"Talentos ocultos" despega, pero no está despegada

Desde que en 2009 la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas amplió la lista de candidatos al Oscar a Mejor película de cinco a un máximo de diez títulos, abrió la puerta a esa categoría a filmes que son sólidos e interesantes en varios de sus rubros pero que no plantean diferencia alguna con respecto a lo ya conocido o habitual, más allá de que cuentan buenas historias.

En esa categorización se puede incluir a El código enigma, Brooklyn o Un sueño posible. Son dramas de época, y en varios casos basados en hechos reales. Y en ese grupo se puede incluir a uno de los nominados de este año: Talentos ocultos, que desde el pasado jueves se puede ver en cines locales.

La película narra la historia de tres trabajadoras de raza negra de la NASA durante los primeros años de la década de 1960. Los soviéticos están mandando satélites y cosmonautas al espacio, y el gobierno estadounidense está desesperado. En un giro llamativo con respecto a anteriores películas sobre la carrera espacial, aquí se deja bien claro que el interés detrás de todo es el prestigio, pero también lo militar, ya que el temor de que los satélites espíen o contengan bombas atómicas está presente.

Estas tres mujeres se dedican a tareas de ingeniería y computación, pero su género y su color de piel les impiden llegar a su potencial real. El caso central es el de Katherine Goble (interpretada por Taraji P. Henson), una genia de las matemáticas que logra hacerse un lugar en el equipo encargado de enviar al primer astronauta estadounidense a la órbita terrestre.

A su lado están Dorothy Vaughn (Octavia Spencer, nominada como Mejor actriz de reparto a pesar de ser la que menos sobresale del trío protagónico), quien aprenderá por su cuenta a programar la novedad de la NASA: una gigante computadora IBM, y Mary Jackson (Janelle Monáe, que aporta los comentarios sarcásticos y es una personalidad magnética en pantalla), quien se ve impedida de estudiar ingeniería dada la segregación racial imperante.

Las tres historias interactúan correctamente, gracias al trabajo de un elenco destacado en el que también se incluyen Kevin Costner, Kirsten Dunst, Mahershala Ali (nominado en los Oscar por su trabajo en Luz de luna) y Jim Parsons.

La lucha del trío protagónico es desconocida para el gran público, y es una historia tan increíble y poderosa que logra enganchar al espectador, considerando lo relevante que se siente con respecto a la situación actual de Estados Unidos, lo que quizás sea una de las razones detrás de su nominación.

De todos modos, la exactitud histórica es sacrificada para contar una historia más concreta y cinematográfica, como suele suceder en estos casos. Hechos que se desarrollaron durante varios años, o que no fueron tan espectaculares como los mostrados en la película son comprimidos o exagerados, aunque a efectos del relato no es algo negativo.

Pero por fuera de su historia divertida, emocionante y atrapante, la película no aporta nada nuevo. Los planos, el desarrollo de la historia y la fotografía son clásicas, y la música (a cargo de Pharrell Williams) tiene lo suyo y hace llevar el ritmo, pero no hace más que reforzar lo que ya se está viendo.

Si Talentos Ocultos se lleva el premio a Mejor película sería una sorpresa y motivo de indignación. Y tanto Henson como Monáe merecieron mejor suerte en las nominaciones. Sin embargo, es una película completa, que plantea un amplio espectro de emociones y sin dudas es una opción recomendable dentro de la oferta cinematográfica actual.