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Un productor ganadero en tiempos de sequía

Con años de experiencia y un poco de ayuda del MGAP, Delqui Rojas se las ingenia para que su ganado sobreviva a la sequía
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02 de agosto de 2015 a las 05:00
Hace casi tres décadas que Delqui Rojas compró 75 hectáreas en Puntas de Ortiz, en el sur del departamento de Lavalleja. Toda su vida trabajó en el campo ("como empleado y un poco como patrón") y la experiencia le enseñó que tener un buen sistema de agua es fundamental. "Fue muy costoso en su momento, pero me quedo loco de feliz con la instalación que se hizo cada vez que viene una sequía", afirma.

Un molino llena los bebederos para el ganado con agua que emana constantemente a un pozo excavado. Una vez que los bebederos están llenos, el resto del agua transita 1.400 metros hasta un tanque australiano. Cuando no hay viento, y el molino no funciona, por las mismas cañerías los bebederos se llenan con la reserva del tanque.

En el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca quedaron impresionados con el manejo del agua de Rojas. Han organizado varias jornadas con él para difundir la importancia de este recurso en épocas de dificultades climáticas. "La transferencia de conocimiento y tecnología entre productores se arraiga más fácil que de un técnico a un productor", explica el ingeniero agrónomo Ismael Paradeda, del equipo de desarrollo rural de Lavalleja.

"En una sequía larga no hay dónde hacer plata, todo se convierte en gasto" - Delqui Rojas, productor agropecuario

Hay datos de largas sequías en Uruguay que se remontan al 1700. Se trata de un fenómeno que ocurrió siempre y que seguirá sucediendo, seguramente con mayor frecuencia debido al cambio climático. Paradeda afirma que hay que quitarle drama a la cuestión, pero también recordarle a los productores que tienen que estar preparados. "Luego de cinco veranos lluviosos, la gente se olvidó de la sequía del 2008", afirma.

"Hay que estar atento, porque donde uno se descuida, paga las consecuencias", opina Rojas que, aunque el problema del agua lo tiene sorteado, se vio afectado por la falta de pasto para alimentar a sus 96 reses.

Sequía
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Delqui Rojas es uno de los 369 productores familiares registrados en Lavalleja a quienes el MGAP les proporciona ración subsidiada y a pagar en dos años, como parte del operativo por la emergencia agropecuaria. "Es una gran mano, porque en una sequía larga no hay de dónde hacer plata, todo se convierte en gasto", comenta el productor.

El ministerio provee a los productores de dos tipos de ración, que cada uno pide a demanda llenando un formulario. Una para vacas: cascarilla de soja, que viene a granel desde Argentina y Paraguay. Y otra para novillos y vaquillonas: balanceada, con 18% de proteína, que llega embolsada y es de producción nacional. Los camiones descargan en las organizaciones de productores de cada departamento –son ocho en el caso de Lavalleja– y ellos se encargan de repartirlos. Rojas va a buscarlo a Villa Rosario, un paraje a pocos kilómetros de su casa.

A lo largo del campo se ven enormes grietas en el suelo arcilloso, que se abren por la falta de agua. Algunas superan el metro de profundidad. "La semana pasada metí la pierna en una y no podía salir", comenta Rojas mientras alimenta a un grupo de vaquillonas. "Es impresionante, nunca había visto algo así". Una sequía en invierno es algo que nadie imaginaba. Según Paradeda, los campos más fértiles y planos, que son los que se encuentran en la zona sur del departamento, han sido los más afectados: al déficit hídrico se le suman las heladas.

Sequía
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Además de la comida y el agua, Rojas cree que la sombra y el abrigo son fundamentales para mantener al ganado en buenas condiciones. "En todo momento, pero más aún cuando hay sequía", explica. Los pequeños montes de eucaliptus dispersos entre los doce potreros de su predio cumplen esas funciones. También decidió plantar pasturas perennes como la festuca y el trébol blanco. "Aguantan todo el año, llega una sequía y la soportan. Apenas caiga una lluvia, se vienen de vuelta". Rojas quedó viudo hace 16 años y, con sus dos hijas trabajando en Minas, pasa la mayor parte del tiempo en compañía de sus tres perros. Para él, las suyas son "tareas divinas". De vez en cuando, juntarse con otros productores y trabajar en equipo también es importante. Cada uno se las ingenia de modo distinto y, aunque no hay una receta que sirva a todos los tipos de predio, intercambiar conocimiento nunca está de más.

El pronóstico indica que agosto será lluvioso. El objetivo de Rojas es lograr que su ganado soporte el invierno con la ración del programa del MGAP. Si la primavera es buena comprará más ganado, y tiene todas las de ganar. Él no esperaba la sequía, pero lo encontró preparado. Con los años, de a poquito, fue incorporando tecnología y costumbres que lo ayudan a soportar las crisis climáticas. "No estamos bien pero, por ahora, tampoco nos estamos muriendo".

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