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Trump busca unificar bajo su bandera un partido fragmentado

El magnate se reunió con parte de la cúpula republicana para subsanar heridas internas
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13 de mayo de 2016 a las 05:00
La casi confirmación de la candidatura de Donald Trump para la presidencia por el Partido Republicano ha despertado todo tipo de opiniones negativas y enfrentamientos contra su contrincantes dentro y fuera de Estados Unidos, pero también lo enfrenta a una fuerte resistencia dentro de su propio partido, que lo ven como una contradicción al establishment republicano y, por que no, como una amenaza latente que puede llegar a cambiar muchas bases establecidas desde hace largo tiempo.

Trump ha llegado a ganar gran popularidad a base de una retórica poco convencional, lo que ha fragmentado la unidad de un partido donde gran parte de los miembros prefieren verlo caer que alzándose con la representación del grupo político.

Para sanar esas heridas internas, los líderes del partido se reunieron ayer con el candidato en la sede republicana en Washington, a pocos pasos del Capitolio. "Fue un paso muy positivo hacia la unidad" y "una gran oportunidad para ganar (las elecciones) este otoño, y estamos totalmente comprometidos a trabajar juntos para conseguir ese objetivo", sostuvieron Trump y Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, en una declaración conjunta divulgada tras el encuentro. "La reunión fue sensacional", había publicado momentos antes en la red social twitter el presidente del comité nacional del partido, Reince Priebus, quien también participó del encuentro.

Al llegar a la cita, Trump saludó a la prensa pero no hizo declaraciones, algo que resulta extraño si se tiene en cuenta la verborragia del magnate neoyorquino. Unos pocos manifestantes lo esperaban fuera de la sede del partido con pancartas en las que podía leerse "Trump es racista", algo que alertó a las autoridades por la posibilidad de que se generaran incidentes tal como sucedió hace un par de semanas en una serie de cumbres republicanas en el estado de Florida.

"El Partido Republicano ha dejado el control en manos de un hombre sin valor, sin dignidad, sin moral", declararon algunos manifestantes fuera del lugar.

La importancia de esta reunión para los intereses de Trump no pasó solamente por buscar conseguir una foto con los líderes republicanos. Las divergencias internas del partido son profundas y hay grandes desafíos financieros (el partido debe recaudar cientos de millones de dólares para la campaña) y políticos por delante, porque los republicanos temen perder su mayoría en el Congreso en noviembre.

Ryan sorprendió a los círculos políticos al declarar la semana pasada que todavía no estaba listo para apoyar a Trump, un anuncio que repercutió de forma importante dado que él será quien presidirá la convención de investidura del candidato republicano en Cleveland, del 18 al 21 de julio.
Más allá de que las voces tras la reunión mostraban acuerdo y un clima de conformidad, la reconciliación tomará tiempo. En diciembre, cuando Trump propuso cerrar las fronteras de Estados Unidos a los musulmanes, Ryan lo condenó enérgicamente. "De eso no se trata el conservadurismo", declaró.

"Después de unas primarias muy difíciles que recién terminaron la semana pasada, pretender que estamos unidos sin estarlo verdaderamente nos conduciría a hacer una campaña de medias tintas", había dicho Ryan el pasado miércoles.

Sin embargo, pese a no estar de acuerdo con muchos de los lineamientos electorales de Trump, varios de los jefes republicanos estiman que habría mayor pérdida si el partido continúa fracturado que si se pone de acuerdo con el magnate.

En una señal de apoyo a esta última teoría, siete presidentes republicanos de comisiones legislativas se unieron a Trump en un comunicado el pasado miércoles, con el argumento de que su opción es mejor que "ocho años más de una Casa Blanca demócrata", como podría suceder si Hillary Clinton, candidata demócrata con más ventaja en las primarias, resulta nombrada presidenta y luego reelecta.
Con el panorama de un partido fragmentado entre detractores y aliados, Trump se encamina a ser el próximo candidato republicano, ya con sus oponentes más fuertes retirados.

La pregunta es si la parte disidente del partido complicará las intenciones de un, por ahora, muy popular candidato, o si, en cambio, hará de tripas corazón y buscarán ser de nuevo el partido al frente de la Casa Blanca.

Hollywood también se involucra

George Clooney y Reese Witherspoon apoyan a Hillary Clinton, Mark Ruffalo y Susan Sarandon hacen campaña por Bernie Sanders, mientras que Mike Tyson y Hulk Hogan avalan el proyecto de Donald Trump: la batalla electoral estadounidense también se juega en Hollywood. Las celebridades siempre han usado su poder a la hora de promocionar un candidato en las presidenciales y este año no es una excepción.

La meca del cine acoge constantemente veladas organizadas por estrellas de cine y directivos de los principales estudios para recaudar fondos a favor de su candidato favorito. La entrada a una de estas fiestas puede llegar a costar hasta US$ 300 mil por persona". Lo más importante es que las celebridades de Hollywood logran un nivel de atención para un candidato que ninguna otra industria consigue", señala Steve Ross, profesor de Historia de la Universidad USC.

Uno de los casos más claros fue el apoyo de la productora y presentadora de televisión Oprah Winfrey a Barack Obama en 2008, que generó un millón de votos para el que se convirtió en el primer presidente negro de Estados Unidos, de acuerdo a un estudio hecho por la Universidad de Maryland.
En esta edición, Clinton se perfila como la favorita de la realeza hollywoodiense. En su lista de "amigos" figuran nombres tan influyentes como George Clooney, Ben Affleck, Reese Witherspoon, Barbra Streisand y el cineasta Steven Spielberg. Todos ellos, más las estrellas de la televisión y la música, representan la quinta parte de los ingresos que ha recibido la campaña de la exsecretaria de Estado.

El multimillonario empresario Donald Trump, caso aparte ya que él mismo es una celebridad, cuenta con los avales de Jon Voight, el exluchador Hulk Hogan y el exboxeador Mike Tyson.
Pero Hollywood solo ha dado US$ 27 millones a los equipos demócratas y republicanos, suma que la convierte en apenas la decimotercera industria que llena las arcas de los aspirantes.

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