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¿Quiénes compran el petróleo del Estado Islámico?

Los terroristas se financian con la venta del crudo a rebeldes, que tienen apoyo de la coalición
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04 de diciembre de 2015 a las 05:00
La venta de petróleo es la principal fuente de ingresos del grupo terrorista Estado Islámico, pues garantiza una ganancia de US$ 1,5 millones por día. La gran pregunta es quién compra ese petróleo. Quién, en definitiva, sigue dando plata a un grupo que el resto del mundo quiere eliminar. La respuesta, aunque intrincada, es previsible.

El Estado Islámico (EI) se asienta en una zona de Irak y Siria que se destaca porque tiene nueve pozos petroleros. Algunos están poco operativos, pero en otros se llegan a extraer 17.000 barriles diarios, por lo que en total cada día los extremistas pueden hacer negocio por unos 40.000 contenedores, de acuerdo con un reciente informe del Financial Times. Con un precio de entre US$ 30 y US$ 40 por unidad, la fortuna se hace cada jornada.

El recorrido del petróleo desde el pozo hasta su destino no es lineal. Antes, cuando el barril estaba a US$ 100, el mismo grupo terrorista se encargaba de exportarlo. Pero con la baja del precio del crudo y con el cambio en el mercado, el EI ya no aspira a clientes tan lejanos, sino que coloca su producto lo más cerca que puede. Sus principales compradores son traficantes de la zona, civiles u otros grupos de combatientes.

En general, el EI se desentiende también del refinado, que es realizado por intermediarios. A lo que sí se dedica es a recuperar dinero por medio de impuestos a todos los implicados en el proceso, desde los trabajadores hasta los conductores de tanques.

La mitad del petróleo de la zona va a Irak, y la otra mitad queda en Siria. Y en Siria, también tiene dos destinos. Una parte se comercializa en las ciudades, donde la gente lo compra para su consumo o para revender en otros lugares. La otra parte es la que se vende a los otros grupos de combatientes, que igual que ellos, necesitan combustible para mover sus máquinas.

Aquí adquieren más dimensión las contradicciones.

La primera, el hecho de que un grupo (el EI) provee de petróleo a su enemigo (los rebeldes). Uno gana dinero y el otro adquiere los recursos necesarios para mantenerse en batalla.

La segunda, que los rebeldes tienen financiación de Estados Unidos y de otros países de la coalición que busca destruir al Estado Islámico. Es decir, que mientras los coaligados bombardean las posiciones de los extremistas, de modo indirecto también los financian.

Saben y permiten

Los implicados lo saben y hacen la vista gorda, de acuerdo con el análisis que realizó la semana pasada Shwan Zulal, director ejecutivo de la consultora Carduchi, de Londres. En un programa televisivo de Al Jazeera, explicó que los del EI usan esto como elemento de control de sus oponentes, pues pueden medir cuántas provisiones tienen y, eventualmente, cortarles el flujo. Del otro lado, los dirigidos por EEUU aprovechan que sus protegidos consiguen los recursos y que ellos no tienen que darles el crudo y así exponer más su seguridad.

"De este modo, el dinero que se la da a los rebeldes llega al Estado Islámico. El grupo fue muy inteligente en aprovechar esto, y la coalición está muy reticente a hacer algo al respecto", indicó Zulal en ese programa.
Cortar con esto es complejo por varios motivos.

Por un lado, los coaligados no se atreven a bombardear las zonas donde se ubican los pozos o refinerías, pues esto implicaría dejar sin energía a toda la región y no solo a sus adversarios. De acuerdo con Afshin Shahi, director del Centro de Estudios de Política del Islam de la Universidad de Bradford, unas 10 millones de personas viven en los territories del proclamado califato. Cortar el suministro los afectaría a todos ellos.

Además, no bombardean los pozos porque luego habría que reconstruir las instalaciones (un costo más) y porque varios son operados por civiles. Es un hecho que el EI funciona como una empresa, con expertos a sueldo que favorecen un mayor rendimiento del crudo.

"Lo que haría una gran diferencia sería bombardear a lo largo de las líneas de transporte. Entonces sí se afectaría todo y sufriría toda la región", consideró en el mismo reporte de Al Jazeera Carole Nakhle, directora de la consultoría Crystol Energy, también con base en Londres.

Pero atacar en los caminos sería un riesgo mayor, pues es imposible distinguir desde el aire entre los camiones de petróleo ilegal y los de alimentos, entre los conducidos por traficantes y aquellos manejados por civiles.

"El costo de bombardear vehículos indiscriminadamente sería demasiado alto a nivel político y la coalición no puede asumir ese riesgo ahora", consideró recientemente Shahi.

Uno de tantos sospechosos

A raíz del incidente de días pasados, cuando los turcos derribaron un avión ruso que según declaran violó su espacio aéreo, aumentaron las tensiones entre Moscú y Ankara. El último episodio ocurrió esta semana, cuando el viceministro de Defensa ruso, Anatoli Antónov, acusó al mandatario turco Recep Tayyip Erdogan y a su familia de beneficiarse del ilícito.

En conferencia de prensa, Antónov, indicó que su país identificó tres rutas por donde el EI transporta unos 200.000 barriles diarios de oro negro, que luego sería comercializado por Turquía. Agregó que esto es solo parte de la información sobre "los horribles crímenes cometidos por los dirigentes turcos, que financian directamente el terrorismo internacional".

Antes de que existieran estas declaraciones, los turcos ya habían desmentido versiones similares.

Desde la óptica de Shali, de la Universidad de Bradford, en este campo, también, es casi imposible tener certezas. "Hay mucho tráfico entre el EI y Turquía, pero es casi imposible saber si se trata de transporte de petróleo ilegal. Esto es parte del problema". La frontera es de casi 1.500 kilómetros de largo y no hay modo de evitar el contrabando.

Lo que sí podría hacer Turquía, en todo caso, es cortar el suministro de dinero que da a los rebeldes sirios que luego pagan por el petróleo.

De ser así, los otros miembros de la coalición –empezando por Estados Unidos– deberían hacer lo mismo para propiciar un cambio real.

Mercado paralelo

El mercado del crudo pasa por un momento de inestabilidad debido a la excedencia de petróleo y ante una cumbre de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Pero el Estado Islámico se mueve en un micro mercado, por lo que la evolución del precio del crudo no afectaría sensiblemente sus finanzas.

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