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"Se transformó en un valor el ver gente que no hace un porongo"

César Troncoso actúa en Supermax, la primera serie en español de Globo
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22 de febrero de 2017 a las 05:00
Sin planearlo, César Troncoso fue uno de los protagonistas indiscutidos del Festival Internacional de Cine de Punta del Este, realizado entre el 12 y el 19 de febrero. El actor uruguayo no solo integra los elencos de la película brasileña Elis y la uruguaya El sereno, que se estrena el próximo 9 de marzo, sino que también participó en un adelanto de Supermax, la primera serie en español de TV Globo que coprotagoniza junto a Antonio Birabent, Santiago Segura y Cecilia Roth, entre otros.

Troncoso aseguró en conversación con El Observador que su presencia en múltiples proyectos de lanzamientos simultáneos no le inquieta y es algo a lo que está acostumbrado desde su aparición en El viaje hacia el mar (2003).

El actor también habló sobre su trabajo a la hora de interpretar a un antagonista, así como su opinión sobre los reality shows, un género que Supermax –que sucede dentro de un programa de telerrealidad en una prisión– toma como disparador para crear una trama de suspenso.

¿No hay papeles pequeños?
Hay papeles pequeños pero no es dramático que los haya. En alguna película brasileña he llegado a participar en una única escena. Si la sacan no tengo participación, pero si lo hacen el personaje tampoco valía. Uno tiene que estar preparado. Me gustaría trabajar siempre en tres o cuatro películas por año en las que me ofrecieran el protagónico siempre. Si me siento a esperar, con mucha suerte haga una por año. Prefiero la continuidad de trabajo. Además, hay películas que son divinas y tenés la ocasión de trabajar en un proyecto en el que sabés que hay potencial, trabajando de repente en una escena con un actor que admirás. Eso también es una ganancia.

¿Alguna vez se sintió encasillado? ¿Notó que realizadores lo buscaban para un papel que ya había hecho?
Uno tiene ciertas características de imagen que a veces sirven para ciertos roles en particular. Si yo tuviera el lomo de (Arnold) Schwarzenegger, que no lo tengo, de pronto la casilla sería más clara. No me siento muy encasillado. Tengo cara de tipo común, parece. Capaz que no. Si le ponés unos lentes y lo peinás para el costado es una cosa. Si le rapás el pelo y le dejás barba es otra. He hecho de mafioso pero he tratado de hacer malandras con diversos estilos y líneas.

¿La maldad es tan interesante como peligrosa para interpretar? A veces es difícil creerle las motivaciones a un villano.
Eso tiene que ver con las herramientas de su villanía, con las que el guionista y después el director le colocan en la mano para defender. Tiene que ser lógico. Si mato gente y no existe razón alguna para hacerlo, va a ser difícil de defender. Uno tiene que encontrarlas siempre, incluso en esos que son más traídos de los pelos. A veces te sale, a veces no. Tenés que encontrar lo orgánico. Si lo es, está bien en general para trabajar con esa credibilidad. Lo deseable es que la gente te crea y para eso tenés que ser natural. De qué manera construir esas razones aunque el director no te las haya dado.

¿Cómo surgió su involucramiento en Supermax?
Había comenzado con el rodaje de la película O vendedor de sonhos (El vendedor de sueños) de Jamen Mordajdin, director de Globo que hizo Pantanal y Flor del Caribe, en la que trabajé. Recibo una llamada de Daniel Burman (director de Supermax) directamente. Él estaba en Río de Janeiro junto con Mario Segade, el responsable del guion. Me dijo que quería laburar conmigo, me explicó cómo venía la mano del proyecto y le dije que me interesaba.

¿Cuál es el desafío de ser una pieza más en ese tablero con tantos personajes?
Te empiezan a cantar el elenco y decís "¡A la perinola!". Santiago Segura, Cecilia Roth, Antonio Birabent, Laura Novoa... "¿Con estos tipos voy a trabajar?". Es una cosa extraña por un lado pero por otro es un proceso medio natural. Si pensás en Narcos, es un producto para Netflix hecho desde Estados Unidos pero es una sumatoria de personas de distintos lugares. Un protagonista brasileño, un chileno, un costarricense, todos hablando en español. Es una cosa que se instaló como natural. El hipnotizador, la serie de HBO en la que estuve en la primera temporada con (Leonardo) Sbaraglia y Chico Dáaz era una mixtura de dos idiomas. Hay una cosa más allá de (el presidente de EEUU, Donald) Trump, que está levantando muros, que hay como una caída en los límites de las cosas.
¿Qué piensa de los reality shows?
Es un formato que se mantiene. La televisión digital democratizó mucho. Podés tener 600 canales. Tenés desde Gran Hermano hasta el cambio de look de la mina de barrio de Wisconsin. Están produciendo contenido todo el tiempo para miles de canales. Se transformó en un valor el ver gente que no hace un porongo. Sigue siendo más interesante la ficción, que tiene un costo mayor que cambiarle el look a la señorita de Winconsin o ver gente cantando. Hay una necesidad de protagonismo del ciudadano corriente que quiere 10 minutos de gloria. Es el ciudadano selfi que está sacando la foto para el lado de acá en vez de para allá. Es raro. No me gusta.

¿De qué trata El pampero, su próxima película, que participará en el Festival de Cine de Miami?
Está dirigida por Matías Lussechi. La hicimos en Argentina en el Delta del Tigre. Está protagonizada por Julio Chávez y Pilar Gamboa y yo soy el tercero en discordia. Tiene algunos ribetes tal vez policiales y soy el antagonista. Aparezco a pudrirla, lo cual no está nada mal (risas). Es una coproducción con Uruguay.

Primeras impresiones de Supermax


El elenco multinacional incluye, además de al uruguayo César Troncoso, al español Santiago Segura, a los argentinos Antonio Birabent, Cecilia Roth y Laura Novoa, así como a los brasileños Laura Neiva, Felipe Hintze y al cubano Rubén Cortada.

El reparto heterogéneo interpreta a un grupo de participantes de un reality show titulado Supermax en el que los concursantes deben superar diferentes retos dentro de una cárcel de máxima seguridad.
El encargado de dirigir la producción, que muestra un nivel cinematográfico de altura, es el cineasta argentino Daniel Burman. En su carrera el director está más familiarizado con el género del drama familiar, pero en el primer capítulo de Supermax –exhibido la semana pasada en el Festival de Cine de Punta del Este– el realizador demuestra una faceta completamente diferente, utilizando una narración de edición rápida, con una secuencia inicial de acción impecable y plantando las semillas de diferentes misterios que resolverá con el desarrollo de la trama.

Pese a que Supermax toma ciertas pautas estéticas del lenguaje televisivo de la telerrealidad que pueden resultar vetustas (excesivo cambio de planos, por ejemplo), su fortaleza está en el desarrollo que la serie hará de las historias personales de cada participante, una premisa que recuerda a Lost. En general, el primer episodio de Supermax indica que tiene potencial indicado para convertirse en un evento televisivo a tener en cuenta semana a semana.

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