La esposa de Johnny Depp, Amber Heard, se declaró este lunes, ante un tribunal australiano, culpable de falsificación de documentos tras haber introducido de forma ilegal al país a sus dos perros de raza yorkshire terrier en su avión privado.
Este caso salió a la luz en mayo de 2015, cuando el ministro australiano de Agricultura Barnaby Joyce amenazó con sacrificar a las mascotas de la pareja si no se "largaban a Estados Unidos". El tribunal de Southport, en la costa oriental de Australia, había decidido abandonar los cargos contra la actriz por ingreso ilegal de animales al país.
Pero Amber Heard se declaró culpable de un tercer cargo, el de haber falsificado el formulario de inmigración que toda persona que entra a Australia debe llenar, en el que se pregunta entre otros si se transporta animales o plantas. Según los medios de comunicación, emitió declarar que llevaba consigo a sus perros, Pistol y Boo.
Heard y Depp emitieron un video en el que presentaron sus disculpas públicas: "Australia es una isla maravillosa con un tesoro único en plantas, animales y personas", indica Heard. "Australia está libre de muchas pestes y enfermedades que son comunes en el mundo, por eso es que Australia tiene que tener leyes de bioseguridad fuertes. Estoy apenada de que Boo y Pistol no hayan sido declarados", agregó.
Según la Australian Broadcasting Corporation, Amber Heard entregó al tribunal un video en el que presentaba "disculpas públicas" y acusaba del error a los empleados de Depp, que estaban a cargo de los trámites administrativos. "Fue un error terrible, terrible", dijo su abogado, Jeremy Kirk. "No hubo ninguna intención de engañar", aseguró.
Deep rodaba en la región de Gold Coast, una zona muy turística, la quinta entrega de Piratas de Caribe, Dead men Tell no Tales. La presencia de los dos perros de la pareja fue revelada cuando fueron llevados a una peluquería canina, mucho después de su llegada al país.Pero abandonaron el país rápidamente tras las amenazas de las autoridades.
Australia tiene un reglamento muy escrito en lo que concierne la entrada al país de animales para evitar la propagación de enfermedades. A los gatos y perros provenientes de Estados Unidos se los somete a diez días de cuarentena. Los infractores se enfrentan a fuertes multas o incluso a penas de prisión de hasta 10 años.
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