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Terminó protesta en Hong Kong, pero la semilla quedó sembrada

El espíritu de la revolución sobrevive al desalojo de los campamentos
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11 de diciembre de 2014 a las 16:35

Las protestas estudiantiles en Hong Kong finalizaron ayer con el desalojo de los campamentos tras 75 días de reclamos y algunos enfrentamientos, pero el efecto de la revolución de los paraguas deberá ser objeto de análisis con el paso del tiempo.

Si es poco o mucho será cuestión de la historia, pero lo cierto es que, lo que en principio aparece como una protesta sin resultados positivos para sus protagonistas, la promesa de volver a las calles y de reinventarse para lograr sus objetivos, puede convertirse en el principio de un camino hacia cambios profundos en la excolonia británica, ahora bajo la tutela de China.

Ayer se puso fin a la ocupación masiva en las calles, pero ha despertado una generación que mantendrá sus reclamos por la democracia, aseguran algunos analistas y protagonistas de las protestas.

Como una suerte de semilla, los campamentos que sobrevivieron por 75 días dejaron sembrada la disconformidad y las ganas de buscar un horizonte con mayores libertades para la elección de sus representantes ante el gobierno central de Pekín.

El inicio de las protestas se gestó en setiembre, cuando las autoridades comunistas chinas insistieron en que los candidatos a las elecciones locales de 2017 fueran aprobados por un comité oficial.

Jóvenes estudiantes salieron a las calles para frenar lo que consideran será una farsa electoral, pidiendo poder elegir sin restricciones. A ese reclamo político pronto se unieron otras demandas, como la falta de alojamiento o la creciente desigualdad económica en la sociedad hongkonesa.

La presión ahora en los partidos liberales es más fuerte que nunca, y lo seguirá siendo hasta la próxima primavera, cuando la propuesta de reforma electoral planteada por China, y que encendió estas protestas, pasará a ser debatida y aprobada por el Parlamento hongkonés.

Pekín ya se ha apresurado en advertir que, si no sale la reforma aprobada en agosto -por la que los hongkoneses tienen derecho a votar pero a un pequeño número de candidatos preseleccionados por un comité de 1.200 miembros afín al régimen-, los ciudadanos de Hong Kong perderán su voto.

Lejos de amedrentarse, los manifestantes corearon el lema “volveremos” mientras un ejército de policías desmontaba ayer el refugio de una generación que ha despertado para mantener sus reclamos, dijeron los líderes.

Algunos de ellos, como el joven Joshua Wong, cabeza visible de la agrupación de estudiantes de secundaria Scholarism, insistían en que continuarán con las manifestaciones.

“El movimiento está dividido y puede que hoy esté hecho trizas. Tiene que tomar otras formas si quiere sobrevivir”, opina el profesor de la Universidad Baptista de Hong Kong, Jean-Pierre Cabestan.

Eso era lo primordial ahora para los líderes, quienes debatían entre los cientos de miles de manifestantes que acudieron por última vez en masa a Admiralty. Los más jóvenes apostaban por seguir la lucha en las calles con huelgas estudiantiles, boicots en el Parlamento local o llamando a la gente a saturar zonas comerciales como se ha hecho estos últimos días en el barrio de Mong Kok, el primero en ser desalojado. Otros, con una mirada de más largo plazo, analizan la posibilidad de una nueva estructura.

No obstante, y a pesar de que se auguren nuevas movilizaciones, expertos como Cabestan destacan que el arma principal en la nueva fase de la revolución será “la política”.

“Los legisladores democráticos deben estar más unidos que nunca”, insiste el profesor.

“Pekín está ganando la batalla pero está perdiendo la guerra en Hong Kong”, asegura a EFE el reconocido abogado de derechos humanos Teng Biao, en referencia a la generación política que se ha levantado y cuyas ansias de democracia no serán acalladas con represión.

Y es que la conciencia democrática ya se ha implantado en la mayoría de sectores de la sociedad hongkonesa gracias a la revolución de los paraguas.

“Estos más de dos meses han sido un despertar social”, resume, también en declaraciones a la agencia EFE, el presidente de la Confederación sindical de Institutos Terciarios de Hong Kong, Albert Li Sau-Sang.

En el terreno político, la diputada Claudia Mo dijo a la agencia AFP que la pelea seguirá. “Este no es el fin del movimiento. El despertar político entre los jóvenes es irreversible y continuaremos luchando”, dijo.

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