Mundo > La trama rusa

Siete preguntas para entender el caso Trump

Dos reuniones claves mantuvieron el presidente de Estados Unidos y el entonces jefe del FBI, James Comey
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10 de junio de 2017 a las 05:00

¿De qué se acusa a Trump?

Por ahora de nada formalmente.

Sí está confirmado que Michael Flynn, su exasesor de seguridad, está siendo investigado por mentir sobre los vínculos que mantuvo con funcionarios rusos.

También hay versiones, publicadas por los medios, de investigaciones sobre el exasesor presidencial Paul Manafort –que trabajó para varios magnates rusos cercanos a Putin–, y sobre su yerno Jared Kushner, por intentar un canal secreto de comunicación con Rusia.

Además, el fiscal general Jeff Sessions tuvo que recusarse por no informar a la justicia sobre reuniones que tuvo con diplomáticos rusos.

Los procesos son reservados, y por ello no hay confirmaciones sobre quiénes están bajo investigación –y si el presidente es uno de ellos–.

Pero todo eso, sumado a las investigaciones sobre la influencia rusa en las elecciones, los intentos de hackeo a demócratas o terminales de votación, generan las sospechas: ¿por qué había tanto contacto entre Rusia y el entorno de Trump?

¿De qué se podría acusar a Trump?

El cargo más concreto es de obstrucción de la Justicia.

El exdirector del FBI James Comey lo dejó claro al contar los hechos que llevaron a que Trump lo despidiera. Hasta ese momento, el presidente no tenía investigaciones directamente en su contra.

Pero Trump le "pidió" a Comey, en una reunión a solas en la Casa Blanca, que dejara de investigar a Flynn. La clave es saber si eso es una presión, y si de esa manera intentó obstruir el proceso legal. Comey interpreta que sí, pero dice que es cuestión del fiscal especial Robert Mueller catalogarlo como obstrucción a la Justicia.

¿Hay pruebas suficientes de delito?

Varios especialistas legales dicen que, si se reduce a palabra contra palabra, sería muy difícil que prosperara un caso contra el presidente.

Como no había testigos, y al parecer no hay videos –Trump había amenazado con publicarlos para mostrar que Comey mentía, y Comey pidió "por Dios" que hubiera cintas–, lo de Trump podría ser una conducta éticamente cuestionable y un problema político, pero habrá que ver si puede considerarse un delito.

El viernes el presidente dio un paso más y anunció que está dispuesto a declarar bajo juramento acerca de sus conversaciones con Comey.

¿Qué pasaría si hay un delito?

El camino para procesar a Trump es el juicio político, ya que la posibilidad de ser enjuiciado criminalmente no está clara en la Constitución –y en todo cao eso llegaría luego de una eventual destitución presidencial–.

Por eso, si las investigaciones especiales sobre la causa rusa hallaran indicios de delito, sería el Congreso el que tomaría el caso.

Como su nombre lo indica, sería un juicio político, y no uno judicial. Y por tanto, los criterios serían políticos, con todo lo volátil que tornaría eso al caso.

Bill Clinton enfrentó un impeachment por perjurio cuando mintió sobre su relación con Mónica Lewinsky, y Richard Nixon renunció antes de que el impeachment comenzara, agobiado por las pruebas en su contra.

Sin embargo, hay una diferencia sustancial entre esos dos casos y el actual: el Congreso estaba controlado por la oposición, que había encontrado una oportunidad de oro para lastimar al presidente.

¿Qué cambió la declaración de Comey?

Mucho, porque el exdirector del FBI ratificó prácticamente todo lo que se venía informando en los medios –de hecho él fue una de las principales fuentes, según reconoció–.

Ante todo, puso en blanco sobre negro la versión de la intervención presidencial para bajarle el tono a la trama rusa. Y desde ahí es que ahora se retomarán las investigaciones.

¿Trump está libre de toda culpa?

Para nada. La investigación de la Comisión de Inteligencia del Congreso sigue en marcha, y también la del fiscal especial.

Y ambas van al tema de fondo: ¿Qué contactos ilegales hubo entre la campaña de Trump y Rusia?

Además, la comparecencia de Comey, más allá de la posible o no obstrucción de Justicia, afirma otra duda: ¿Por qué tanta insistencia de Trump en defender a Flynn?

¿La mayoría republicana pone a salvo a Trump?

No del todo. Si bien por ahora no aparecen grandes grietas contra Trump en el Partido Republicano
–apenas John McCain aparece como una notoria voz de discordia–, la evolución de eso dependerá de varios factores.

Uno de ellos es que la situación de Trump se agrave a ojos de los legisladores de su partido, y que seguirlo apoyando les cueste políticamente.

Eso dependerá también de que la base republicana empiece a quitarle apoyo, algo que hoy no ocurre: si bien las encuestas de opinión coinciden en que la imagen de Trump tiene un índice de aprobación en el entorno del 35% –históricamente bajo para un presidente en el primer año de su mandato– la base electoral de Trump sigue más o menos firme, en alrededor del 75%.

Es decir: hasta que no sea un problema para los legisladores republicanos seguir apoyando a Trump, es difícil que el Congreso vaya contra el presidente.

De todos modos, si el escándalo le cuesta la mayoría en el Congreso en las elecciones de mitad de período, en 2018, un parlamento demócrata sí podría ir contra Trump.


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