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¿Quién es el juez del caso Petrobras que mandó detener a Lula?

Un "jinete del Apocalipsis" que apunta a las esferas más altas, pero que también está en la mira
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07 de marzo de 2016 a las 10:00

De uno de los casos de corrupción más resonantes del mundo, y ciertamente el peor que ha vivido Brasil, surge una figura que se ha convertido en "el brasileño del año" y otras definiciones por el estilo. No es un político de la oposición ni un académico. Es un juez. Sergio Moro es "la estrella" del caso Petrobras, un magistrado joven (tiene 43 años) con intachable pasado y especialización en temas vinculados al lavado de dinero. Con sus investigaciones destapó un esquema de corrupción que se estima destinó 3000 millones de dólares de la empresa estatal para pagar "comisiones" a jerarcas de alto rango, así como a políticos y partido políticos.

El caso Petrobras ha derivado en docenas de detenciones de empresarios y políticos de primera línea, entre ellos el propio ex presidente de Brasil Inacio Lula Da Silva, que la semana pasada debió dedicar varias horas a declarar sobre el tema luego de que Moro decidiera que la Policía lo buscara en su casa para trasladarlo a declarar.

Casa lula operativo
Operativo realizado en la casa del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva
Operativo realizado en la casa del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva

Para la publicación Quarterly Americas, considerar a Moro como el "salvador", sin embargo, sería un error, porque así se ignoraría el "doloroso" proceso de reformas democráticas que comenzó hace más de dos décadas en Brasil, cuando el país salía de la dictadura militar. "Un proceso de reforma que finalmente se coló en la cultura brasileña y comenzó a producir personas como el propio Moro", escribió en esta publicación Matías Spektor, profesor de la Fundación Getulio Vargas y columnista del periódico Folha de Sao Paulo.

Moro comanda desde 2014 la operación Lava Jato (en español, "lavado de autos") y su popularidad ha llegado al punto de que su nombre terminó estampado en miles de camisetas y carteles que se enarbolaron en las manifestaciones de 2015 contra el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff. Tal como informó entonces El País de Madrid, el cartel que llevaba Ana Maria Iten, que protestó en San Pablo, decía: "Viva Moro, Fuera Dilma, Fuera PT".

Corruptos y delatores

Moro estudió Derecho en la Universidad de Maringá, cursó un programa para instrucción de abogados en la Harvard Law School y participó en el "Programa para Visitantes Internacionales" organizado en 2007 por el Departamento de Estado norteamericano, especializado en la prevención y el combate al lavado de dinero.

Antes de convertirse en el "héroe" de Lava Jato, colaboró con la jueza Rosa Weber que, en 2005, logró demostrar que varios parlamentarios habían recibido coimas con frecuencia como pago por apoyar leyes impulsadas por el Ejecutivo del entonces presidente Lula.

Ahora Moro actúa desde su despacho en la ciudad de Curitiba, capital del estado de Paraná. Allí comenzó a desenredar la trama de sobornos y lavado de dinero más millonaria de la historia de Brasil. Pero Lava Jato ya no es solo Petrobras y sus tentáculos se han extendido a otros organismos, ministerios y empresas públicas.

Lula recibe apoyo de Dilma y dobla la apuesta: insinúa su candidatura
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Lula recibio el apoyo de Dilma luego de declarar y redobló la apuesta: insinuó su candidatura

El juez se ha hecho famoso además por no fijarse límites: llegará hasta donde deba llegar, ha dicho. Y la semana pasada llegó hasta la puerta de la casa de Lula; fue el responsable de dictar la orden de "conducción coercitiva" por la que la policía debió trasladar al ex presidente a una comisaría para prestar declaración sobre los supuestos beneficios que recibió de las empresas que desviaron recursos de Petrobras. Pocas horas después, Lula fue liberado.

Ver: La mancha del líder popular

Hay quienes han comparado el inmenso caso que lleva adelante con la operación Manos Limpias de Italia, por su dimensión y su imprevisibilidad: nadie sabe qué pasará ni a quién le llegará una orden de Moro.

En ese contexto de tanta mancha corrupta, Moro aparece como un hombre serio del que, en realidad, poco se sabe. Está casado con Rosangela Wolff de Quadros, su asesora jurídica, tiene dos hijos, practica ciclismo y se ha especializado en crímenes financieros (sobre todo luego de su pasaje por Harvard).

Con tanta fama sobre sus hombres, tampoco le faltan enemigos y críticos. Se lo ha acusado por ser muy estricto a la hora de definir prisión para los involucrados, mientras que también se le critica por utilizar la figura de la "delación premiada", un tipo de acuerdo por el cual quien colabora con información o una confesión puede obtener un perdón judicial o una reducción de la condena.

En este último punto se enfrentó directamente a la misma presidenta Rousseff. En junio de 2015 la mandataria cuestionó la rebaja de penas a cambio de confesiones, comparando esta situación con la llamada "Conspiración de Minas Gerais" del siglo XVIII, una campaña secreta contra el dominio colonial portugués que fue derribada por un informante.

Pero Moro contratacó y dijo: "La reducción de pena a cambio de confesiones es una traición, pero es una traición entre los delincuentes. Aquí nadie está traicionando la Conspiración de Minas Gerais"

Dilma Roussef caso Petrobras
La presidenta Dilma Rousseff con simpatizantes de Lula, afuera de su casa el 5 de marzo, luego de ue fuera detenido para declarar
La presidenta Dilma Rousseff con simpatizantes de Lula, afuera de su casa el 5 de marzo, luego de que fuera detenido para declarar

Quienes han sido acusados, en particular miembros del Partido de los Trabajadores (PT) y sobre todo Eduardo Cunha –presidente de la Cámara de Diputados y acusado por un delator de haber recibido cinco millones de dólares en sobornos- dicen que Moro es parte de un "populismo jurídico" que busca llevar a Lula a la cárcel.

Jinetes del Apocalipsis

Ante los embates, Moro intenta reunir apoyo popular. A fines de 2015 pidió a la población que siga apoyando la investigación de Petrobras e insistió que "el verdadero peligro para la economía es la corrupción, y no su causa penal".

"Enfrentar la corrupción sistemática nos beneficiará mucho a todos nosotros, a las compañías, a la economía en general", aseguró en un congreso de ejecutivos de empresas el lunes. "El costo de la corrupción sistemática es extraordinario", dijo.

Con respecto a las críticas que ha recibido, que apuntan a que la investigación que lleva adelante ha perjudicado enormemente la economía brasileña al afectar a su principal empresa, Moro dijo: "El policía que descubre un crimen no tiene la culpa del cadáver".

"Si los agentes económicos no tienen confianza de que pueden competir en igualdad de condiciones por las licitaciones públicas, si hay una zona gris de sobornos, el funcionamiento del mercado se ve afectado", sostuvo.

Moro ha sido juez federal desde los 24 años y ahora se apoya en un grupo de jóvenes juristas, jueces y fiscales que, como él, intenta navegar el complejo sistema judicial brasileño. Los medios los han apodado "los nueve jinetes del Apocalipsis", pero tanta fama –temen algunos analistas- puede terminar siendo perjudicial para la causa.

Un lavado de dinero que empezó con autos

¿Por qué se denomina a esta operación, que comenzó en 2014, Lava Jato? En español significa "lavado de autos". Comenzó en marzo de 2014 cuando la Policía Federal de Brasil descubrió un esquema de lavado de dinero que usaba una red de lavanderías y estaciones de servicio para mover dinero de origen ilegal.

La denuncia la hizo inicialmente el empresario Hermes Magnus, en 2008, cuando se intentó lavar dinero en su empresa, una fábrica de componentes electrónicos. Esa fue solamente la punta de la madeja que condujo la investigación hacia cuatro grupos criminales. Entre ellos estaba Alberto Youssef, un cambista ya conocido para la policía, que era quien cambiaba dólares ilegalmente; el hombre había comprado un auto Range Rover Evoque para un ex director de Petrobras, Paulo Roberto Costa. Luego de que este último negara su participación en las maniobras, finalmente se convirtió en informante a cambio de una reducción de su pena.

El resto es historia que, en buena parte, aún no se ha escrito

Ver: Las claves para entender el escándalo Petrobras

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