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Sturla apeló al recuerdo de la Madre Teresa y del padre Cacho

El arzobispo de Montevideo convocó a los jóvenes a predicar la palabra de Jesús a favor de los pobres
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05 de septiembre de 2016 a las 05:00
Rubén Isidro Alonso, más conocido como el Padre Cacho, fue un cura uruguayo que en la década de 1970 se fue a vivir a un rancho de lata junto a los pobres del barrio Casavalle para compratir su dolor y ayudarlos a sobrellevar su cruz.

"Sé que Jesús vive allí, que habla su idioma, que se sienta a su mesa", decía el Padre Cacho y reclamaba por los derechos de los recicladores de basura.
Cuando murió en 1992, su cuerpo fue llevado hasta el cementerio del Norte en uno de esos carros tirados por caballos y conducidos por los pobres.

En 2014, el arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, le pidió al papa Francisco por la canonización del Padre Cacho y todavía espera lo que, considera, sería un acto de justicia.

Ayer por la tarde, en las mismas calles que recorrió aquel sacrificado cura, la Iglesia Católica uruguaya volvió a pedir por los más pobres y encomendó a sus jóvenes algunas tareas sociales –como la recuperación de muros y la limpieza de basurales– en esa zona de Montevideo que es calificada como "roja" por algunos de los que opinan sobre seguridad y segmentación social.

La oportunidad elegida por la Iglesia para difundir las enseñanzas de Jesús fue la denominada Jornada Nacional de la Juventud en la que participaron unas 1.500 personas el sábado y ayer.

Luego de participar de conciertos de rock y espectáculos de magia, de oraciones y representaciones de obras de teatro, cientos de personas se juntaron en el gimnasio Tacurú de avenida De las Instrucciones, casi en el cruce con el bulevar Aparicio Saravia. "Estoy feliz. Pude ver a un montón de jóvenes motivados para servir a Jesús", dijo el arzobispo Sturla a El Observador antes de subirse al escenario donde destacaban tres retratos: del primer arzobispo de Montevideo, Jacinto Vera, del Padre Cacho, y de la Madre Teresa de Calcuta, que el Vaticano convirtió ayer en Santa (ver página 22).

El cardenal Sturla ofició allí una misa en la que recordó que los tres mencionados fueron misioneros que nunca se quedaron "tranquilitos" frente al llamado del prójimo.

"Jacinto Vera salió a recorrer todo el país, aunque pudo quedarse en Montevideo con la excusa de que, total, Dios está en todas partes. El Padre Cacho se fue a vivir con los pobres para ayudarlos a progresar. Fue él quien empezó a hablar de 'clasificadores de residuos' cuando todos los trataban de 'requecheros'. También la Madre Teresa se fue a buscar a Cristo entre los más pobres", dijo Sturla luego de besar una Biblia y pedir un aplauso para unas misioneras de la zona que cuidaban de un asilo de ancianos.

Antes de terminar con la liturgia, Sturla instó a los jóvenes a no ser "comodones" y a salir a predicar las enseñanzas de Jesús.
Pasadas las 3 de la tarde, el humo y el aroma del incensario empezaron a apagarse y la gente se desperdigó por las castigadas calles y veredas que un día caminó el Padre Cacho.

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