La mayoría de las personas sedentarias que comienzan a hacer ejercicio tienden a perder menos peso del que desean. La razón, explicó el profesor del Centro de Investigaciones Biomédicas Pennington, Eric Ravussin, a The New York Times, es que ''por lo general el ejercicio por sí solo no es suficiente para perder peso''.
De hecho, el deporte da hambre. Al empezar a hacer ejercicio, las personas comienzan a secretar niveles mucho más altos de hormonas que incrementan su apetito. Esta reacción, a su vez, es mayor si alguien comienza una rutina moderada y aeróbica como sucede al trotar, nadar, caminar o andar en bicicleta.
Durante una caminata de 30 minutos, por ejemplo, solo se queman 100 calorías por lo que casi cualquier ingesta superior puede tener el doble o triple de calorías.
Los científicos también demostraron que existe una reacción denominada ''inactividad compensatoria'' que lleva a que las personas se muevan menos los días que hacen ejercicio. De manera inconsciente, entonces, muchos pasan más tiempo sentados que cuando no van al gimnasio. Como resultado, se queman menos calorías.
En definitiva, cuando la persona comienza a ejercitarse comen más y se mueven menos por lo que se consumen más calorías y se gana más peso. Para solucionar el problema, los estudios sobre ejercicio y peso corporal recomiendan hacer gimnasia y revisar la dieta.
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