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Trapero: "Lo que invita a ver esta casa del horror es el vínculo padre-hijo"

El argentino, director de "El Clan", habló de su thriller sobre la familia Puccio
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14 de septiembre de 2015 a las 05:00
La historia puede no parecerlo, pero era real. En Buenos Aires, una familia secuestraba a conocidos que luego asesinaba, no sin antes haber recogido el dinero del rescate. El apellido de esa estirpe era Puccio y la historia resonó con toda su fuerza en Argentina en 1985 cuando, intentando recuperarse de los horrores de la dictadura, encontraba nuevas pesadillas de la mano de sus civiles. Tras las décadas, la familia atemoriza una vez más, solo que enmarcada por el lente del director Pablo Trapero (Carancho, Elefante Blanco) en El Clan, que se estrenará en Uruguay el 24 de setiembre.

¿Cómo fue el acercamiento a una historia conocida?
Yo la recordaba desde hace muchos años, cuando tenía 13 o 14, que fue el momento en el que los atraparon. A partir de ahí quedó dando vueltas en mi cabeza. El proyecto lo empecé a desarrollar en 2007 y, para mi sorpresa, si bien era un caso que era recordado entre gente de cierta generación, no había tanta información. Me di cuenta de que tenía que hacer una investigación para llegar a la historia que quería contar, porque todo lo que habían eran cosas vinculadas con el caso policial.
A través de esa investigación, pudimos hablar con familiares de las víctimas, con los jueces que llevaron las causas y tuvieron acceso a la casa, tomaron testimonio de los Puccio y de los amigos de Alejandro (uno de los hijos y cómplices del cabecilla, Arquímedes). También vimos fotografías, grabaciones, cartas. Con todo esto pude ir armando los elementos para construir el retrato de la familia, pero sobre todo el corazón de la película, que es el vínculo de Arquímedes (Guillermo Francella) y Alejandro (Peter Lanzani).

¿Por qué optaron por ese enfoque?
Era una de las cosas que más me interesaba y que más recordaba del caso, pero principalmente porque es la puerta de entrada para cualquier persona que quiera ver la película. Nos preguntábamos cómo iba a funcionar esta película para la gente que no conocía el caso o la historia de Argentina. Lo que yo sentía que invitaba a ver esta casa del horror en la intimidad era el vínculo padre-hijo, un vínculo universal que trasciende el contexto que podamos tener.

¿Cómo llegaron a Francella y a Lanzani para esos dos roles?
En el caso de Francella es difícil dar explicaciones, porque fue un proceso bastante intuitivo. Lo llamé muy temprano porque quería saber que contaba con él para escribir pensando en él. En el Festival (de Venecia) la gente que lo conocía se asombraba por el personaje, pero no por su capacidad de actor, y muchos otros, cuando le contábamos que él es un capo cómico de Argentina, se sorprendían.
En el caso de Lanzani yo no lo conocía, vi videos de las primeras etapas de casting y dije: "Este chico me gusta". Es un muchacho muy profesional, con mucha experiencia y talento. Fue muy lindo el proceso, fue un desafío para nosotros tres, porque Lanzani estaba asociado a otro estilo de interpretación.

¿Cómo te resultó, en términos creativos, trabajar con una historia basada en hechos reales?
Fue un gran desafío de principio a fin. El hecho de que sea un caso real y también mi primera película de época fueron dos cosas que me obligaron a explorar caminos nuevos, incluso en la utilización de material de archivo, en un montaje no tan lineal. De alguna manera, la idea era compartir con quien ve la película mi proceso con el caso, que fue fragmentado, con información que encontramos por momentos repetida y por momentos ausente. La intención fue invitar a quien ve la película a descubrir el caso como lo fuimos descubriendo nosotros.

Hay un uso de la elipsis en cómo se retrata la violencia. ¿Cómo decidieron qué mostrar?
Es una película donde la violencia está tan presente en todos lados, en el contexto de la época o en el desayuno familiar, que se ve más explícitamente la que hay entre Arquímedes y su familia que la que él ejerce sobre sus víctimas. Tanto es así, que se presenta a su familia como su primera víctima. Como el punto de vista es del interior de la familia, no era parte de esta historia contar qué era lo que pasaba con las víctimas que tenían encerradas.

Hay una "Pucciomanía" que el público está tomando muy bien, incluso a nivel internacional. ¿Qué es lo que atrae de esta familia?
Es difícil dar una definición que contenga todo. Pasamos los 2 millones de espectadores en Argentina y fuera del país, en los festivales, tuvo un desempeño sorprendente. La gran pregunta que nos hacíamos era cómo podía ser visto desde afuera un caso tan relacionado con la época argentina. Me da mucha alegría y emoción ver que la película es autónoma de lo que se sepa del caso. Me imagino que tiene mucho que ver con la relación entre Arquímedes y Alejandro. Siento que eso es lo que se repite en muchas notas, o gente que me habla en la salida del cine, en mi barrio, o en el Festival de Venecia. Ese vínculo tan extraño entre ambos.

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