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“Si a alguien no le gusta el cine ni los perros, entonces tengo un poquito más de cuidado con esa persona”

Por amor al arte
“Si a alguien no le gusta el cine ni los perros, entonces tengo un poquito más de cuidado con esa persona”

Gabriel Massa nos invita a transportarnos a un mundo ya en extinción. El viejo y añorado video club. Hoy, VIC (Video Imagen Club) es el único referente en Uruguay para el universo cinéfilo

abril 04, 2017

 

 

Por Dolores de Arteaga. Fotos Olivia Pérez.

 

Dolores: -¿Tenés La Celebración de Vinterberg? 

Gabriel Massa:-Sí.

D: -Esperá un poquito, porque son tantas las películas que tengo en la cabeza, y otras anotadas en el celular… ¿Una iraní que se llama Los Niños del Cielo?

GM: -También.

D: -¿Y una de los ’40, de Frank Capra? Pah, me parece que se llama…

GM: -…Qué Bello es Vivir

D: -¡Uy, no lo puedo creer! ¡Tienen todas!

GM: (risas)

D: (arriesgo una más, porque no lo puedo creer) -De Kusturica, Gato Negro, Gato Blanco… 

GM: Dejame ver… (se fija en la computadora). ¡También!

 

 

Cuesta creer que Video Imagen Club (VIC) haya sabido envejecer. Y cómo. Nació hace 30 años, allá por el ’87. Cuando el VHS (cassette), con su característica cinta magnética, que hoy la recordamos con nostalgia, estaba en su gloria. Tiempos en los que Ronald Melzer era el protagonista del lugar. Porque él, más conocido como Ronnie, no sólo era el fundador del Video Club, sino el alma y la madre de cada rincón de ese primer local chiquito, arriba del famoso quiosco El Paquín, en la calle Benito Blanco.

Hoy es Gabriel Massa (44) quien preside el Video Club. La persona que me atendió. El mismo que no pudo decirme un solo “no” ante cada uno de mis pedidos de películas. Una “lista” que tampoco llegó a su fin, porque en la mitad del camino me di cuenta que era en vano seguir… Daba por firmado que tenían absolutamente todas.

¿Netflix? Mmm, nunca encuentro lo que busco. ¿Bajar de Internet? No es tan fácil como parece. Y, a decir verdad, nada como la magia de apersonarse en un video club, acodarse en el mostrador, y escuchar las historias de un aficionado del cine. El ocaso de estos lugares especializados en alquilar (y vender) películas, ya aconteció. Se dio gradual y paulatinamente. Quizás todavía quede alguno perdido en algún barrio. Quién sabe. Por eso aplaudo, y de pie, a este lugar que supo reinventarse y adaptarse a las tres décadas en las que logró más que vivir.

 

 

Dolores: Contame de los inicios de VIC

Gabriel Massa: VIC empezó en Benito Blanco y Boulevard España, y a los diez años se mudó a Benito Blanco y Scosería. Yo empecé a trabajar de adolescente, en el año ’95. Estudiaba y trabajaba. En el 2004 me asocié a Ronald Melzer, el dueño, para generar Buen Cine, una distribuidora de cine independiente que ha distribuido más de cincuenta películas uruguayas y ha editado varias también.

En este momento, además, soy programador de una nueva sala de cine en el Sodre, aparte de la sala Cinemateca en Pocitos. También soy productor de algunas cositas.

D: Contame algo sobre Ronald Melzer, una institución dentro de este Video Club. 

GM: A nivel personal y humano, marcó mi vida. Ronald fue una persona especial para mí. Parte del gran esfuerzo que hacemos por mantener este lugar abierto, es en homenaje a él, quien era un tipo generosísimo, de una gran cultura, muy abierto al cine y al mundo, a todas las cosas que tenían que ver con el arte. Fue contador, crítico de cine, árbitro de fútbol… Realmente tenía un gran amor por la vida. Y el cine era lo central. El falleció en el 2013, trabajé veinte años con él; empecé siendo su empleado, después su socio y terminamos siendo muy amigos.

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“Hace años que no es negocio (…). Es un lugar de encuentro, donde no sólo se llevan una gran cantidad de películas, sino que vienen a hablar de cine, a ver qué se les recomienda. Se genera un trato especial”

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D: ¿Quién atiende todos los días al público? 

GM: Héber Posada, quien sabe mucho de cine y tiene mucha experiencia en video clubes, es el que está todos los días al frente. Yo estoy trabajando poco acá.

D: ¿Desde niño te gustó el cine? 

GM: Más o menos. Creo que fue más una cuestión de adolescencia. Cinemateca, en un momento de mi vida, a los 18 o 20 años, fue como una gran escuela. Ver grandes clásicos de la historia del cine, leer muchos libros de cine; mi formación en esa temática fue informal y paralela a lo que hacía en Facultad de Humanidades, donde empecé una Licenciatura en Historia que nunca terminé. Trabajé durante un tiempo como colaborador de Historia del Arte en Humanidades, y llegó un momento en que me gustó mucho más el cine y tomé la decisión de seguir por ese camino.

D: ¿Me podrías hablar de las distintas etapas por las que pasó el Video Club? 

GM: Tuvo varias. Abrió en el ’87, en la década de los ’90 el VHS vivió un momento de esplendor, y finalmente entró la gran crisis del VHS a finales de esa década. Ahí empezaron a cerrar video clubes, pero la aparición del DVD a principios del 2000 reactivó el negocio, teniendo una actividad importante a partir del 2001. Entre 2007 y 2008 se trabajó muy bien, hasta que surgió Internet y la banda ancha, Netflix, etcétera, que fueron complicando su existencia.

D: Hoy, ¿es negocio? 

GM: Hace años que no es negocio. Yo, en particular, lo mantengo como parte de la distribuidora y productora; si bien nosotros seguimos trabajando y tenemos un público fiel, mayor de 50 o de 55 años, con una gran cultura cinematográfica. Porque es también como un lugar de encuentro, donde no sólo se llevan una gran cantidad de películas, sino que vienen a hablar de cine, a ver qué se les recomienda. Se genera un trato especial, hay un relacionamiento. Es algo que tratamos de mantener de nuestra cultura. Si viene gente joven, hay ruedas de mate.

D: ¿Qué cantidad de películas manejan al día de hoy? 

GM: Más de 10 mil títulos en alquiler y 700 títulos para vender. Tenemos pelis que es muy difícil encontrar en la red. Además, en tanto tiempo, hemos dado con películas muy raras y difíciles de conseguir; todo lo que el mercado ha sacado, pero también otras que nos traen amigos que viajan. La idea es acumular películas interesantes.

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“(Manejamos) más de 10 mil títulos en alquiler y 700 títulos para vender. Tenemos pelis que es muy difícil encontrar en la red. Además, en tanto tiempo, hemos dado con películas muy raras y difíciles de conseguir; todo lo que el mercado ha sacado, pero también otras que nos traen amigos que viajan”

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D: ¿Cuáles son los títulos más antiguos que tienen?

GM: En cuanto a la historia del cine, las primeras películas que existieron. Tenemos un DVD con los Cortos de Méliès, de 1899; digamos que es el segundo director de la historia del cine reconocido. Está Lumière, como el
creador del aparato cinematográfico, y Méliès fue aquél que trató de que la cámara no sólo fuera un registro, sino que también permitiera la posibilidad de generar fantasía. También hay películas de 1901, 1903.

D: ¿La película más alquilada en la historia de VIC? 

GM: El Padrino (Francis Ford Coppola, 1972). En este último tiempo, quizás menos.

D: ¿Tienen algo del llamado “cine comercial”, o cine que gusta a la gran mayoría de la gente? 

GM: Cine comercial hay todo aquello que consideramos razonable e interesante, esas películas que dieron en el cine y han tenido éxito. Porque hay que ser flexibles, ya que todos tenemos criterios diferentes. El denominador común es tratar de tener la mayor cantidad y variedad de películas, tener una selección que priorice la calidad, sin duda. Hay un límite que nos hace decir: “Esto no”, y son esas películas que nos parece que tienen valores que no están tan buenos. Tampoco tenemos un público que venga a buscar ese tipo de material. Las de Olmedo las tenemos todas, ya que tuvieron su momento histórico.

Al recomendar una película tratamos de entender a la persona que tenemos en frente, sacarle el perfil; recomendar una película que esa persona capaz no la tendría en cuenta.

 

 

D: ¿Qué opinás del “cine Hollywood”? 

GM: Hay de todo, buenas y malas películas. Las películas de Hollywood no me molestan, pero lo que sí me molesta es que tienen tal incidencia que copan el mercado de los países, y no permiten ver otras cinematografías. Pero no es un problema de Hollywood, porque tiene su negocio y lo hace bien. Tiene que ver con el mundo globalizado en el que vivimos, con las dificultades que tiene cada país de defender su propia producción. A ese nivel sí hay un cuestionamiento mío, por qué hay tantas películas de Hollywood y no hay más independientes. Francia, por ejemplo, es una maravilla, logra frenar cierta cantidad de películas y mantener una cuota del cine francés independiente. Eso sería lo ideal, que uno vea una cartelera de cine y tenga una oferta diversa en cuanto a países, temáticas, formas de ver cine.

D: Directores de cine. 

GM: Está difícil. Truffaut me parece un director increíble, también Hitchcock. John Ford y Jean Renoir, si estamos hablando de la historia del cine. Adrián Caetano, director uruguayo que vive en Argentina, me parece que hace muy bien su trabajo.

D: ¿Un actor? 

GM: Son bravas las listas (risas). Marlon Brando, por ejemplo, que era increíble.

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“Ver el documental con la entrevista que le hizo Truffaut a Hitchcock, es como haber hecho dos años de una escuela de cine”

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D: Si me tuvieras que nombrar una película…

GM: También está difícil (risas). Una que me gustó mucho fue ¡Qué Verde era mi Valle! (John Ford, 1941). Lo que tiene en particular esta película, así como algunas otras clásicas, es que me permite disfrutar de un mundo irreal, ideal, que ya no tiene nada que ver con el actual; es una película nostálgica, con cierta ingenuidad.

D: ¿La gente sigue viendo cine clásico? 

GM: Menos que antes y eso me preocupa. Cuando entré a trabajar al Video, se alquilaba mucho el cine clásico argentino de Niní Marshal, que ya nadie lo alquila. Hoy, lo que más se alquila aquí en el Video Club, es el cine europeo actual, sobre todo las francesas, italianas e inglesas.

D: ¿Qué película hay que ver sí o sí? 

GM: Amarcord (Federico Fellini, 1973).

D: Una película infantil… 

GM: Una francesa que se llama Las trillizas de Belleville (Sylvain Chomet, 2003). Es divina, es infantil pero no es para niños chicos.

D: Si una persona quisiera iniciarse en el “buen cine”, ¿por dónde tendría que empezar? 

GM: Yo creo en una cuestión más anárquica, sin tanto orden. Hay que ver mucha película y leer mucho acerca de cine. Se puede leer a directores y a actores. Ver el documental con la entrevista que le hizo Truffaut a Hitchcock, es como haber hecho dos años de una escuela de cine.

 

 

D: ¿Qué personajes pasan o han pasado por el Video Club?

GM: Desde Aroxa hasta Jaime Roos. El que venía hasta hace muy poquito, pero que ahora se mudó más lejos, era el jugador de Nacional Sebastián Fernández, quien tiene una cultura bárbara; venía con sus hijos, también compraba buenas películas y hasta me ha regalado otras. Hace años trabajó con nosotros un tiempito Christian Font, un tipo muy enriquecedor. También Gonzalo Sobral, en la década de los ’80.

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“Esto es una rareza absoluta. Cuando viajo no veo video clubes, sí tiendas de venta de películas. Nosotros lo consideramos más como una videoteca (…). El desafío pasa por tratar de que esa colección no se pierda, y que, de alguna manera, el público pueda tener acceso a este material”

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D: ¿En que terminará tu Video Club? 

GM: Esto es una rareza absoluta (risas). Cuando viajo no veo video clubes, sí tiendas de venta de películas. Nosotros lo consideramos más como una videoteca, y también estamos considerando buscar algún tipo de asociación. O sea, nuestra idea no es decir: “Ya no lo podemos sostener económicamente”, ya que debemos de tener la colección de cine más importante del país. El desafío pasa por tratar de que esa colección no se pierda, y que, de alguna manera, el público pueda tener acceso a este material. No quiero cerrar esto y vender las películas, que cada una vaya a un lugar distinto…Si se van, se tienen que ir todas juntas.

D: El cine para vos…

GM: Yo creo que el cine es el arte popular del Siglo XX. Hay películas muy literarias que tienen poco que ver con el cine. Si te ponés a pensar en Clint Eastwood, Spielberg, son grandes directores de la historia del cine y hacen entretenimiento. Hitchcock también debe de ser uno de los mejores directores que hubo en el cine. Sin embargo, hacía películas de venta accesible.

D: Definitivamente, tu mundo es el cine. 

GM: Sí, cada vez más.

D: Reflexión final… 

GM: En lo personal, el tema de tener una cierta cultura cinematográfica es importante, porque te da una mirada amplia de ver las cosas. Para mí a una persona le tiene que gustar los perros y el cine; si no le gustan, entonces tengo un poquito más de cuidado con ella (risas). Yo creo que hay una cierta sensibilidad compartida.

 

Contacto:
VIC
Video / Imagen / Club
Dir. Alejandro Chucarro 1036
Tel. 2705 1919

Catálogo online www.videoimagen.com.uy

Horarios
Domingos a viernes de 15 a 22 hs.
Sábados de 15 a 23 hs.

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Acerca del autor

Me llamo Dolores de Arteaga y soy del 70. Amo la vida, con sus dulzuras y sus sinsabores, con mi pasado y mi presente. Tengo un largo camino recorrido como mujer y como ser humano, con todo lo que estas palabras implican. Fui niña y adolescente. Soy hija y madre, mujer de mi marido y amiga. ¿Mi marido? Mi pilar, el compañero que elegí desde que lo conocí, que nunca me cortó las alas para volar. ¿Mis hijos? Son lo más importante y fuerte que me pasó desde que nací. ¿Mis amigas? Son del alma, fueron mi propia elección, son mi otro yo, ven la vida con mis mismos lentes. sobremi Fui maestra, dueña de una tienda de segunda mano y ahora soy bloggera. Siempre digo que mis ciclos duran diez años; me gustan los cambios, reinventarme cada tanto. Me parece que las mutaciones forman parte del movimiento y de la riqueza de la vida. A partir de los 40 sentí que estaba empezando la otra mitad de mi existencia y se me despertaron gustos e intereses que quizás estaban dormidos. Me siento más entusiasta ahora que a los 20. Se preguntarán “¿qué se le dio por hacer un blog?”. Tengo intereses de todo tipo. Considero que leer es uno de los placeres de la vida, que el arte nos estimula los sentidos y que viajar nos enriquece el intelecto y el alma. Siempre me gustó descubrir la otra cara de las ciudades, hacer hallazgos donde no es fácil identificar a primera vista, descubrir y redescubrir lugares, conocer a la gente, estudiar la naturaleza humana en sus diferentes realidades, hurgar un libro hasta el cansancio, improvisar críticas de cine de lo más personales con amigas, salirme del clásico circuito pautado por unos pocos y estar pendiente de qué se puede hacer acá, allá o donde fuere. Pero sobre todo, me gusta reírme, y si es a carcajadas, mejor todavía. También soy una máquina de registrar datos. Siento un disfrute especial cuando lo hago. Mis amigas me llaman las “páginas amarillas”. Y hasta acá llegué para no aburrirlos hablándoles de mi. ¡Entren a descubrir el blog! ¡Para mí es un verdadero disfrute hacerlo!

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