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Un millón de refugiados llegaron a Europa por mar y tierra en 2015
ONU advirtió por la cantidad de necesitados y pidió solidaridad para con ellos
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23 de diciembre de 2015 a las 05:00
Las cifras son frías pero adquieren su calor con un ejercicio de imaginación. Basta con pensar que detrás de cada unidad, de cada figura más o menos estilizada, hay una persona. Una vida, una historia. Un conjunto de experiencias, alegrías y frustraciones. Y en este caso, un millón de aventuras, de viajes con final incierto, de apuestas de todo o nada. De riesgos de naufragios, robos y enfermedades. Penuria, hambre, violencia. De abandono en manos de Dios, en Alá o en el azar.
Un millón son los refugiados que en este 2015 llegaron a Europa. En su mayoría (972.000 según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Acnur), lo hicieron por mar a través del Mediterráneo. El resto, cerca de 34.000, por tierra a través de Bulgaria, Grecia y Turquía.
La crisis comenzó en 2014, cuando ya alarmó que 219.000 personas hubieran cruzado el mar en busca de una vida menor. En 2015 adquirió un relieve sin precedentes y representa el mayor flujo migratorio desde la Segunda Guerra Mundial en Europa, según explicó ayer la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en un comunicado.
Entre los que atravesaron el Mediterráneo en 2015, una de cada dos personas -medio millón- eran sirios que huían de la guerra en su país", aseguraron Acnur y la OIM.
El conflicto en esa nación se desató en 2011 y al principio la gente huía hacia otras ciudades dentro de la misma Siria. Con el avance de la violencia, se escaparon a campos de refugiados en países vecinos (Líbano, Turquía, Irak, Jordania). Pero estos colapsaron y los necesitados tuvieron que irse más lejos, hasta las costas del Mediterráneo en Libia o Túnez, principales puertos hacia el Viejo Continente.
Hasta aquí el camino ya tenía sus ingredientes peligrosos: dejar las pocas pertenencias o a la familia atrás, ser arrestado apenas se cruza la frontera o pagar unos US$ 2.000 para ser liberado y tener lugar en el bote que hace el cruce.
Pero el peor momento es el que sigue. Se trata de una travesía en embarcaciones precarias y atestadas de gente (porque más pasajeros significa más dinero para los traficantes) que muchas veces acaba en naufragio. La organización internacional Médicos Sin Fronteras, que colabora en la zona con la operación europea de rescate, llevaba socorridas a 19.643 personas hasta noviembre.
"Lo que la mayoría de los rescatados tiene en común es que son gente que siente que no tienen alternativa. Prefirieron arriesgar sus vidas antes que quedarse en la situación en la que estaban", contaba en mayo a El Observador Will Turner, coordinador de emergencias de MSF, a bordo de uno de los buques de socorro.
El principal destino de los barcos que trasladan refugiados fue Grecia, a cuyos puertos llegaron 810.000 personas en 2015. En esta etapa también hay drama, pues los que llegan padecen las consecuencias de la superpoblación: no tienen comida, duermen a la intemperie y no tienen abrigo mientras esperan que sea su turno de registrarse.
Después el viaje sigue, con hasta un mes de caminata hacia el país de destino. Y con una nueva exposición a salteadores, violencia, hambre o frío. Todo esto, para recién entonces intentar asentarse en un lugar, esperar ser admitido y legalizado.
"Mientras los sentimientos antiextranjeros aumentan en algunos lugares, es importante reconocer las contribuciones positivas de los refugiados y migrantes en las sociedades en las que viven", dijo en este sentido el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Antonio Guterres. El responsable instó a defender los "valores europeos fundamentales" como los derechos humanos, la tolerancia y la diversidad.
"Sabemos que las migraciones son inevitables, necesarias y deseables", afirmó, por su parte, el director general de la OIM, William Lacy Swing.
En 2014 se registraron 59,5 millones y los datos disponibles, que son de mediados de 2015, ya auguran una superación con creces.
Los sirios y ucranianos fueron los que dieron más cuerpo a la cifra de 839.000 nuevos refugiados hasta medidados de 2015. También hubo exiliados debido a la violencia en Afganistán, Somalia y Sudán del Sur, así como a raíz de los enfrentamientos en Burundi, República Centroafricana, República Democrática del Congo e Irak.
Los retornos voluntarios -una medida de la cantidad de refugiados que pueden volver a casa con seguridad- están en sus niveles más bajos en más de tres décadas. Sólo 84.000 personas regresaron a casa a mediados del 2015, frente a 107.000 en el mismo punto del año previo, dijo Acnur.
Muchos refugiados vivirán en el exilio en los próximos años, advirtió la agencia. "Si usted se convierte en un refugiado hoy, sus posibilidades de volver a casa son más bajas que en cualquier momento en más de 30 años", expresó su alto comisionado.
Un millón son los refugiados que en este 2015 llegaron a Europa. En su mayoría (972.000 según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Acnur), lo hicieron por mar a través del Mediterráneo. El resto, cerca de 34.000, por tierra a través de Bulgaria, Grecia y Turquía.
La crisis comenzó en 2014, cuando ya alarmó que 219.000 personas hubieran cruzado el mar en busca de una vida menor. En 2015 adquirió un relieve sin precedentes y representa el mayor flujo migratorio desde la Segunda Guerra Mundial en Europa, según explicó ayer la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en un comunicado.
Entre los que atravesaron el Mediterráneo en 2015, una de cada dos personas -medio millón- eran sirios que huían de la guerra en su país", aseguraron Acnur y la OIM.
El conflicto en esa nación se desató en 2011 y al principio la gente huía hacia otras ciudades dentro de la misma Siria. Con el avance de la violencia, se escaparon a campos de refugiados en países vecinos (Líbano, Turquía, Irak, Jordania). Pero estos colapsaron y los necesitados tuvieron que irse más lejos, hasta las costas del Mediterráneo en Libia o Túnez, principales puertos hacia el Viejo Continente.
Hasta aquí el camino ya tenía sus ingredientes peligrosos: dejar las pocas pertenencias o a la familia atrás, ser arrestado apenas se cruza la frontera o pagar unos US$ 2.000 para ser liberado y tener lugar en el bote que hace el cruce.
Pero el peor momento es el que sigue. Se trata de una travesía en embarcaciones precarias y atestadas de gente (porque más pasajeros significa más dinero para los traficantes) que muchas veces acaba en naufragio. La organización internacional Médicos Sin Fronteras, que colabora en la zona con la operación europea de rescate, llevaba socorridas a 19.643 personas hasta noviembre.
"Lo que la mayoría de los rescatados tiene en común es que son gente que siente que no tienen alternativa. Prefirieron arriesgar sus vidas antes que quedarse en la situación en la que estaban", contaba en mayo a El Observador Will Turner, coordinador de emergencias de MSF, a bordo de uno de los buques de socorro.
El principal destino de los barcos que trasladan refugiados fue Grecia, a cuyos puertos llegaron 810.000 personas en 2015. En esta etapa también hay drama, pues los que llegan padecen las consecuencias de la superpoblación: no tienen comida, duermen a la intemperie y no tienen abrigo mientras esperan que sea su turno de registrarse.
Después el viaje sigue, con hasta un mes de caminata hacia el país de destino. Y con una nueva exposición a salteadores, violencia, hambre o frío. Todo esto, para recién entonces intentar asentarse en un lugar, esperar ser admitido y legalizado.
"Mientras los sentimientos antiextranjeros aumentan en algunos lugares, es importante reconocer las contribuciones positivas de los refugiados y migrantes en las sociedades en las que viven", dijo en este sentido el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Antonio Guterres. El responsable instó a defender los "valores europeos fundamentales" como los derechos humanos, la tolerancia y la diversidad.
"Sabemos que las migraciones son inevitables, necesarias y deseables", afirmó, por su parte, el director general de la OIM, William Lacy Swing.
Una cifra que se suma a otra
En una concatenación, el millón de personas que llegaron a Europa contribuyó a engrosar otra cifra en este 2015, la de la cantidad de refugiados y desplazados que hay en el mundo. Todavía no se anunció el número definitivo, pero Acnur ya adelantó que superará el récord de 60 millones.En 2014 se registraron 59,5 millones y los datos disponibles, que son de mediados de 2015, ya auguran una superación con creces.
Los sirios y ucranianos fueron los que dieron más cuerpo a la cifra de 839.000 nuevos refugiados hasta medidados de 2015. También hubo exiliados debido a la violencia en Afganistán, Somalia y Sudán del Sur, así como a raíz de los enfrentamientos en Burundi, República Centroafricana, República Democrática del Congo e Irak.
Los retornos voluntarios -una medida de la cantidad de refugiados que pueden volver a casa con seguridad- están en sus niveles más bajos en más de tres décadas. Sólo 84.000 personas regresaron a casa a mediados del 2015, frente a 107.000 en el mismo punto del año previo, dijo Acnur.
Muchos refugiados vivirán en el exilio en los próximos años, advirtió la agencia. "Si usted se convierte en un refugiado hoy, sus posibilidades de volver a casa son más bajas que en cualquier momento en más de 30 años", expresó su alto comisionado.
