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Sojeros deberán convivir con volatilidad de precios

Para la próxima zafra los márgenes del negocio serán mejores que un año atrás, pero es arriesgado hablar de un cambio de escenario
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08 de julio de 2016 a las 05:00
Por Blasina y Asociados, especial para El Observador

Los productores agrícolas tendrán que convivir con la volatilidad de los precios de la soja y aprovechar a tomar posición tanto en fijación de precios como de costos. En los papeles los márgenes para la próxima campaña son mejores que un año atrás, pero es aventurado hablar de un cambio de escenario teniendo en cuenta la propia volatilidad de los precios y la incertidumbre climática, con la previsión de un año Niña que se afianzará sobre la primavera en el hemisferio Sur.

Si bien el ánimo mejoró tras una zafra muy complicada, se debe ser muy justo en los números proyectados y evitar cierta tendencia inflacionaria en algunos costos solamente por expectativas que restan cumplirse.

En el cuadro de costos, el ajuste más significativo a la baja respecto a un año atrás está en fertilizantes y agroquímicos, mientras la corrección sobre la variable tierra ha sido menos generalizada, especialmente en las zonas con mayor aptitud, con algo de efecto inflacionario por el rebote en las cotizaciones de la soja.

La disponibilidad de semillas de calidad es un tema que se sigue muy de cerca ante los problemas en la cosecha, no solamente en Uruguay sino también en Argentina. Por ahora el problema sería de costos y no de disponibilidad, con aumentos que podrían ubicarse entre 15% y 20% tomando en cuenta estimaciones preliminares.

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Perspectivas de precios


Desde los ingresos, la variabilidad ha sido la norma. El mercado de soja en Chicago operará volátil corrigiendo en función de la evolución del clima entre julio y agosto. El contrato julio 2017 –de referencia para la próxima zafra en Uruguay– ha encontrado un techo sobre US$ 400 por tonelada y puede encontrar cierto piso entre US$ 360-US$ 365 por tonelada.

En su informe del 30 de junio, el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA, por su sigla en inglés) elevó algo menos de lo esperado su estimación sobre el área implantada con la oleaginosa en ese país. A pesar de ello, proyectó un área récord de 33,87 millones de hectáreas.

Si se confirmara la proyección de rendimiento, la producción podría superar los 105 millones de toneladas, un volumen similar al ciclo anterior. A pesar de ello el mercado seguirá sensible ante cualquier restricción en el potencial de rendimiento.

Con una producción sudamericana de –al menos– 10 millones de toneladas por debajo de lo esperado y una demanda constante, la cosecha estadounidense tiene escaso margen de error.

Las proyecciones para julio-setiembre de la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera no prevén sesgos significativos en las lluvias aunque sí temperaturas por encima del promedio que pueden restringir el potencial productivo.

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La producción de soja sudamericana sufrirá una merma al menos de 10 millones de toneladas.

Bajo este escenario, los precios para la soja de la campaña 2016/2017 en Uruguay han logrado referencias máximas del orden de US$ 380 por tonelada. Es un número que claramente dejaría márgenes atractivos, aunque lo que se ha fijado en precio es limitando como porcentaje de la producción proyectada.

Los que más han cerrado en precio son los grupos o empresas debido a su estructura de comercialización y a la necesidad de ir fijando costos. Si bien hay alternativas en materia de opciones para realizar coberturas, la demanda de este tipo de alternativas ha sido acotada hasta ahora. Los productores que no quisieron cerrar negocios con precio por soja 2017 pudieron establecer un piso en Chicago a través de un put. Para los que vendieron con precio también está la posibilidad de comprar calls para capturar parte de una eventual suba en los precios. No solamente falta el período crítico para la soja en EEUU, sino que también resta todo lo que pueda pasar con el clima en el Mercosur en un año Niña.

En el balance de relación insumo/producto son los fertilizantes donde se ve una mejoría más notable respecto a igual fecha del año anterior. Esto ha llevado a empresas y productores a adelantar la financiación en la compra de estos insumos.

En el primer semestre de 2016, el precio costo y flete del fosfato diamónico y del fosfato monoamónico fue de US$ 374 por tonelada frente a US$ 495 por tonelada de igual período de un año atrás, de acuerdo a los datos de Aduanas.

Si bien el mercado global de fertilizantes sigue presionado es posible que se hayan tocado pisos y que los valores copien con algo de rezago la recuperación en los precios de los granos.

En los últimos años los productores han especulado con que la competencia interna genere ajustes adicionales a la baja, no sería lo más probable que suceda y, a la vez, los mayores costos logísticos por comprar a último momento pueden compensar el menor precio logrado.

En el rubro arrendamientos se ha visto algún efecto inflacionario del rebote de precios sobre las expectativas en los campos con mejores potenciales. Según las consultas entre empresas y asesores, los que renovaron contratos antes del rally de precios lograron rebajas en materia de kilos por hectárea, incluso en zonas cercanas a los puertos, aunque luego esa tendencia quedó en suspenso. Ya manteniendo los kilos por hectárea, los dueños de los campos obtendrían mejores ingresos por el aumento en los precios.

"Hoy es difícil ponerle un valor por zona a los costos del arrendamiento", comentó un asesor CREA. Influyen cuando se acordaron los contratos y las fórmulas. Hay desde tablas que relacionan precios y kilos hasta otras que tienen un componente parcial de medianería. Más allá de cómo se terminen cerrando los contratos, el promedio país de kilos por hectárea a nivel nacional caería moderadamente respecto al año anterior, especialmente por el ajuste en las zonas de aptitud media y marginales.

En general, las áreas que pasarían de agricultura a praderas se concentrarían en las zonas más marginales de producción de granos no influyendo sobre el número general de la soja.

Una variable relevante es la disponibilidad de semilla. Pocos productores pudieron cosechar en buenas condiciones para asegurarse semillas. Las empresas que se dedican a la producción también sufrieron restricciones debido al exceso hídrico de abril, lo que llevaría a un incremento en el volumen importado.

El presidente de la Mesa Tecnológica de Oleaginosas, Roberto Verdera, dijo el lunes 4 al programa Tiempo de Cambio que las empresas del sector se están moviendo para asegurar la oferta de semillas. "Creo que será un tema de costos y no de disponibilidad", aseguró Verdera. La sensación, agregó, es que la disponibilidad de semillas no será una limitante para mantener o, incluso, expandir el área.

Aunque todavía no hay referencias abiertas de precios en el mercado se descuenta que el precio aumentará en relación al ciclo anterior. Además de procesar y evaluar la oferta interna de semillas, las empresas ya comenzaron a buscar alternativas en Argentina y también en Brasil.

En Argentina, las zonas que producen las variedades y ciclos que se plantan mayoritariamente en Uruguay sufrieron problemas similares por los excesos de lluvias en abril, lo que puede ser una limitante.

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Precio y costos


El mejor precio esperado por la soja es básicamente el que permite proyectar márgenes mayores para la oleaginosa en 2016/2017. Entre asesores agrícolas se van ajustando las previsiones de márgenes, siendo cautos en cuanto a los precios promedio de comercialización de la soja con costos en dólares por hectárea que tendría escasos cambios respecto a la campaña anterior. Un asesor CREA estimó un valor –sin considerar arrendamiento– de US$ 450 por hectárea para soja de primera que incluye el costo de la cobertura invernal.

"Es el precio el que puede hacer que el rendimiento de equilibrio baje en el orden de 300 kilos por hectárea", consideró el técnico consultado. Y resaltó la conveniencia de aprovechar las oportunidades que pueda dar el mercado para cerrar precios o hacer coberturas. En un grupo que asesora en la comercialización manejaron un costo por hectárea algo inferior aunque ya lo estaban revisando hacia arriba. En el caso de los costos de insumos, el menor precio por los fertilizantes sería compensado por el incremento esperado en el valor de las semillas ante la ajustada disponibilidad.

En cuanto a valores de labores y fletes se manejan costos similares a los de la última zafra, cuando se ajustaron fuerte hacia abajo. En cuanto al arrendamiento se dieron bajas en kilos por hectárea por fuera de las zonas más alejadas de los puertos mientras en las áreas de mejor aptitud se pudo bajar meses atrás cuando los precios en Chicago no habían subido.

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