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¿Quién es la nueva primera dama argentina?
Desde que nació el mundo de Juliana Awada y sus hermanos estuvo determinado por una empresa familiar que los padres crearon en la década de los 60, un imperio del rubro textil. Ser elegante, cuidadosa y a la vez austera con su indumentaria se lo debe a la casa de indumentaria femenina que dirige su madre, Elsa Esther Baker, conocida como "Madame Awada" en el mundo fashion.
"Cuando no estaba siempre nos metíamos con Leila -su hermana- en sus placares y jugábamos con sus zapatos, guantes, sombreros, pieles... Mamá era una diosa cuando se producía", confesó en una entrevista con La Nación en 2009.
Juliana tiene cuatro hermanos: Daniel, dueño de Cheeky, Como quieres que te quiera, Kosiuko y Portsaid; Alejandro, actor, que encarna al protagonista de la serie "Historia de un clan"; Leila, una artista plástica y Zoraida, con quien trabajan en la comercialización y el diseño de la marca Awada.
Su infancia y adolescencia se centraron en costumbres de una clase media acomodada: educación bilingüe en un colegio del barrio Belgrano donde jugaba al hockey, cursos de cocina, viajes a Nueva York, Londres y París a buscar coleccionistas con su madre; desfiles, galerías de arte y un viaje de estudios a Inglaterra para estudiar diseño.
A los 23 años tuvo su primer matrimonio con Gustavo Capello, de quién se separó al poco tiempo. Luego comenzó una relación con el conde Belga Bruno Laurent Barbier, a quien conoció en un vuelo de Air France. Tuvieron una hija, Valentina, pero nunca se casaron.
Durante casi una década vivieron en una residencia en el lujoso Barrio Parque, en la casa contigua a la que vivía Mauricio Macri, con su primera esposa, Ivonne Bordeu. Ahí se conocieron. Varios clubes de golf y veranos en Punta del Este también los cruzaron, pero fue en el Ocampo Wellness Club donde iniciaron su relación.
"No es que yo lo vi a Mauricio y me enamoré la primera vez. Pero cuando empecé a salir, inmediatamente sentí que era el amor de mi vida", explicó Awada en una entrevista a Clarín.
Con música de David Guetta de fondo, tenían el mismo personal trainer; mientras ella usaba el escalador, Macri leía el diario en una bicicleta de respaldo. Pero hasta finales de 2009 no compartieron más que eso. Un año después se casaron y tuvieron una hija, Antonia.
La simpleza es otra de las características de Juliana Awada, desde su vestimenta, hasta su forma de actuar. A pesar de los avatares políticos de su marido, electo presidente de Argentina el pasado domingo, intenta mantener las relaciones sociales. La función pública no le atrae, la política no le interesa. "Solo cómo ciudadana", confesó más de una vez, según informa Clarín.
La presencia de Awada en la campaña de Macri ayudó a romper con la imagen de político distante. El beso que le dió al finalizar el debate frente a Daniel Scioli y las escenas frente a cámara agarrados de la mano fueron muy comentadas entre los ciudadanos, argentinos y del mundo. "Me salió del alma. Lo amo. Llegamos mucho estrés por la campaña. Fue un momento de distensión. No fue preparado", confesó.
