Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > CINE

¿Quién es el malayo que asusta a Hollywood?

James Wan es el director y creador de franquicias de terror que se cuentan entre lo más destacado del género en los últimos años, como El juego del miedo y El conjuro, cuya segunda parte está en cartel
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11 de junio de 2016 a las 05:00
A James Wan le ofrecieron una cantidad de dinero increíble si aceptaba dirigir la octava Rápido y Furioso. "Una cifra como para cambiarle la vida", según la describieron fuentes de la producción a The Hollywood Reporter. Wan se negó, optando por volver a la franquicia de terror El conjuro, de la que es uno de los creadores.

Warner Bros., propietaria de los derechos de las películas de superhéroes de DC Comics, le propuso a Wan dirigir uno de los largometrajes de esta serie. Las opciones eran Flash y Aquaman.

El director eligió al segundo, aún a sabiendas de que era un personaje menos popular (del que incluso varios fanáticos del género se burlan), y del que no han existido prácticamente versiones en cine y televisión. Su razón fue que le permite "crear un nuevo mundo y contar la historia del personaje que yo quiero contar".

Estas dos escenas ilustran en parte la metodología de trabajo de James Wan, nacido en Malasia, criado en Melbourne, Australia y radicado en Los Ángeles. Su carrera como director se inició con la ayuda del guionista australiano Leigh Whannell, quien se ha convertido en uno de sus colaboradores más frecuentes.

Entre ambos guionaron El juego del miedo, dirigida por Wan, y realizada con un presupuesto mínimo para Hollywood (US$ 1.2 millones de dólares), y que acabó recaudando más de US$ 100 millones, iniciando así una franquicia de siete películas.

Lo que también comenzó en ese momento fue la carrera cinematográfica de Wan, que en un principio pareció dedicada casi en exclusividad al cine de terror: Dead Silence, en 2007; La noche del demonio en 2010, su secuela y El conjuro en 2013 se integraron a su currículum, con Death sentence, un filme de acción y crimen, también de 2007, protagonizada por Kevin Bacon y John Goodman.

Su estilo crudo y violento, que además genera sustos verdaderos y una tensión constante, lo convirtieron en uno de los directores más reconocidos y elogiados del género de terror, algo en lo que parecía estar relativamente encasillado.

Hasta que en 2015, Wan dio el salto a las megaproducciones más taquilleras de Hollywood, cuando estuvo al mando de Rápidos y Furiosos 7, la que más recaudó de la franquicia, pero también una de las que tuvo las producciones más complicadas, en buena parte debido a la muerte de Paul Walker, uno de los protagonistas del filme, pero también por la injerencia de Vin Diesel (protagonista principal, productor y principal impulsor de la saga), que lo llevaron a optar por volver al horror.

Con su trabajo en Aquaman (prevista para 2018), volverá al reino de las salas llenas y se meterá con el género más taquillero del cine actual, el que desde sus orígenes ha convocado a directores de prestigio para conducirlas, convirtiéndose en una marca de status dentro de Hollywood. Parece solo el principio para Wan.

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