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Segundo round en la OEA sobre Venezuela

Almagro se anota una pequeña victoria, pero aún está por verse el final
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12 de junio de 2016 a las 05:00
Era previsible que habría más rounds en el tire y afloje por Venezuela, entre el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y la Cancillería argentina. Y efectivamente, así lo parece.
El viernes Argentina convocó a una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA para el 23 de junio en Washington. El único tema a tratar allí: el extenso y duro informe de Almagro sobre la situación en el país caribeño, que la semana pasada fuera motivo de discordia entre la delegación argentina y la oficina del Secretario General, y que terminó en la imposición de la tersa resolución argentina, declarada como una victoria por el gobierno de Caracas.

El excanciller uruguayo encajó el golpe, pero siguió jugando fuerte en su intento por aplicar la Carta Democrática Interamericana al régimen de Nicolás Maduro. Y apuntó alto: en una entrevista con el diario británico The Guardian, acusó al gobierno de Mauricio Macri de obstruir sus esfuerzos para abordar en el seno del organismo las violaciones a los derechos humanos, los presos políticos y la crisis humanitaria en Venezuela.

Días después, en una entrevista con la Agencia France Presse, Almagro volvió a insistir sobre la necesidad de celebrar un referéndum revocatorio en Venezuela este año, titular que le dio otra vez la vuelta al continente. Y es que, en realidad, esa es la principal intención de secretario general, algo que ya había dejado claro en la dura carta que le enviara a Maduro a mediados de mayo, y sobre lo que volvió a machacar en su informe.

El uruguayo tiene muy presente que si el referéndum se realiza después del 10 de enero, Maduro, en caso de ser derrotado (como indican todas las encuestas), puede simplemente dejar el cargo a su vicepresidente sin necesidad de llamar a nuevas elecciones. Por eso es una carrera contrarreloj; y por eso también el gobierno venezolano trata de ganar todo el tiempo que pueda. En ese cometido, la declaración promovida la semana pasada por Argentina y aprobada por consenso, ampliaba considerablemente los márgenes de maniobra de Maduro.

Además de Almagro multiplicándose en varias entrevistas, ríos de tinta empezaron a correr en los medios con la sospecha de que la nueva postura de Argentina sobre Venezuela obedecía a la candidatura de su canciller, Susana Malcorra, a la Secretaría General de ONU, esfuerzo para el que necesitaría del concurso de Venezuela y sus aliados en la región.

Las declaraciones de la propia Malcorra, en los días posteriores a la lavada resolución del Consejo Permanente, desestimando el alcance de la Carta Democrática y diciendo que los problemas de Venezuela los deben resolver los venezolanos, tampoco ayudaron a la Argentina.

Para colmo la mediación de los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos —carta a la que se jugaba todo la decisión del Consejo— naufragó ante la propuesta de Maduro, comunicada por Zapatero a los dirigentes de la oposición, de no realizar el referéndum revocatorio a cambio de liberar a todos los presos políticos. Propuesta que fue rechazada en bloque.

En medio de todo eso, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela anunció el viernes la validación de las firmas para activar el referéndum, un mes después de que fueran presentadas por la oposición. Sin embargo, más 600 mil firmas fueron invalidadas de un plumazo, incluso —algo insólito— las el líder opositor Henrique Capriles y Lilian Tintori, esposa del preso político Leopoldo López. Lo que pareció una tomadura de pelo del gobierno.

Miles de venezolanos se volcaron a las redes sociales para denunciar que sus firmas habían sido arbitrariamente invalidadas. La situación de Venezuela y el tan socorrido "que lo arreglen los venezolanos" se hacían cada vez más insostenibles.

Pocas horas después, llegó el anuncio de que Argentina convocaba a la sesión extraordinaria del Consejo para el 23 de junio. Inmediatamente Almagro expresó en Twitter su satisfacción por la decisión. A su modo, era una pequeña victoria, tras el duro revés sufrido la semana pasada.

Sin embargo, conviene poner las cosas en perspectiva. La convocatoria a la reunión en Washington significa también que el asunto no se habrá de abordar durante la Asamblea General de la OEA que se celebrará la próxima semana en Santo Domingo, y a la que acudirán los cancilleres del continente. Es probable que Malcorra haya preferido no estar presente, o no tener que ponerle la cara a una resolución que podría serle adversa al gobierno de Venezuela, y así patear la pelota para adelante.

Sea como fuere, nada está dicho aún. Venezuela sigue contando con un buen número de gobiernos aliados en la región; sobre todo, la mayoría de los pequeños países del Caribe miembros de la OEA que se benefician de sus subsidios petroleros. Y eso podría darle Maduro una nueva victoria sobre Almagro en el organismo.

Pero la que no se salvará de decidirse esta vez será Argentina. Y ya no es solo el nombre del Malcorra y sus principios democráticos los que estarán en juego, sino los del propio gobierno de Macri. Dilema complicado, ya instalado en la Casa Rosada.

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