Días después de que la mayoría de los argentinos decidiera que Mauricio Macri sea su próximo presidente, la consultora Deloitte organizó un desayuno bajo la consigna de responder hacía dónde va la economía del país vecino y cómo su próximo rumbo podrá impactar en Uruguay. Para ello, contó con la lectura del economista argentino Luis Secco (ver nota aparte).
El resultado electoral del domingo generó la expectativa de que se despliegue un escenario mejor para
Argentina, aseguró el socio de Deloitte, Pablo Rosselli, quien agregó que durante el año que viene el país tendrá que realizar un ajuste para retomar la senda de crecimiento. La clave, añadió, será que este ajuste sea "consistente".
Asimismo, adelantó que se verá un impacto interno por lo que "va a ser un shock devaluatorio" en Argentina.
Rosselli sostuvo que la recesión que atraviesan tanto
Brasil como Argentina configura un panorama externo negativo para Uruguay, cuya economía se ha desacelerado y presenta un "fuerte deterioro de los equilibrios macroeconómicos", dentro de los cuales el economista mencionó el déficit fiscal, la inflación, la competitividad y el déficit de cuenta corriente.
Así, se refuerza el "imperativo de ajuste macroeconómico", que requiere que Uruguay se vuelva más competitivo, disminuya su déficit fiscal y que tenga una "moderación salarial importante", para sostener la inflación en los niveles actuales.
"A nuestro juicio, el gobierno está apelando a una estrategia de ajuste insuficiente en su magnitud y demasiado gradual de esos desequilibrios macroeconómicos. Eso plantea riesgos importantes en materia de actividad económica y de empleo", sostuvo Rosselli.
El economista entiende que Uruguay tiene el "imperativo" de abaratarse en dólares. "No podemos permanecer caros en un mundo donde nuestros dos vecinos son baratos en dólares", dijo.
A este escenario se suma, agregó el socio de la firma, el deterioro de las expectativas empresariales –del cual dio cuenta la última encuesta sobre esta materia que llevó adelante Deloitte- y la percepción a la baja del clima de negocios en el país. Lo mismo ocurre con los consumidores, dijo, haciendo alusión al índice que en este terreno relevan Equipos y la Universidad Católica del Uruguay.
En tanto, el déficit "importante" de la cuenta corriente ("la economía está gastando más de lo que produce", dijo), y la moderación de la inversión extranjera directa –fenómeno que, se espera, se profundice-suman dolores de cabeza para al gobierno.
Con este telón de fondo, la proyección de Deloitte es que la economía uruguaya se expanda 1,5% este año –frente al pronóstico de 2,5% que maneja el gobierno-, y que tenga un "crecimiento menor" (que no se especificó) para 2016. Pero, advirtió Rosselli, se trata de un pronóstico con un "sesgo bajista".
Turismo y campo
La devaluación que tendrá que procesar Argentina pegará en la actividad turística en Uruguay, dijo Rosselli, aunque aclaró que el impacto no tendría que ser tan fuerte como lo que se vivió luego de la crisis de 2001-2002. También se verán efectos en la construcción residencial en Punta del Este –por el abaratamiento de los activos en Argentina-, añadió.
Si la devaluación de Argentina es más "consistente" que en el pasado, indicó, se abre una puerta para que haya mayor
competencia de productos importados en las góndolas uruguayas.
A su vez, el ajuste cambiario y la reducción o supresión de las retenciones harán que Argentina vuelque más materias primas en el exterior. Esto, también, podría desalentar algunas inversiones en el agro uruguayo. l