La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, fue arropada hoy por miles de seguidores al abandonar el Palacio de Planato, la sede del Gobierno brasileño, tras ser notificada de que el Senado le abrió un juicio político y que tendrá que dejar el cargo por 180 días.
"Dilma, guerrera de la patria brasileña", coreaban los cerca de 3.000 militantes del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y de movimientos sociales que apoyaban su Gobierno que se concentraron frente a la Presidencia y a los que Rousseff se unió.
La mandataria evitó abandonar el Palacio por la rampa por la que generalmente salen los presidentes que entregan el cargo para dejar claro, como lo dijo en un pronunciamiento previo, que seguirá luchando por volver a la jefatura del Estado.
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