Juan Manuel Pérez Ferreira participó en el acto de los 70 años de la ACA.<br>

Agro > Juan Manuel Pérez Ferreira

"Seguimos siendo arroceros por la pasión y el amor que le tenemos al cultivo"

Ex presidente de la ACA lamentó que no se pueda producir con el precio del combustible que hay en Paraguay
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24 de febrero de 2017 a las 05:00
En su rol de ex presidente de la ACA, ¿cómo ve a la institución?
Siempre fue una institución muy fructífera, porque ha sido muy seria, totalmente responsable en cada decisión y en cada aporte. Se llegó a 70 años siempre avanzando, con una continuidad en lo que se hizo para que los productores mejoren su actividad y calidad de vida. Eso se sigue haciendo y a los más veteranos nos tiene muy conformes y felices.

Se ve a la cadena agroindustrial del arroz como un modelo.
Desde un comienzo el sector dio pasos seguros. Hoy está a la vanguardia de la tecnología en materia de cultivos, en variedades, en rendimientos, donde los nuestros son desde hace mucho los que se logran a nivel teórico en ensayos experimentales, casi insuperables. Sorprende el nivel de adopción tecnológica en el arroz y ojalá que no lo perdamos pese a los malos momentos. Otro aspecto muy trascendente es el total cuidado del medio ambiente: hacemos un cultivo sin transgénicos, algo resuelto de común acuerdo con la industria.

Otro valor que se señala es cómo se negocia con la industria para determinar el precio del arroz.
En el festejo de los 70 años estuvieron los amigos de la industria y eso dice mucho, más allá de discusiones a la hora de negociar, algo que se comprende porque cada uno defiende sus intereses. Nuestra relación es permanente, vamos juntos en todo, en investigación, cuidado del medio ambiente, solicitudes al gobierno, etcétera, menos en la discusión del precio. Desde la ACA los productores se han relacionado con mucha inteligencia con la industria, pero también con otras instituciones, como el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), por ejemplo.

Otro mojón fue la creación del Centro Experimental del Este.
Así fue. Con propiedad puedo decir que el INIA se creó tomando como referencia un convenio que tenía el Ministerio de Ganadería con el sector arrocero. Las dos instituciones fueron de gran valor, una apuesta inteligente que se hizo y que sigue dando muy buenos frutos.

Tuvo una amplia actuación en la ACA desde 1986 a 1998, presidió a la institución, ¿qué recuerda de aquella época?
Fueron años difíciles, pero de una u otra manera a todos los ex presidentes y al actual incluso, a Ernesto (Stirling), nos ha tocado en algún momento dirigir a la institución en años complicados. En rendimientos, el que sacaba 130 bolsas era un productor excelente, pero hoy si alguien logra solo eso desaparece. Eso marca el nivel de evolución y exigencia. Me acuerdo que en el primer gobierno democrático luego de la dictadura, cuando el presidente era Julio María Sanguinetti –y quiero aclarar que soy blanco– había un equipo en el gobierno estupendo. Lo integraban (Ariel) Davrieux en la Oficina de Planeamiento, (Federico) Slinger como presidente del Banco República y (Ricardo) Zerbino como ministro de Economía. En medio de una gran crisis del sector, el Estado tuvo que asegurarnos US$ 8 por bolsa de 50 kilos de arroz, cuando el precio que había era US$ 4,80. En la liquidación que nos daban los molinos aparecía esa diferencia bajo el concepto de "apoyo estatal", no era disimulado, era una apoyo tan directo como necesario. Los precios fueron mejorando y el apoyo del Estado tuvo que ser menor, pero quiero destacar que gracias a eso el sector pudo salir adelante en una de las tantas crisis.

¿Siempre fue un sector volcado a la exportación?
Sí, siempre, al menos desde que tengo memoria. Desde la década de 1930 el consumo interno fue abastecido siempre y se empezó a exportar, cada vez más y ahora se exporta el 95% de la producción, según tengo entendido. Hoy hay varios mercados, como Irán, Irak, Perú y México; eso es bueno, antes se exportaba todo a Brasil recuerdo y era un gran mercado, pero un gran problema depender de uno solo.

Aludió a una secuencia de crisis, ¿por qué ustedes, sus hijos y sus nietos siguen en el arroz?
A veces nos preguntamos por qué. Seguimos siendo arroceros por la pasión y el amor que le tenemos al cultivo. Si plantas arroz te enamoras del arroz. Esto es una pasión, nos gusta, no podemos hacer otra cosa. Uno disfruta sembrar, regar, cosechar, mandar el grano al molino... la emoción que hoy siento cuando veo entrar el agua a la chacra es la misma de hace 40 años. Esa pasión, con algunos años en los que nos va mejor y otros en los que nos va mal o muy mal, no la debemos perder. Pueden costar más las cosas, pero tenemos las ventajas de lograr un rendimiento al tope en el mundo, con una adopción de tecnología impresionante, así que tenemos que salir adelante. Sin dudas hay costos muy altos y a veces los mercados se trancan, pero bueno, está visto que los arroceros nunca bajan los brazos. Lo de la pasión es real, lo hablaba con el ingeniero (Ricardo) Ferres, uno ve la lista hoy de los productores y los apellidos son prácticamente los mismos de siempre. Eso habla de una tradición, en esto hay muchos hijos y nietos, en el sector uno ve chiquilines que vienen atrás de los veteranos. Estamos nosotros, los de 40 y 50 años, y los de 20 y 30 también.

Parece que el sector depende mucho de los fondos arroceros...
Bueno, quiero aclarar que esos fondos los hemos ido pagando, todos los productores. El primero, el segundo y si Dios quiere pagaremos el tercero y el cuarto. La coyuntura dice que los precios que eran de US$ 580 a US$ 600 por la tonelada cayeron a US$ 400 y pico. Eso es una realidad y el costo país, al mismo tiempo, sigue siendo muy alto. Si pudiésemos producir con el precio del gasoil que tiene Paraguay o con el precio de la energía que tiene Brasil seguro no estábamos tan pendientes del fondo arrocero. Eso, con más o menos dificultad, se va a pagar, además tiene un recobro totalmente garantido por el sistema utilizado.

La ficha


Datos: Nació en Montevideo el 1° de julio de 1944.
Familia: Está casado con Noel Arocena. Tienen 3 hijos y nueve nietos.
Lechería: Productor de arroz.
Pasatiempo: "Plantar arroz".
Fútbol: Hincha de Peñarol.



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