Así fue que el jueves 23 de febrero pasado, se produjo una reunión de trabajo entre las autoridades del MGAP y exportadores, acopiadores y terminales graneleras. En total, unos 60 empresarios que son actores de la cadena sojera.
Por lógica, el tema de la reunión fue informar acerca de la iniciativa oficial. Mirando un poco hacia atrás, este puntapié inicial se parece mucho a la puesta en marcha de los planes de uso y manejo de los suelos. O, al menos, su mecánica.
La inquietud se hizo evidente tras la firma en octubre pasado en Beijing de un nuevo protocolo entre Uruguay y China, que es el principal destino de la soja uruguaya –compró 84% del total en la zafra pasada– y puso algunas exigencias sanitarias para el grano que adquiere.
Resaltar la importancia de la producción sojera para el país, siendo el principal cultivo de la agricultura uruguaya, sería de Perogrullo. Además, China es el principal comprador mundial de la oleaginosa.
Y lo seguirá siendo porque la utiliza para la alimentación animal en la producción creciente de carne de cerdo y aviar. La demanda crece con el desarrollo de la economía china, la segunda a nivel mundial detrás de EEUU, incorporando cada año a millones de habitantes a una mejora en el consumo de alimentos.
Como explicó Montes, la idea es "promover y fortalecer las buenas prácticas agrícolas, y debilitar y sancionar las malas prácticas". El jerarca del MGAP remarcó que el control de la soja en la poscosecha "es clave para la calidad final del grano" y, por lo tanto, "habrá que reforzar los parámetros de calidad e inocuidad del grano".
Desde la zafra de soja 2017, que comenzará a cosecharse en breve, habrá un marco normativo que tipificará cómo proceder, una campaña de divulgación de prácticas en las plantas de acopio, con énfasis en el recibo del grano, además de visitas de los técnicos.
Habrá que reforzar los parámetros de calidad e inocuidad del grano de soja para China
La nueva normativa incluirá la autorización para la intervención de camiones cargados con la soja hacia puertos para detectar los granos coloreados y proceder a su destrucción. En forma simultánea, la DGSA tiene previstos algunos puntos en el país para tomar muestras de cultivos para enviar a los laboratorios cada 15 días".
Al mismo tiempo, Servicios Agrícolas comenzará a trabajar "en la habilitación de laboratorios privados, con la lógica de la certificación de procesos, desde la chacra al centro de acopio y luego el barco", los que se sumarán al laboratorio de referencia que el MGAP posee en Dolores, el corazón agrícola del país.
Y habrá más acciones, como el registro de empresas y la exigencia de la capacitación de técnicos que trabajen en ellas.
El desafío es grande, pero se justifica si estamos convencidos que Uruguay es un país productor de alimentos de calidad, certificados e inocuos. Siendo un país pequeño, el camino de la diferenciación es una opción inteligente, aunque cueste un mayor esfuerzo. El problema aquí también es China, que está mirando con lupa que Uruguay cumpla con las exigencias.Inicio de sesión
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