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Siria, un país que se desangra
La guerra que se libra desde 2011 dejó un territorio poco habitable
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19 de septiembre de 2015 a las 05:00
Desde hace más de cuatro años, todos los días hay bombardeos y ataques que matan a unas 200 personas en promedio. Así, de a poco, el país que a comienzos de 2011 soñó con alcanzar la democracia ahora se va deshaciendo: las estructuras se destruyen, la economía se resiente y las personas que quedan con vida huyen. Más de 40 países intervienen de una forma u otra en el territorio pero aún así la guerra parece no tener horizontes.
La historia reciente de Siria comenzó como la de Libia, Egipto o Túnez: un grupo de personas se rebeló contra el gobierno autoritario e instalado de Bachar al Asad y tomó las armas en nombre de la democracia. Eso fue a fines de 2010 y desde entonces la situación no hizo sino empeorar. Por el contrario, tanto las fuerzas oficiales como las rebeldes (que ya son una sumatoria de grupos que hasta tienen objetivos diversos entre sí) arreciaron en su confrontación.
Y cuando parecía que ya nada podía empeorar, comenzó el avance del Estado Islámico, un grupo terrorista sin precedentes en cuanto a su vigor y capacidad de captar afiliados. Este grupo tiene más dinero que todos (por explotación petrolera obtiene US$ 3 millones por día, aproximadamente) y un afán expansionista como ninguno.
Y así, en medio de la guerra, nacerán este 2015 casi 400.000 niños. A continuación, un estado de situación de Siria, el país del que más de cuatro millones de personas han huido en estos cinco años.
Bachar Al Asad gobierna desde julio del año 2000. Antes de él estaba su padre Hafez, que asumió en 1971. A fines de 2010 comenzaron los alzamientos contra el mandatario y en noviembre de 2012 varios grupos opositores se unieron en la Coalición Nacional para Siria, que tiene 60 miembros de diversos grupos y es reconocida por 88 países, entre los que se encuentra Uruguay.
En Damasco, la capital, domina el gobierno y hay relativa calma. Pero en gran parte del país la situación es diferente, entre el abandono por falta de autoridad y el control impuesto por el Estado Islámico. En las zonas que este grupo domina hay una situación dual, pues por una parte se garantiza en cierta manera la supervivencia gracias a la suerte de clientelismo que instaura pero, por otra, quienes permanecen en sus zonas deben vivir la versión del Islam que el EI promulga y el precio de no hacerlo es el desplazamiento forzado o la muerte.
La de Siria no es una guerra mundial pero tampoco está lejos de serlo. Los bandos enfrentados tienen cada uno su respaldo internacional.
Con el presidente Bachar Al Asad están Irán y Rusia, que hace pocos días reconoció que tiene un "centro de mantenimiento técnico" en el puerto de Tartus y que hay especialistas militares rusos instalados en Siria, donde ayudan a los locales a utilizar los equipamientos rusos. Gran Bretaña y Francia lideraron la coalición que se formó en apoyo a los rebeldes sirios, a los que también asistió Estados Unidos con financiamiento. Pero en setiembre de 2014 los esfuerzos internacionales se centraron más bien en combatir al Estado Islámico en una guerra que se cruza con la siria.
Este conflicto es en Siria e Irak y en él participa una cuarentena de naciones, aunque no están todas implicadas del mismo modo. Estados Unidos realiza bombardeos desde el primer momento, lo mismo que Bahréin, Jordania, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. En julio de 2015 Turquía se sumó, y lo mismo hicieron posteriormente Francia y Australia.
Otras naciones apoyan con dinero o armamento (Gran Bretaña, Alemania, Italia, Albania, Polonia y la lista sigue) o con fondos para ayuda humanitaria, como por ejemplo Irlanda, Luxemburgo o Kuwait.
Sin embargo, la estrategia no da resultados exitosos por el momento. Los expertos estiman que los bombardeos aéreos –una solución menos costosa que los ataques por tierra– son mucho menos efectivos que el envío de tropas.
Los planes de respuesta y de resiliencia lanzados por ONU para ayudar a los afectados tienen un presupuesto anual que asciende a los US$ 7.000 millones. Hasta el momento se han recibido unos US$ 2.500 millones, el 33% de lo que se requiere. "Mientras la guerra no se para, uno de los paliativos es dar más ayuda humanitaria. Pero la cantidad de dinero y recursos para brindar esa asistencia no es suficiente", declaró la semana pasada a El Observador el uruguayo Raúl Rosende, que trabaja en la oficina de ONU que coordina la asistencia humanitaria en Siria.
Y muchos de los necesitados (4,8 millones) viven en zonas difíciles de acceder para los que llevan la asistencia.
Al comienzo de la guerra había 21 millones de personas en Siria pero al día de hoy se calcula que son 17 millones, entre los que hay 7,6 millones de desplazados internos, que se mudaron de su casa porque estaba en zona de conflicto.
Cuatro millones han huido ante el terror. Los países que más refugiados sirios acogen son los países vecinos: en Turquía hay 1,8 millones y en Líbano unos 1,2 millones, casi 30% de la población total del país.
El desborde de los campos en esos países de la región es en cierta medida la explicación de la actual crisis de refugiados en Europa, que ahora se hace más evidente.
La guerra es responsable de unas 310.000 muertes a abril de este año, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos. Entre estos hay más de 104.000 civiles y, de estos, más de 11.000 son niños. Los rebeldes fallecidos son cerca de 37.000 y los miembros del ejército que han muerto son pocos más de 2.500.
La historia reciente de Siria comenzó como la de Libia, Egipto o Túnez: un grupo de personas se rebeló contra el gobierno autoritario e instalado de Bachar al Asad y tomó las armas en nombre de la democracia. Eso fue a fines de 2010 y desde entonces la situación no hizo sino empeorar. Por el contrario, tanto las fuerzas oficiales como las rebeldes (que ya son una sumatoria de grupos que hasta tienen objetivos diversos entre sí) arreciaron en su confrontación.
Y cuando parecía que ya nada podía empeorar, comenzó el avance del Estado Islámico, un grupo terrorista sin precedentes en cuanto a su vigor y capacidad de captar afiliados. Este grupo tiene más dinero que todos (por explotación petrolera obtiene US$ 3 millones por día, aproximadamente) y un afán expansionista como ninguno.
Y así, en medio de la guerra, nacerán este 2015 casi 400.000 niños. A continuación, un estado de situación de Siria, el país del que más de cuatro millones de personas han huido en estos cinco años.
Situación política
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Bachar al Asad, en el poder desde el año 2000.
Bachar Al Asad gobierna desde julio del año 2000. Antes de él estaba su padre Hafez, que asumió en 1971. A fines de 2010 comenzaron los alzamientos contra el mandatario y en noviembre de 2012 varios grupos opositores se unieron en la Coalición Nacional para Siria, que tiene 60 miembros de diversos grupos y es reconocida por 88 países, entre los que se encuentra Uruguay.
En Damasco, la capital, domina el gobierno y hay relativa calma. Pero en gran parte del país la situación es diferente, entre el abandono por falta de autoridad y el control impuesto por el Estado Islámico. En las zonas que este grupo domina hay una situación dual, pues por una parte se garantiza en cierta manera la supervivencia gracias a la suerte de clientelismo que instaura pero, por otra, quienes permanecen en sus zonas deben vivir la versión del Islam que el EI promulga y el precio de no hacerlo es el desplazamiento forzado o la muerte.
Atravesado por la guerra
Las fuerzas sirias combaten por tierra y por aire, lo mismo que las milicias. En agosto de 2013 se supo que también se combatía con químicos, pues en un solo ataque fallecieron 1.400 personas en Guta. A partir de ese momento comenzó un proceso de desarme de estos elementos, pero la situación no se solucionó. A fines de agosto de 2015 la organización internacional Médicos Sin Fronteras denunciaba que había tratado a cuatro pacientes que presentaban síntomas de haber estado expuestos a agentes químicos.Conflicto internacional
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La de Siria no es una guerra mundial pero tampoco está lejos de serlo. Los bandos enfrentados tienen cada uno su respaldo internacional.
Con el presidente Bachar Al Asad están Irán y Rusia, que hace pocos días reconoció que tiene un "centro de mantenimiento técnico" en el puerto de Tartus y que hay especialistas militares rusos instalados en Siria, donde ayudan a los locales a utilizar los equipamientos rusos. Gran Bretaña y Francia lideraron la coalición que se formó en apoyo a los rebeldes sirios, a los que también asistió Estados Unidos con financiamiento. Pero en setiembre de 2014 los esfuerzos internacionales se centraron más bien en combatir al Estado Islámico en una guerra que se cruza con la siria.
Guerra al Estado Islámico
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Este conflicto es en Siria e Irak y en él participa una cuarentena de naciones, aunque no están todas implicadas del mismo modo. Estados Unidos realiza bombardeos desde el primer momento, lo mismo que Bahréin, Jordania, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. En julio de 2015 Turquía se sumó, y lo mismo hicieron posteriormente Francia y Australia.
Otras naciones apoyan con dinero o armamento (Gran Bretaña, Alemania, Italia, Albania, Polonia y la lista sigue) o con fondos para ayuda humanitaria, como por ejemplo Irlanda, Luxemburgo o Kuwait.
Sin embargo, la estrategia no da resultados exitosos por el momento. Los expertos estiman que los bombardeos aéreos –una solución menos costosa que los ataques por tierra– son mucho menos efectivos que el envío de tropas.
Situación económica
La oficina de Ayuda Humanitaria de ONU para Siria calcula que en estos cuatro años de Guerra la economía del país tuvo una regresión equivalente a 40 años. A fines de 2013 se calculaba que tres de cada cuatro sirios vivían en la pobreza, y que el 54% de la población vivía en pobreza extrema. La economía se contrajo 40% desde 2011.Financiamiento internacional
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Los planes de respuesta y de resiliencia lanzados por ONU para ayudar a los afectados tienen un presupuesto anual que asciende a los US$ 7.000 millones. Hasta el momento se han recibido unos US$ 2.500 millones, el 33% de lo que se requiere. "Mientras la guerra no se para, uno de los paliativos es dar más ayuda humanitaria. Pero la cantidad de dinero y recursos para brindar esa asistencia no es suficiente", declaró la semana pasada a El Observador el uruguayo Raúl Rosende, que trabaja en la oficina de ONU que coordina la asistencia humanitaria en Siria.
Crisis humanitaria
De acuerdo con la Oficina de Asuntos Humanitarios para Siria de Naciones Unidas, en el país viven 12,2 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria. Entre estos hay 5,6 millones de niños. La expectativa de vida se redujo 13 años desde 2011.Y muchos de los necesitados (4,8 millones) viven en zonas difíciles de acceder para los que llevan la asistencia.
Población y huidas
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Al comienzo de la guerra había 21 millones de personas en Siria pero al día de hoy se calcula que son 17 millones, entre los que hay 7,6 millones de desplazados internos, que se mudaron de su casa porque estaba en zona de conflicto.
Cuatro millones han huido ante el terror. Los países que más refugiados sirios acogen son los países vecinos: en Turquía hay 1,8 millones y en Líbano unos 1,2 millones, casi 30% de la población total del país.
El desborde de los campos en esos países de la región es en cierta medida la explicación de la actual crisis de refugiados en Europa, que ahora se hace más evidente.
La guerra es responsable de unas 310.000 muertes a abril de este año, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos. Entre estos hay más de 104.000 civiles y, de estos, más de 11.000 son niños. Los rebeldes fallecidos son cerca de 37.000 y los miembros del ejército que han muerto son pocos más de 2.500.
