Recicladores se hacen empresarios y transformarán basura en energía

Se trata de una planta cooperativa que pretende hacerse cargo de los residuos que no se utilizan en las plantas de clasificación con las que cuenta la IMM. Según explicó a El Observador el presidente de la Cooperativa Nacional de Energía Renovable (Coner) –formada para llevar a delante este proyecto– Eduardo González, se trata de un “emprendimiento social y medioambiental” a través del cual se intentará dar una solución laboral a los clasificadores, a la vez que se procesan los residuos, un problema con el que la Intendencia ha tenido que lidiar desde siempre.

Lo que plantea Coner, explicó González, “es poner a clasificadores a trabajar en una planta única que transformaría los residuos urbanos en energía eléctrica”. La planta está pensada para procesar entre 1.000 y 1.500 toneladas de basura al día, de las 2.600 que se generan diariamente en Montevideo. Con esa cantidad de residuos, aseguró, se podrían producir 22 megavatios hora, de lo que se utilizaría un 15% para el funcionamiento de la planta y lo restante se vendería a UTE al precio de la generada por biomasa, entre US$ 90 y 95 el megavatio. Ese es el precio que UTE paga a los otros proveedores de esta fuente energética, que tienen contrato con el ente.

El director de Desarrollo Ambiental de la IMM, Juan Canessa, dijo a El Observador que la intendencia está al tanto de este proyecto y estaría dispuesta a dar apoyo, siempre y cuando vaya de acuerdo con las metas propuestas en la materia a nivel nacional. Aseguró que “hay mucho residuo que queda afuera” y que puede ser reciclable; y otro tanto, como es en general el caso de los residuos húmedos, que no puede utilizarse o no es rentable para generar energía. Por eso, si bien hay varias propuestas (incluso la CND en 2012 preveía la posibilidad de instalar una sociedad para este propósito) no hay “ninguna respuesta que resuelva el problema de la disposición final de residuos”.

Para procesar la basura, la planta utilizará una tecnología conocida como cracking molecular. Es un proceso en el que los residuos sólidos secos se transforman gasoil y gas sintético, a partir de los que se genera energía eléctrica, explicó González. La inversión total requerida es de US$ 125 millones, para los que ya cuentan con dos propuestas de financiación. “Tenemos una mesa de tres patas: la tecnología europea, la financiación y un problema social resuelto”, sentenció González.

Adiós a la tracción a sangre

“Hace muchísimo tiempo que la gente y el Estado discriminan y persiguen a los clasificadores pero nadie presenta una alternativa”, dijo a El Observador Walter Rodríguez, vicepresidente de Coner.

Como complemento de la planta recicladora y para intentar cambiar esa realidad el 15 de marzo la organización Basta de TAS (tracción a sangre) realizó un acto simbólico en el que Rodríguez, quien trabaja como clasificador, entregó su yegua Clotilde y recibió a cambio un motocarro. Con ese vehículo podrían obtener un permiso de la IMM para recolectar residuos de industrias, algo prohibido para los carros. En general, los candidatos a la IMM de los diferentes partidos han manifestado su intención de terminar con los carros en Montevideo.