Un alivio incompleto

El ente petrolero estimó a comienzos de año un costo por barril del crudo Brent de $ 1.701. Pero la caída del petróleo desde entonces y la cotización del dólar por debajo de lo calculado meses atrás han determinado que el costo actual por barril sea el equivalente a $ 1.506. La diferencia entre ambas cifras indica irrefutablemente la viabilidad de bajar no solo el gasoil sino también los demás combustibles. Incluso el Partido Nacional ha hecho público un estudio que asegura que, además del precio de referencia, ANCAP tiene margen con reducción adicional de sus costos operativos mediante medidas administrativas internas.

Pero todo sigue frustrado por la combinación del desastre financiero de ANCAP por mala gestión en los últimos años y de la decisión del gobierno de mejorar sus ingresos con aumento de los impuestos indirectos que pagan sin excepción todos los uruguayos en las tarifas. Fuentes consultadas por El Observador confirmaron que el Directorio de ANCAP ni interviene en el tema de las tarifas, que las marca el Ministerio de Economía para atender apremios fiscales. Una fuente aseguró que el Ministerio de Industria sugirió extender a las naftas la rebaja del gasoil, pero que la iniciativa fue frenada por Economía. Es comprensible que esta cartera priorice las urgencias fiscales y la necesidad de abatir el déficit del sector público, generado por las sucesivas administraciones frenteamplistas, especialmente la del expresidente José Mujica. Pero esos apremios se podrían atender recortando las erogaciones injustificadas en la Rendición de Cuentas actualmente en debate, cuya reducción atenuaría las necesidades fiscales.

Los precios de los combustibles integran la desmesura de toda la estructura tarifaria de los servicios públicos, tan notoria en ANCAP como en UTE. Nadie ha olvidado que en 2015 el presidente de UTE anunció que se podían bajar las tarifas de electricidad, pese a lo cual el gobierno se descolgó con aumentarlas. En abril de este año UTE volvió a avalar una rebaja temporal del 15%, opción ventajosa para los consumidores pero que volvió a ser frenada por el Ministerio de Economía. La situación no se encamina a disminuir la carga que agobia a la población en todos los sectores que dependen de las diferentes fuentes de energía para que la gente viva mejor y se subsane en parte la pérdida de competitividad de los sectores productivos. Al contrario, se aprueban apenas algunos respiros a cuentagotas, como se hizo con el sector lechero y se anuncia ahora con el gasoil.