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Punta del Diablo está de nuevo en paz

El balneario volvió a ser un lugar de descanso y para la familia
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12 de enero de 2017 a las 05:00
Algunos vecinos lo mantienen como un mal recuerdo que solamente hay que olvidar, otros –los que tienen algún tipo de emprendimiento vinculado con el turismo, como supermercados y restaurantes– añoran aquellos tiempos y esperan que en algún momento la bonanza regrese.

Punta del Diablo ha vuelto a ser hoy el de siempre: un balneario de pescadores que durante los primeros 10 días de enero recibe un público joven-adulto y familiar que busca tranquilidad, buenas playas y contacto con la naturaleza.

Lejos quedó aquella invasión de jóvenes y adolescentes que encontraba en Punta del Diablo lo que hoy ofrecen otros balnearios en la costa de Rocha, como La Paloma y La Pedrera. Hace dos o tres años el panorama era otro. El megaboliche El Club (que tenía su sede principal en el complejo W Lounge en el Parque Rodó de Montevideo) se había instalado a pocos kilómetros del centro del pueblo costero. Los alquileres en el balneario se habían disparado, se llenó de comerciantes oportunistas provenientes de todo el departamento, y las familias y los vecinos veraneantes de siempre no tuvieron más remedio que aprovechar el envión y arrendar sus casas a los jóvenes o atrincherarse en sus viviendas hasta que la locura pasara.

"La fiesta se iba de mambo. La gente venía, hacía lo que quería con Punta del Diablo y después se iban. No estaba bueno que hicieran eso con nuestro pueblo", comentó a El Observador un vecino de la costa.
De todas formas eso tenía sus ventajas. Durante aquellos veranos, los habitantes del balneario trabajaron a pleno; ahora, aquellos que quieren aprovechar la temporada para hacer alguna zafra suelen trasladarse a La Paloma o a La Pedrera para emplearse ya sea en locales comerciales de todo tipo, en los boliches o brindando servicios de limpieza de casas.

El intendente de Rocha, Aníbal Pereyra, dijo a El Observador que ni la municipalidad ni los vecinos tuvieron influencia en la decisión de que los boliches se trasladaran a La Paloma, sino que se trató de una decisión exclusiva de los propietarios de los establecimientos.

Mucho del otro público

Puede que ahora no haya miles de jóvenes, pero sí autoridades de la comuna, vecinos y comerciantes percibieron una circulación importante de turistas en los primeros días de enero. Se estima que el fin de semana pasado la cifra de visitantes diarios ascendió a 15 mil en una localidad con una población permanente de entre 650 y 800 habitantes.

El lugar ofrece más que nada tranquilidad en un contexto de mucha naturaleza, tanta que las calles no están asfaltadas y no existe el saneamiento. La mayoría de las viviendas son casas y cabañas de madera y hay puntos del balneario que no cuentan con alumbrado público.

Sin embargo, esa parece ser parte de la mística de Punta del Diablo y el motivo por el cual sigue siendo elegido.

Durante el día, la playa es un infaltable y la de La Viuda es la más popular. Allí se concentra la mayor cantidad de público y abundan los paradores pequeños y las escuelas de surf.

A la tarde, la cita más común es en el centro y la plaza de artesanos, en donde se pueden adquirir todo tipo de productos hechos a mano, como accesorios, elementos de decoración y ropa.

Sobre la calle principal se encuentra la zona de restaurantes, cuya carta incluye desde minutas, carnes y pizzas hasta pastas y variedades de pescados. En estos mismos locales se puede comprar cerveza artesanal de las marcas uruguayas más conocidas y hay una apuesta fuerte a los tragos frutales. Los precios son los mismos que en cualquier balneario rochense; entre $ 500 y $ 600 cuesta una comida con bebida.

Aunque Punta del Diablo no muestra la misma actividad nocturna que otras localidades de la zona, sí tiene algunos pubs que juntan gran cantidad de público y funcionan durante toda la noche ofreciendo música y bebidas.

Según dijo Pereyra, se presentaron "muy pocas" denuncias por ruidos molestos, aunque no pudo precisar cuántas. La mayoría, detalló el intendente, fueron realizadas a casas y no a locales.
Punta del Diablo recobró la paz que durante algunas temporadas había perdido. Aunque nada garantiza que el próximo año no vuelva a ser el balneario tendencia del verano para los jóvenes que solo buscan fiesta.

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