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Tillerson bajó los decibeles al choque de Trump con China

El secretario de Estado y Xi Jinping y se comprometieron a mantener "una nueva era de relaciones"
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20 de marzo de 2017 a las 05:00
El presidente chino, Xi Jinping, y el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, se comprometieron ayer en Pekín a mantener una nueva era de relaciones bilaterales basadas en el diálogo y en la cooperación, tras una nueva provocación de Corea del Norte.

Xi Jinping se entrevistó con el jefe de la diplomacia estadounidense horas después del anuncio de la prueba de un nuevo motor de cohete por Corea del Norte, que quiere dotarse de misiles intercontinentales capaces de llegar a territorio de Estados Unidos (ver nota aparte).

Esa prueba fue programada adrede para coincidir con la llegada el sábado a Pekín de Tillerson. Se ignora si Xi Jiping y el estadounidense hablaron directamente de Corea del Norte.

Más comunicación y diálogo


El objetivo del encuentro era lograr que la "transición", tras la llegada al poder del presidente Donald Trump, sea lo menos abrupta posible y pueda iniciarse un camino favorable para ambos países, a pesar de claras diferencias en cuestiones comerciales y en cómo afrontar la crisis en la península coreana.

En las imágenes distribuidas por la televisión oficial china aparece parte de un distendido diálogo en el que estadounidense transmitió al presidente chino el "alto valor" que el presidente Trump le da a la buena relación comunicativa que está habiendo entre ambos países, algo que servirá para "mejorar" las relaciones futuras, dijo.

"A través del diálogo llegaremos a una mejor comprensión que conducirá a un refuerzo de los lazos entre China y Estados Unidos y marcará el tono de nuestra futura relación de cooperación", agregó Tillerson a su anfitrión, que acababa de recibirle en el Palacio del Pueblo, en la plaza de Tiananmen.
Por su parte, Xi Jinping se mostró satisfecho por el resultado de la visita del secretario de Estado y confirmó que China está preparada para llevar a cabo una nueva fase de relaciones constructivas con Washington. Además, manifestó su "agradecimiento" a Tillerson por expresar que las relaciones entre las dos grandes potencias sólo pueden ser amistosas.

"Pensamos que podemos actuar para que la relación (bilateral) avance de manera constructiva en la nueva era. Confío en que, mientras hagamos eso, nuestra relación pueda avanzar en una buena dirección", aseguró.

El mandatario chino recordó que se ha comunicado varias veces con Trump y aseguró que ambos están "luchando" porque haya una cooperación entre las dos naciones hacia "una nueva era de desarrollo constructivo".

En el fragmento de la reunión que se difundió ninguno de los dos habló sobre la posible reunión entre Xi Jinping y Trump que se está preparando y que sería la primera entre ambos líderes. Según los detalles que se han filtrado, tendría lugar en abril en la residencia privada del mandatario estadounidense en Mar-a-Lago (Florida).

Tillerson cerró con el encuentro con Xi Jinping su viaje a Pekín, donde también se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, y el consejero de Estado Yang Jiechi, arquitecto de la política exterior china.

Con ellos trató, entre otros asuntos, el principal tema en el que se ha centrado su viaje a Asia: la creciente tensión en la península coreana debido a los programas de armas de destrucción masiva de Corea del Norte. Tillerson tildó como urgente la necesidad de colaborar para frenar el programa nuclear de Pyongyang y ambos países se comprometieron a hacer "todo lo posible" para evitar que estalle un conflicto militar en la península coreana.

Un tono conciliador hacia China


Antes de Pekín, Tillerson estuvo en Tokio y en Seúl, donde insistió que Estados Unidos no proseguiría su política de "paciencia estratégica" ante Pyongyang, y añadió que la opción militar estaba "sobre la mesa" frente a las amenazas de Corea del Norte. China, único aliado de Corea del Norte, pide en cambio diálogo con el régimen comunista norcoreano.

La relación entre Pekín y Washington se ha tensado recientemente por el despliegue por parte de Estados Unidos de un escudo antimisiles en Corea del Sur, que China considera como una amenaza a su propia soberanía.

A su vez, China estuvo en el punto de mira de Donald Trump durante su campaña electoral, ya que el magnate acusó a Pekín de haber "robado" millones de empleos a Estados Unidos. Sin embargo, Tillerson ha adoptado en Pekín un tono mucho más conciliador.

Corea del Norte prueba nuevo motor de cohete


Corea del Norte probó un nuevo motor de cohete, en presencia de su líder, Kim Jong-un, coincidiendo con una visita del secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, a Pekín, donde China y Estados Unidos hablaron sobre el programa nuclear de Pyongyang.

"El mundo se dará cuenta muy pronto de la importancia de la victoria histórica que hemos firmado hoy", destacó el líder del régimen norcoreano, Kim Jong-un, citado por KCNA, la agencia de prensa norcoreana.

Horas antes de reunirse con el presidente chino, Xi Jinping, Tillerson aseguró que Pekín y Washington iban a trabajar "juntos para ver si podemos llevar al gobierno de Pyongyang a cambiar de posición (...) y alejarse del desarrollo de armas nucleares".

El líder norcoreano dijo que el éxito de la prueba "marca un evento de significdo histórico" y declaró "una nueva era para la industria Juché de cohetes", de acuerdo con la KCNA, que también destaca que los avances tecnológicos de Corea del Norte reducen su dependencia de otros países. "El líder (Kim) (...) declaró que se trataba de un renacimiento para el programa de cohetes del país", agregó la agencia.

Los motores de cohetes pueden ser fácilmente reutilizados para propulsar misiles, y observadores externos afirman que el programa espacial de Pyongyang en materia de lanzamiento de satélites es en realidad una tapadera de pruebas del ámbito militar.

A su vez, Corea del Norte acusó ayer a Washington de mantener una política "de agresión" en su contra.

El diario Rodong Sinmun, el principal rotativo de Corea del Norte, tachó a Estados Unidos de "deshonesto" y de "forajido" por su estrategia ante Pyongyang, y en un editorial señaló que "no tiene ningún respeto por la soberanía ni por la idea de igualdad".

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