Barbeito destacó la importancia de la colaboración entre distintas instituciones científicas uruguayas

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Se busca Premio Nobel uruguayo

El Instituto Pasteur cumple 5 años y su director ejecutivo, Luis Barbeito, destacó logros y metas que tiene el centro de investigación, entre ellos, conseguir el galardón científico de mayor prestigio internacional
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09 de diciembre de 2011 a las 19:19

Desde que se instauró el Premio Nobel en 1901, el galardón se entregó 549 veces a 853 personas y organizaciones en todas sus categorías. De ellas, solo 16 son latinoamericanos y ninguno es uruguayo. Pero Luis Barbeito, director ejecutivo del Instituto Pasteur de Montevideo (IPM), quiere cambiar esto.

Son numerosos los logros que este centro de investigación biomédica consiguió en estos 5 años. Desde cuestiones concretas como lograr prometedores avances en el área del cáncer y repatriar 15 científicos uruguayos en el exterior, hasta ejemplos más simbólicos, como demostrar que en el país es posible construir y equipar un edificio de alta tecnología por una cifra superior a los US$ 8 millones.

“Hemos cumplido con las expectativas que puede tener la sociedad en un instituto de este tipo: brindar plataformas tecnológicas, producir conocimiento apostando a científicos jóvenes, educar para que las nuevas generaciones sean cada vez mejores que las anteriores y, finalmente, generar un círculo virtuoso de aplicación, ya sea en productos comerciales o en soluciones que el país necesite”.

Pero hay dos logros con los que el IPM todavía no cuenta y que Barbeito quiere alcanzar. Uno de ellos es tener “un científico de talla internacional que sea premio Nobel”, dijo. Y continuó: “Todos los institutos que quieren ser importantes tienen uno. El Instituto Pasteur de París ganó diez premios Nobel en su historia, pero tiene más de 120 años”.

Como los números lo indican, obtener el galardón internacional con más prestigio de la ciencia no es sencillo, mucho menos en esta región del mundo. “Tiene que haber mucha vocación, mucha suerte y un ambiente extremadamente fértil, porque hay un factor de preparación que debe tener todo el medio, no solamente la persona”, explicó Barbeito, quien obtuvo su postdoctorado en Francia.

La otra meta a cumplir es el desarrollo de “productos de alta visibilidad”, por ejemplo, una vacuna “que solucione una enfermedad humana o veterinaria. Para llegar a ese nivel se necesitan muchos más años de acumulación”.

Por lo pronto, el IPM ya depositó tres patentes, dos de ellas junto al Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE) y otra con la Facultad de Medicina de la Universidad de la República. El año que viene, dijo Barbeito, seguramente tendrán otros dos títulos de propiedad de descubrimientos propios.

Ciencia colectiva
“Muchos estudios vienen de otros grupos y nosotros lo que hacemos es seguir trabajándolos con esos mismos investigadores. Porque un árbol para dar frutos precisa tiempo y en 5 años no estamos dando frutos. Estos son de árboles que se plantaron antes y que nosotros usamos”, explicó el director del IPM.

Uno de estos frutos cosechado en Facultad de Medicina y trabajado por el IPM en colaboración con un instituto francés, es el desarrollo de anticuerpos monoclonales para tratar el cáncer. Los resultados hasta el momento fueron tan positivos que el biofármaco está por entrar en fase de ensayos clínicos en humanos, una de las últimas etapas que todo medicamento debe cumplir antes de salir al mercado. Según Barbeito, “ese estudio puede dar mucho que hablar”.

Otra de sus áreas fuertes de investigación es el de las enfermedades neurodegenerativas. Allí, por ejemplo, están trabajando con el IIBCE, el Instituto Pasteur de París y un laboratorio chileno para desarrollar un fármaco para el tratamiento del dolor crónico inflamatorio.

Cuestión de país
En el IPM trabajan 150 personas, de las cuales 121 son investigadores. Su producción representa entre el 7% y 10% de la capacidad científica que tiene todo el país.

“El mundo moderno exige a los países que quieren estar entre los más desarrollados un nivel científico y tecnológico elevado, que normalmente se mide por la cantidad de investigadores cada mil habitantes”, explicó Barbeito.

Mientras que los países desarrollados tienen dos, tres o más investigadores por cada 1000 habitantes, en Uruguay esa cifra está por debajo de uno. “Eso significa que el modelo productivo del país no está basado en la innovación”, acotó.

Pero esos miles de investigadores, nada son sin una sociedad innovadora. En su opinión, “es un cambio cultural que tiene que iniciarse en la educación escolar, liceal y técnica. Hay que actualizar los programas y estudiar más horas en el año”.

A lo curricular, Barbeito le agrega lo neurológico: “El cerebro humano es complicado. Está demostrado que el aprendizaje de la música o de una segunda lengua aumenta la capacidad intelectual del individuo también para las ciencias, igual que la educación física hecha a diario. Entonces, ese modelo económico necesita individuos plenamente preparados que después se especialicen en lo que la sociedad necesite”.

De forma menos académica, en el acto aniversario del IPM, el presidente José Mujica dijo: “Acumular conocimientos es la varita mágica que nos abrirá la puerta del porvenir. Lo demás son pamplinas”.

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