Mundo > Venezuela

Un grito desesperado: los venezolanos se acostumbran a las a carencias más básicas

Más allá de la convulsión política, la crisis en Venezuela quebró el ánimo del pueblo
Tiempo de lectura: -'
24 de junio de 2017 a las 05:00
Por Fabiana Culshaw. Especial para El Observador

Más de setenta muertos y miles de heridos es el resultado de las protestas que se extienden en Venezuela casi todos los días desde el pasado 1º. de abril; y continúan. A esa cifra habría que sumar la gente que muere por falta de medicamentos o de atención médica, o por ataques de la delincuencia generados en algunas de sus principales ciudades.

El país se encuentra al borde de una guerra civil, o tal vez ya la comenzó. La pauperización generalizada se profundizó. Prácticamente nadie puede hacer suficientes compras de productos alimenticios por sus altos precios o el desabastecimiento, ni llegar a sus trabajos porque el transporte no funciona con regularidad, ni los estudiantes ir a los colegios todos los días porque las clases se suspenden.

Otra gran parte de la población, más entregada a la lucha política, está sumida en las protestas y dice no descansar hasta que el gobierno se vaya. "Esa parte de la población sí está esperanzada con un cambio, aunque ese entusiasmo a veces es pasajero y se mezcla con emociones negativas por el desgaste propio de un entorno en franco deterioro", declaró a El Observador Luis Maturén, CEO de la investigadora de opinión pública Datos Group y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) y de la Universidad Metropolitana (Unimet).

El chavismo en el poder se defiende con una fuerza militar mayoritariamente de su lado, pero existen grupos internos al acecho, por ahora casi silenciosos. Por lo pronto, el mayor general Alexis Ramírez López había renunciado a la secretaría del Consejo de Defensa de la Nación (Codena) recientemente, en rechazo a la Constituyente que promueve el gobierno, lo que puede significar la punta de un iceberg.

Desesperanza e impotencia

Tristeza por no visualizar un futuro mejor a corto plazo es lo que vislumbran muchos venezolanos en este momento, seguida por rabia contenida, lo que hace más de un año atrás no aparecía en forma tan marcada. También hay miedo y decepción por todo el proceso socio-económico-político que vive el país. Esas son las principales conclusiones de un estudio de Datos Group, que consistió en 2.100 encuestas realizadas en Venezuela en los pasados meses de abril y mayo.

Según el estudio, la población atraviesa una fase de "desesperanza aprendida", es decir que ya casi se acostumbró a una crisis persistente ante la que muchos ciudadanos aún no ven una resolución inmediata.

"La baja drástica del poder adquisitivo –producto de una inflación del 700%– es la mayor preocupación de la gente. El 92% de la población dijo que puede comprar menos de la mitad de los alimentos que necesita y el 54% afirmó que menos de la tercera parte", señaló Maturén.

De esta forma, surge que los venezolanos están más preocupados por la supervivencia personal y familiar que por la situación política del país.

"Es cierto que existe un gran foco en el escenario político, pero las necesidades básicas de alimentación y medicamentos se imponen. Hay personas que ya no hacen tres comidas al día, y grupos hurgan la basura de los restaurantes y de mercados diariamente; hay hambre", comentó.

Lo cierto es que los venezolanos se enfrentan a esta crisis con ansiedad y mucha frustración.

"Estos son mecanismos internos de defensa que surgen por estar sometidos de manera abrupta a un nuevo estilo de vida", afirmó Fátima Do Santos, psicóloga social, magister en políticas públicas y docente de la Universidad Central de Venezuela.

A su juicio, la población está desbordada. "Existe una expresión técnica que define muy bien el estado psicosocial: labilidad afectiva. Consiste en que la gente pasa rápidamente de un estado emocional a otro; por momentos es entusiasta, luego pesimista, y esos polos se alternan con agotamiento y temor por la inseguridad del porvenir", explicó.

"Muchas situaciones de guerra son así, y los sistemas comunistas suelen producir este tipo de procesos. Las largas filas para conseguir alimentos se vivieron en la extinta Unión Soviética y una hiper inflación descontrolada se sufrió en Alemania, luego de la Primera Guerra Mundial", agregó.

Identidad golpeada

Históricamente, la identidad de los venezolanos fue construyéndose en la mentalidad de la renta, básicamente por tratarse de un país petrolero asociado al mito de la abundancia. Es por ello que a la población le cuesta mucho internalizar sus limitaciones.

La identidad social del país no está construida sobre la mentalidad de la escasez, como ocurre en algunas sociedades europeas que vivieron guerras y les quedó la impronta del ahorro, u otros países latinoamericanos que arrastran condiciones paupérrimas desde siempre. Incluso, los sectores venezolanos más necesitados nunca aceptaron estilos de vida austeros.

De ahí que la escasez y conflictividad cotidiana actual tiene el valor simbólico de un fuerte golpe a la identidad colectiva de la población.

Esa situación, supuestamente transitoria, se está institucionalizando, además de enquistando en la economía y la sociedad, lo que genera nuevas dinámicas psicosociales, que incluyen medidas desesperadas como robos en supermercados, saqueos, caos y otras formas de violencia, en particular la justicia por mano propia: en los últimos días se dieron dos casos de linchamientos.

Desde el 1º de abril hasta el 10 de junio, la conflictividad política había arrojado 735 comercios saqueados por grupos vandálicos en doce estados del país, según el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice). Los comercios y autobuses se protegen tanto de la delincuencia común como de ciudadanos fuera de control.

Esas acciones delictivas –que también abarcan la destrucción u ocupación de la propiedad privada y la corrupción–, se fomentan en marcos de poder e instituciones públicas debilitadas, en un panorama de anomia social.

Esta última se potencia no sólo por ausencia de normas o valores, sino cuando estas entran en conflicto entre sí y prevalece una impunidad que las avala, en el límite de la anarquía.

"Sin embargo, la colaboración entre la gente también se potencia en las crisis. Es lo que todavía prima en Venezuela, no sólo para la búsqueda de suministros, sino en la asistencia a personas en problemas. Han surgido muchas iniciativas espontáneas, más o menos organizadas, para conseguir medicamentos y comida para ayudar a terceros. Y las escenas de agresividad no se han generalizado, al menos por ahora", observó Do Santos.

¿Dónde quedó Chávez?

Las encuestas de Datos muestran que la población no ve ningún líder en el poder. "La responsabilidad por los problemas económicos del país recae en el presidente Nicolás Maduro, de acuerdo con el 75% de la opinión pública. Esto muestra una diferencia con lo que ocurrió durante el período de Hugo Chávez, cuando la mayoría no lo culpaba de las dificultades, sino a los ministros o a la oposición", explicó Maturén.

"Entre los líderes chavistas que no forman parte del gobierno ya se escucha que Maduro enterró el legado de Chávez", agregó Do Santos. Sin embargo, solo la perspectiva de la historia mostrará o no su legado, ya que existe cierto consenso de que la ideología chavista penetró tanto en la sociedad venezolana que, más allá del desenlace, llegó para quedarse.

Proyecciones

El país se debate hoy entre una Venezuela moderna, constitucionalista y abierta al mundo, y una Venezuela aislada, con una población desgastada y bajo el riesgo de caer en "la supervivencia del más fuerte", casi tribal.

Los analistas avierten que de no aumentar el poder adquisitivo de la población y de no regularizarse pronto el abastecimiento de alimentos y medicamentos, los ciudadanos seguirán canalizando expresiones de insatisfacción en movimientos sociales que pueden tornarse explosivos.

"Un desenlace habrá, pero es difícil proyectar cuándo y cómo va a ser. El gobierno intentará postergar su fin lo más posible porque está muy comprometido. Es probable que haya negociaciones de las que no se sabe aún", concluyó Maturén.

Otras encuestas

80% de la población prefiere elecciones generales, por sobre la Asamblea Nacional Constituyente promovida por el gobierno venezolano.

Un tercio de los oficialistas estaría alineado con el presidente Nicolás Maduro.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...