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Leonardo Pereyra

Leonardo Pereyra

Historias mínimas

¿Qué hacer cuando alguien se va sin despedirse?

Las preguntas que deja la curiosa desaparición del “Facha”
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16 de febrero de 2016 a las 00:00

La información fue echada a rodar en las redes sociales, ese lugar en el cual la gente insiste en vivir: un periodista deportivo apodado el "Facha” había desaparecido de los lugares en los que habitualmente trajinaba y se pedía apoyo público para encontrarlo. Le perdieron el rastro un domingo y el martes ya estaba su foto y su nombre dando vueltas por Facebook y Twitter. En el afiche virtual hay una foto en la que el periodista de 25 años está trabajando con auriculares puestos y otra en la aparece con el torso desnudo exhibiendo tatuajes en ambos brazos y una caravanita en la oreja.

También se nos informa que, cuando fue visto por última vez, el “Facha” lucía una musculosa puesta y que no se llevó ninguna ropa de su casa que, suponemos, es la paterna

“Facha: tu familia y amigos están con vos!”, culminaba el anuncio. Para recoger datos, fue abierta una cuenta de Facebook y otra de correo electrónico.

A las pocas horas, varios medios de comunicación replicaron la información y la búsqueda pareció oficializarse. Un día después, el Ministerio del Interior se encargó del asunto –en atención de la “alarma pública” generada- y publicó en su cuenta de Twitter lo que pudo averiguar: “Periodista radial buscado viajó a Brasil en la tarde de ayer por aerolíneas GOL”, escribió un funcionario.

En este texto se formularán algunas preguntas sobre el caso sin esperar ninguna respuesta:

¿Cómo es posible que una persona no pueda irse a dónde se le canten las ganas sin que su nombre y su rostro sean paseados por redes sociales y medios de comunicación? ¿Cómo no preocuparse por la ausencia de un joven que se toma un vuelo internacional, como quien se toma el 149, y no le advierte a nadie del viaje?

¿Deben los medios de comunicación hacerse eco de un trascendido que afecta la intimidad de una persona? ¿Por qué no difundir un caso de desaparición que está avalado por los amigos y los familiares del ausente?

Si se llega a la conclusión de que cada quien es libre de irse sin correr el riesgo de que le arruinen la fiesta o lo molesten en la tristeza ¿está bien que el Ministerio del Interior se preste a brindar información privada que el ausente no autorizó a divulgar?

Pero, acaso, ¿el Ministerio del Interior no está obligado a mediar en un hecho de apariencia trágico que, como ya fue dicho, propalaron los allegados del joven y varios medios de comunicación?

La pregunta última no surge de la búsqueda sociológica sino de una curiosidad casi infantil: ¿qué estará haciendo el “Facha”?

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