sobre contactos reiterados entre allegados de Donald Trump y agentes rusos durante la campaña.

Donald Trump ataca violentamente al FBI en Twitter: "El FBI es totalmente incapaz de frenar a los autores de las fugas" de información.

"Coordinación"

8 de marzo de 2017: James Comey afirma que pretende permanecer en su cargo hasta el fin de su mandato, en agosto de 2023.

20 de marzo de 2017: Comey confirma por primera vez que el FBI abrió en julio una investigación sobre las interferencias rusas en la campaña y busca establecer, entre otros puntos, si existió "coordinación" entre allegados de Trump y funcionarios rusos.

Rechaza asimismo que Barack Obama hubiera ordenado espiar las comunicaciones de Donald Trump en su torre de Nueva York, como había asegurado el presidente republicano.

9 de mayo de 2017: Donald Trump provoca conmoción en Washington al despedir a James Comey. La oposición demócrata pide que un juez independiente investigue el caso ruso.

Relación "beneficiosa" con rusos

El presidente estadounidense, Donald Trump, busca relaciones "pragmáticas" y "mutuamente beneficiosas" con Moscú, dijo el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, tras reunirse ayer con el mandatario en la Casa Blanca.

Trump confirmó su interés en construir relaciones mutuamente beneficiosas y pragmáticas" con Rusia, dijo Lavrov.

El jefe de la diplomacia rusa se reunió con Trump y el secretario de Estado, Rex Tillerson, en medio de la tormenta política que se generó en Washington tras el despido del jefe del FBI, James Comey, quien tenía a su cargo la investigación de la supuesta intromisión de Moscú en las pasadas elecciones estadounidenses.

Trump calificó como "muy buena" la reunión con Lavrov.


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