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Rousseff en pie de guerra contra la "aventura golpista" del PMDB

La presidenta atacó nuevamente al proceso, que ayer entró a la agenda del Senado
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20 de abril de 2016 a las 05:00
Dilma Rousseff ha emprendido una cruzada dialéctica personal contra el proceso de impeachment en su contra, que en las últimas horas ha catalogado de diversas formas. Desde "aventura golpista" a "persecución política", pasando por acusaciones de machismo y de desestabilización política, la presidenta de Brasil ha querido mostrar una actitud batalladora frente a una situación muy complicada de cara a la votación del juicio político en el Senado. En la tarde de ayer, este organismo en cuestión leyó la acusación aprobada en Diputados el pasado domingo, lo que inicia una de las etapas más importantes del proceso.

Si el Senado ratifica esta decisión de la Cámara baja, Rousseff perderá transitoriamente la presidencia por 180 días a la espera de una sentencia definitiva, y será reemplazada por el vicepresidente Michel Temer, del escindido Partido por el Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Esta sesión está prevista para que se desarrolle el próximo 11 de mayo.

La mandataria, cuyo gobierno pende de un hilo, arremetió contra su vicepresidente, Temer, denunciando una conspiración para lograr algo que en las urnas no conseguirían. "Esto no es un proceso de impeachment, sino un intento de elección indirecta por parte de un grupo que de otro modo no tendría las condiciones de hacerse elegir (...) Esto no traerá estabilidad política al país. ¿Por qué no trae estabilidad política al país? Porque rompe la base de la democracia", afirmó Rousseff.

En una presentación en el palacio presidencial de Planalto, Dilma Rousseff enumeró los distintos episodios que, según ella, la han dejado en medio de la crisis política. Entre ellas destacó el pedido de recuento de votos tras su reelección y los continuos rechazos a sus medidas para paliar la recesión económica que sufrió en el Congreso brasileño.

"Mi segundo mandato, del que van 15 meses, tiene el signo de la desestabilización política (...) Es gravísima la aventura golpista, porque llevó a una situación de rabia, de odio, de persecución", agregó ante corresponsales extranjeros presentes en Planalto.

Volvió a reiterar, además, que no existe ninguna investigación por corrupción en su contra por el escándalo de la estatal Petrobras, a diferencia de lo que sucede con el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha.

A propósito de este último, Rousseff lo acusó de ser el responsable detrás del proceso de destitución por "explícita venganza", luego que el Partido de los Trabajadores, partido de gobierno, apoyara una investigación en su contra.

A su vez, Cunha entregó personalmente la resolución de la Cámara de Diputados en el Senado, de manera de ejercer presión sobre los tiempos de votación. Si la presidenta es destituída, Cunha pasará a ser el nuevo vicepresidente de Brasil hasta el 2018.

Rousseff espera ahora que la historia tome un giro radical en el Senado, ya que ha declarado que con esa cámara posee "una relación absolutamente diferente". Sin embargo, esto no significa que el nivel de los miembros de esta cámara sea superior a los diputados, ya que varios de ellos están investigados por lavado de dinero e incluso uno de ellos está acusado por dirigir peleas de gallos. Según los sondeos, el Senado ya tendría los votos necesarios (42 de 81, una mayoría simple) para producir esta destitución transitoria y así comenzar el juicio.

Según Daniel Vargas, especialista en derecho público de la universidad Fundación Getulio Vargas de Rio de Janeiro, los senadores podrían enfocarse más en el tema legal y no tanto en lo político, algo en lo que pecó la votación del domingo pasado. "Sería justo esperar que sean un poco más legales" y menos políticos, expresó el experto.

El "machismo" en el impeachment

La presidenta de Brasil aseguró además que cree "que hay un componente fuerte" de machismo detrás del proceso que la puede llevar a perder el cargo y aseguró que "este no pasaría si el presidente fuera un hombre".

"Han dicho que estoy nerviosa, histérica, desequilibrada y hasta han insinuado que soy autista", expresó, además de asegurar que esos calificativos no habrían sido usados con un hombre.

El proceso en manos de un senador investigado

Con el avance del proceso de destitución al Senado, el futuro de la principal economía de América Latina recae en las manos de Renan Calheiros, un hombre que, como muchos legisladores brasileños, tiene problemas legales.

De 60 años, Calheiros es el presidente del Senado y tiene un papel central en las etapas finales del impeachment: desde decidir cuestiones tácticas, como los plazos del proceso, hasta imponer el tono de la discusión. El pasado lunes, por ejemplo, definió con el presidente de la corte suprema el cronograma del proceso de juicio.

Este legislador se encuentra investigado por haber aceptado presuntamente sobornos de la trama de corrupción en la estatal Petrobras. Medios de prensa brasileños publicaron en el día de ayer, basados en una declaración de un exdirectivo de la petrolera, que el presidente del Senado habría recibido US$ 6 millones en 2006.

Según la ONG Transparencia Brasil, no menos de 60% de los senadores han sido condenados o acusados por crímenes, y varios de ellos, entre los que se destacan los dos presidentes de las dos cámaras, están envueltos en el escándalo de Petrobras.

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