Nacional > ANÁLISIS - GONZALO FERREIRA

Un sistema electoral que no es tan democrático como parece

Las elecciones del BPS evidenciaron que es probable que le vaya mejor al que tiene más dinero y que sin plata es muy difícil competir
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15 de marzo de 2016 a las 05:00

Al uruguayo en general le cuestan los cambios. A los políticos mucho más. En las elecciones internas de junio de 2014 se realizó un plan piloto para llenar de forma electrónica las planillas en algunos circuitos. El proceso falló por errores humanos en el proceso de introducción de los datos al sistema, según informó el Plan Ceibal en un comunicado posterior. Eso ya sirvió de excusa para que todos los políticos se sacaran de la cabeza la idea de transitar camino al voto electrónico.

Como dijo el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, el domingo no hubo "irregularidades" en las elecciones del Banco de Previsión Social (BPS). También es cierto que la Corte Electoral cumplió al pie de la letra lo que marca la ley, como declaró el presidente de ese organismo, José Arocena. Pero la pregunta a hacerse es: ¿el sistema electoral uruguayo es todo lo justo que creemos?

En las encuestas sobre seguridad en los resultados y confiabilidad en el sistema, Uruguay aparece en los primeros lugares de América Latina. ¿Pero está bien que los partidos o candidatos que tienen más estructura y más recursos sean los que tienen más chances? ¿O que reciban más dinero del Estado los más grandes? ¿O que tengan más minutos gratis en televisión los ganadores de la elección anterior?

Eso es lo que sucede en Uruguay. Los grandes siempre tendrán más chances que los pequeños.

Lo ocurrido el domingo en las elecciones del BPS abre la puerta para analizar todo el funcionamiento electoral uruguayo. Y no solo lo que compete a elecciones "parciales" como las del BPS, la ANEP o la Universidad de la República. Porque el marco legal es el mismo. Son muy grandes las diferencias entre partidos con estructura de los que no tienen recursos.

En las elecciones del BPS de este domingo fue más evidente que nunca. Lo sucedido fue como una caricatura que agrandó los defectos, dado que había candidatos con estructura nula, porque el financiamiento estatal a los competidores es nulo y porque las elecciones importaban muy poco.

Pero si ponemos bajo la misma lupa a las elecciones nacionales, también los partidos más pequeños son los más perjudicados.

El papel

El primer motivo por el cual se ven beneficiados quienes tienen más recursos es el papel. La ley electoral obliga a los partidos o los candidatos a imprimir todas las listas. Los expertos en todas las estratagemas electorales aconsejan además imprimir al menos el doble de los votos que se esperan obtener. En primer lugar porque muchas se usan como propaganda.

Pero también hay que considerar el factor del vandalismo. Por más lamentable que suene, es moneda corriente que entre rivales se rompan las listas para evitar el voto al contrario.

La estructura

Pero no alcanza con lograr imprimir una cantidad de listas superior a las que se necesitan para meter adentro de los sobres, sino que el esfuerzo que se requiere es mayor. También hay que lograr llegar con ellas a los circuitos y tener gente disponible para reponer cada pocas horas. La Corte Electoral asegura que al abrir las mesas habrá 30 hojas de votación de cada lista. Pero como dijo Arocena ayer lunes en el programa En perspectiva, eso alcanza para un ratito. "Las agrupaciones saben que con 30 hojas alcanza para media hora. Por lo tanto saben desde el momento que presentaron la candidatura que están obligadas a abastecer los lugares de votación con más hojas", dijo.

Para cubrir con esa "exigencia" se utiliza en general a la militancia. Pero no todo es gratis en la vida. Hay que asegurar transporte y alimentación para el largo día.

Para un pequeño partido no es suficiente con lograr, por ejemplo, acumular una militancia en la capital para cubrir todos los circuitos. Si no tiene gente en cada departamento, es probable que ese partido no pueda presentar listas en todo el país. Su mensaje puede llegar y tal vez motive a gente a votarlo, pero si no logra darle la hoja de votación a ese potencial votante, será imposible que lo apoye.

El mensaje

Por si fuera poco, también es dispar la forma en que los políticos acceden a los minutos gratuitos de televisión para la publicidad electoral. La ley de medios, que si bien no está reglamentada sí está vigente, establece en su artículo 143 que el 80% de la publicidad electoral gratuita se reparte en función de los votos de la elección anterior y 20% restante en forma igualitaria entre todas las agrupaciones políticas.

Es decir, tienen más chances de llegar a la ciudadanía los más grandes, que a su vez son los que tienen más dinero.

El Partido Independiente, que es un gran perjudicado por esta lógica, presentó un recurso de inconstitucionalidad sobre ese artículo por dos motivos: uno de forma y otro de fondo. En primer lugar porque la ley fue aprobada sin la mayoría especial requerida constitucionalmente para normas que modifiquen reglas electorales. Respecto al fondo del asunto afirma que el sistema de reparto no respeta los principios de igualdad y proporcionalidad, cosa que afecta "las bases del sufragio y el sistema democrático".

La Suprema Corte de Justicia aún no se expidió sobre ese punto. El fiscal de Corte entiende que no hay ninguna inconstitucionalidad en ese aspecto.

El dinero

El Estado financia a los partidos políticos para las campañas electorales. El dinero lo reciben una vez pasada la elección y se otorga a cada partido en función de la cantidad de votos obtenidos. El criterio es similar al de los minutos gratis de TV: si les fue bien reciben más dinero. Si tienen pocos votos y preveían un mejor resultado, quedarán endeudados a futuro, lo que obviamente perjudica las chances electorales para más adelante. Un círculo vicioso.

Las posibilidades de mejora

Por esa vía, las diferencias económicas entre los postulantes se eliminarían. Tendrían las mismas chances de estar en el menú electoral un partido muy grande que uno muy chiquito, porque en un sistema de hoja de votación electrónica todos estarían presentes.

Pero si la sociedad uruguaya decide que no está preparada para el voto electrónico y aún le genera inseguridades en materias de seguridad, incluso con el papel hay otras posibilidades más inclusivas y que generan menos diferencias entre partidos ricos y pobres: la boleta única.

Se trata de un papel, en el que están incluidos todos los candidatos. En ese caso la Corte Electoral sería la responsable de poner las hojas en todos los circuitos y el ciudadano lo que único que tiene que hacer es tomar una lapicera y marcar por su lista favorita.

"El camino de la boleta única es el que están siguiendo casi todos los países de América Latina", dijo Arocena en el programa En Perspectiva.

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