Agro > ALEJANDRO GAMBETTA
"Si no aplicamos nuevas estrategias el productor abandonará la oveja"
Es un momento de grandes desafíos. Por un lado, estamos con un stock muy bajo que es consecuencia de varios factores. En los últimos dos años la adversidad climática pegó fuerte en la mortandad de ovinos, así como el abigeato, los predadores y la falta de capacitación en la mano de obra. Por otro lado, tenemos números interesantes en los negocios de carne ovina y lana porque para ambos productos hay demanda y buenos valores. Tenemos que trabajar para ver cómo levantamos las restricciones.
¿Por dónde hay que trabajar para superar esas barreras?
A dos niveles. Las instituciones y organismos debemos trabajar para bajar la incidencia del abigeato y los predadores, pero también en la capacitación de la gente. Al mismo tiempo, existen aspectos que tenemos que pensar los productores. Preguntarnos cuáles son nuestras limitantes y cambiar la cultura tradicional del manejo de los ovinos. Estoy convencido que ya pasó el tiempo de trabajar con los ovinos en un formato tradicional, que trajo como consecuencia una parte de lo que nos está pasando. Debemos trabajar de manera diferente, ser más eficientes en el manejo de los recursos humanos y también incorporar los bretes portátiles, perros y motos para desarrollar la labor. Hay que darle de comer mejor a la oveja, que tiene una alta respuesta a la buena alimentación, y así mejoramos la señalada, la producción de lana y de carne. Y manejamos mejor la oveja, que hay que manejarla como a una vaca lechera...
Cerca de la casa.
Claro. Y si está lejos habrá que manejarla con un brete portátil o alguien que la cuide. Tenemos que volver al pastor. Si la oveja es buen negocio, tenemos que cambiar. La cuenta que hay que hacer es si la oveja vale la pena o no vale la pena. Nadie discute que la oveja es buen negocio. El problema es que si no aplicamos nuevas estrategias, y tenemos pérdidas por la razón que sea, el productor termina abandonando la oveja. El Secretariado Uruguayo de la Lana tiene que demostrarle a la gente que vale la pena tener ovejas y ayudar al productor a que adopte medidas en su empresa para solucionar los problemas. Tenemos que crear una nueva cultura ovina. La que tuvimos fue muy buena, pero hay que cambiar.
¿Y qué se hace con el abigeato?
Hay que solucionarlo junto con el resto de las instituciones. Y mientras tanto qué hacemos? Si la oveja es buen negocio tenemos que juntarlas, no dejarlas dispersas.
¿Cómo sigue el Plan Estratégico Nacional del Rubro Ovino (Penro) que culminó este año?
Lo estamos evaluando para ver las fortalezas y debilidades que tuvo. Hacer un buen diagnóstico y relanzar un nuevo Penro hasta 2020 con pocos proyectos pero robustos. Lo interesante es que se sumará el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, lo que asegura un trabajo conjunto público y privado en las propuestas para el sector ovino. Escuchamos decir que el Penro fracasó porque la gente solo mide que el stock ovino cayó y, si bien es cierto, hubo causas que ya mencionamos que incidieron en la caída, a pesar de que la oveja es un buen negocio. Un ejemplo de la acción positiva del Penro fue la creación del compartimento ovino (donde se produce en condiciones de bioseguridad para colocar carne ovina con hueso en mercados cerrados para ese producto porque Uruguay vacuna contra la fiebre aftosa). Además, el Penro permitió un mayor conocimiento entre los integrantes de la cadena ovina. Las cosas hay que hacerlas, y habrá aciertos y errores.
¿Qué expectativas hay al comenzar una nueva zafra de esquilas?
Tenemos buenas expectativas para la lana. En mayo pasado estuvimos en el congreso mundial lanero, en China, donde quedó claro que no hay lana en el mundo y hay demanda. Lo interesante que hay demanda para todos los tipos de lana. En la coyuntura actual hay más interés por las lanas medias que por las finas, ya que Australia se volcó a ellas y la crisis europea hizo caer la demanda.
