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Ultraderecha basó éxito electoral en discurso xenófobo y antieuro

Vertiginoso ascenso de AfD la convierte en la tercera fuerza política del país
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26 de septiembre de 2017 a las 05:00
Con un discurso claro, concreto y efectivo, marcado además por una impronta fuertemente nacionalista, Alternativa para Alemania (AfD) supo capitalizar el descontento evidente de una parte importante del electorado alemán.

Por eso no fue de extrañar que ese sector confirmara su ingreso en el Bundestag (Parlamento alemán, donde tendrá 94 diputados) por primera vez desde que terminó la Segunda Guerra Mundial en 1949 y que además se constituyera este domingo en la tercera fuerza política de Alemania una vez realizadas las elecciones legislativas.

La irrupción de la extrema derecha no es un fenómeno nuevo en Europa y de hecho se manifestó con nuevos bríos en países como Francia, Reino Unido e incluso Holanda.

La base del éxito electoral (13,3% del total de los votos, es decir alrededor de un millón de votantes) fue su plataforma política, en la que el discurso xenófobo, islmamofóbico y contrario a la permanencia en la zona euro tuvo un rol tan protagónico como decisivo.

De todas formas, no puede considerarse a AfD como un partido con una impronta neonazi: eso en realidad está reservado a pequeños grupúsculos que sí sostienen el ideario nazi (como por ejemplo, Tercera Vía, La Derecha e incluso el Partido Nacionaldemócrata).

Pero este partido liderado por el conservador Alexander Gauland –un exmiembro de la gobernante Unión Demócrada Cristiana (CDU), de la canciller Angela Merkel– y Frauke Petry, una economista liberal conservadora, centró buena parte de su programa en su prédica antieuro.

No obstante, Gauland no tuvo empacho en señalar que los alemanes debían estar orgullosos de la forma en que se desempeñaron sus soldados en la Segunda Guerra Mundial.

Aunque Petry intentó alejarse de esas posturas radicales –e incluso este mismo lunes desnudó divisiones internas al renunciar a su banca–, Gauland no estuvo solo: otro dirigente, Bjôrn Hôcke, criticó que se construyera un memorial en homenaje a las víctimas del Holocausto en Berlín.

Pero, además, AfD siempre fue extremadamente crítico con los programas de asistencia financiera a países de la zona euro como Grecia, que en su momento requirieron un enorme salvataje para seguir funcionando.

Considerado por analistas como un partido de derecha populista, Alternativa para Alemania, su discurso comenzó a atraer a votantes conservadores, desencantados con las políticas impulsadas por su canciller.

Algunas de esas políticas, vinculadas por la acogida de más de 1 millón de inmigrantes en los dos últimos años, terminaron perjudicando a Merkel y facilitaron enormemente el ascenso electoral de AfD.

El crecimiento de este partido se explica no precisamente por el apoyo recibido en estados postergados de la ex Alemania comunista, sino en las regiones de mayor desarrollo y prosperidad del país.

Lo concreto es que, con viento en la camiseta y perspectivas de seguir consolidándose en el firmamento político alemán, AfD no le hará fácil la tarea a Merkel y los suyos.

Ideario

Euro. Propone abandonar la zona euro y no rescatar a países europeos endeudados.

Islam. Quiere declarar al Islam incompatible con Alemania.

Fronteras. Exige el cierre de fronteras, endurecer el derecho de asilo y expulsar extranjeros que sean una amenaza.

Inmigrantes. Busca perseguir a extranjeros que cometan delitos y que inmigrantes regresen a sus países.

Educación. Apoya un sistema educativo diferencial según las habilidades de los alumnos y quieren que haya mejor medicina en las poblaciones rurales.

Merkel, debilitada, en busca de alianzas

Angela Merkel
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La canciller alemana Angela Merkel, que resultó ganadora pero al mismo tiempo debilitada de las elecciones legislativas realizadas el domingo, empezó este lunes a buscar aliados de gobierno, una tarea compleja en un paisaje político fragmentado por la irrupción de la extrema derecha.

Para Merkel, armar un gobierno será complicado.

Los socialdemócratas del SPD, con su peor resultado en años (20,5%), decidieron abandonar la coalición que formaban con la canciller y pasar a la oposición.

Para conseguir la mayoría en el Bundest ag sólo queda una solución, una alianza, inédita hasta ahora a nivel nacional, entre los conservadores, los liberales del FDP (10,7%) y los Verdes (8,9%).

Esta coalición, apodada Jamaica (porque tiene los colores negro, amarillo y verde) sólo existe en el pequeño estado de Schleswig-Holstein, en el norte de Alemania.

El problema es que el FDP y los Verdes tienen puntos de desacuerdo en cuestiones como la inmigración, el futuro del diésel o el abandono de las energías fósiles.

Mientras tanto, los máximos responsables del partido de Merkel, la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU), comenzaron a analizar este lunes los resultados de las elecciones, en las que obtuvo el 33% de los votos, su peor resultado desde 1949, según datos definitivos.

"Una victoria de pesadilla", según el periódico Bild.

La cuarta victoria consecutiva de la canciller, en el poder desde 2005, tuvo un gusto amargo. Sus aliados de la Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera pretenden que Merkel dé un giro a la derecha.

"Hemos abandonado nuestra ala derecha y ahora tenemos que llenar ese vacío con posiciones decididas", dijo el líder de la CSU, Horst Seehofer.


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