Programa de apoyo estudiantil logra promoción de 84%

La cifra adquiere mayor relevancia si se tiene en cuenta que en 2012 la tasa de repetición en Ciclo Básico a nivel nacional se elevó a 32,29% y en Montevideo - donde se aplica el plan- llegó a 40,8%. En tanto, en 2013 en la mitad de los 55 liceos de Ciclo Básico que hay en la capital, la cifra de no promovidos superó el 40%.

Ayer la organización Cimientos, que desembarcó en Uruguay en 2011 proveniente de Argentina, presentó su programa, los resultados y las metas a futuro.

Desde 2012 cuando inició su programa en Montevideo, la organización Cimientos trabaja en el liceo N° 22 de La Teja, acompañando a 52 alumnos, que en aquel momento ingresaban en primer año de liceo y hoy ya cursan tercero.

El acompañamiento que ofrece el programa Futuros Egresados consiste en una beca mensual de $ 900 para sustentar cualquier gasto necesario para concurrir al liceo y un seguimiento personal realizado por un encargado de acompañamiento a través de entrevistas mensuales con el alumno y sus padres o tutores.

Sofía Prato, psicóloga y encargada de acompañamiento del programa en el liceo N° 22 señaló a El Observador que el seguimiento personal es uno de los aspectos fundamentales del plan, ya que a través de este no solo se conoce más al alumno, sino que además se logra involucrar a la familia en el proceso educativo de su hijo. “En las entrevistas trabajamos en metas, en el autoconocimiento, en la planificación y organización del tiempo y en el desarrollo de habilidades socioemocionales que no solo les sirven para el liceo, sino que lo trascienden”, aseguró.

Explicó que los adolescentes que participan del programa fueron seleccionados a principios de 2012, cuando ingresaron al liceo, teniendo en cuenta las calificaciones con las que egresaron de la escuela y la situación socioeconómica de la familia. Es que las buenas calificaciones y una situación económica de vulnerabilidad son requisitos para formar parte del plan. En tanto, no promover el año es condición suficiente para perder el beneficio.

Una selección similar se lleva a cabo para elegir los centros educativos donde trabajar. Según explicó Prato, cuando se eligió el liceo N° 22 para comenzar el programa, se pensó en un liceo que no tuviera una matrícula muy grande, “para que el impacto tuviera el alcance y que debía tener”, y que atendiera a jóvenes de contexto crítico.

Hoy en el liceo N° 22, Prato tiene su escritorio, donde recibe a los alumnos y a los padres, y desde allí trabaja en equipo con profesores y adscriptos para hacer un mejor seguimiento de los jóvenes. A su entender este es otro de los diferenciales del programa. “Somos una organización de gestión privada que se mete en el sistema. Hoy en el liceo somos un actor más y eso hace que el impacto sea mayor”, subrayó.

Como el programa se aplica solo en Ciclo Básico este año el trabajo de acompañamiento se ha centrado especialmente en la orientación vocacional y en mostrarles los distintos caminos para seguir estudiando y no abandonen.